Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke

Relatos sociológicos y sociedad - Claudio Ramos Zincke


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año del gobierno de la Unidad Popular, el discurso sobre el poder popular ya se había diseminado y su uso se intensificó. Esto tuvo efectos no anticipados de movilizar a los adversarios. “Aunque lo que se quería crear no podía crearse, fue combatido como si existiera”, sostiene Moulian (1975 [1973]: 34). El discurso agitador del polo insurreccional, junto con su escenografía de marchas y tomas, creó un fantasma amenazador que lograba un efecto atemorizador mayor que el del propio discurso de la derecha con sus imágenes sobre el peligro comunista. A los autores de este discurso se les escapaban los efectos de su narrativa.

      Con esa dualidad estratégica que se fue acentuando y sin capacidad de ninguna de las dos líneas para imponerse se produjo un empate paralizante, con políticas erráticas y un gobierno aislado (36). Tal falla en la dirección del proceso revelaría, según Moulian, una crisis teórica de la izquierda chilena en 1970. La línea de radicalización vive el proceso como socialista; con un discurso sin suficientes enlaces en la realidad social, genera demandas y expectativas para las cuales no está en condiciones de responder, y antagoniza no solo a la burguesía sino también a los sectores medios. Concibe la legalidad burguesa como mero instrumento y no reconoce los logros de democratización obtenidos a lo largo de medio siglo. La línea de institucionalización, por su lado, no logra una interpretación con suficiente coherencia y fuerza para enfrentarse al discurso de la radicalización.

      Parte significativa del fracaso de la Unidad Popular, que es derivado de lo anterior, es que las medidas más radicales del programa requerían, para su viabilidad, de la alianza con los sectores medios. Sin embargo, no hubo inicialmente una estrategia para atraerlos. Más bien hubo un distanciamiento discursivo; el discurso de la izquierda era reticente a lo que pareciera “reformismo” y a los acercamientos a las clases medias (Moulian, 1975 [1973]: 67, 69). En 1972 ya era tarde, habían sido movilizados por la derecha en su favor.

      Esta será, finalmente, la que Moulian plantea como su hipótesis o argumento central: “la única alternativa viable para la Unidad Popular era la aplicación de un programa democrático-nacional sobre la base de una alianza efectiva con los sectores medios” (Moulian, 1975 [1973]: 109). Esto habría sido posible al inicio del período, pero no había claridad al respecto, no existía un discurso que lo fundamentara, no se contaba con el sustento teórico.

      Lo que no logró la Unidad Popular lo consiguió la “burguesía monopólica”, que generó un movimiento social amplio, movilizando a las capas medias. La Democracia Cristiana quedó ante la disyuntiva de apoyar a esas capas medias movilizadas en conexión con la burguesía y en un cierto apoyo del orden institucional o establecer una alianza con la izquierda, que competía por sus bases sociales de apoyo y con una relación ambivalente con la institucionalidad.

      En este texto aparecen formuladas buena parte de las líneas analíticas de Moulian. Obras posteriores profundizan en cada uno de los planteamientos en él contenidos: las fallas de dirección de la Unidad Popular (en Garretón y Moulian, 1977, 1978, 1983), la debilidad hegemónica de la derecha (Moulian y Bravo, 1981), las debilidades en el discurso de la izquierda (Moulian, 1983c), la estrategia de los partidos de centro y de la izquierda desde los años 1920 (Moulian, 1982a, 1982b, 1982c), etc.

      El texto “Teoría de la crisis política y situaciones de crisis: Prolegómenos de una investigación” (Moulian, 1975b) estaba destinado a reflexionar sobre el instrumental teórico que empleaba. Es una discusión al interior de la teoría marxista. Su foco directo es cómo estudiar las crisis políticas y está ciertamente pensando en las crisis de la Unidad Popular. Toma como base el análisis de Marx en su obra “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte”. En esta obra de Marx encuentra el predominio de la noción de interés, estrechamente ligada a las posiciones estructurales de clase. Frente a ello, Moulian agrega el rol mediador crucial de la esfera ideológica. En ello emerge la perspectiva gramsciana. “El vínculo entre las relaciones de producción y lo político está fuertemente mediatizado por las ideologías”. Las estructuras de reproducción social involucran la articulación entre (1) una dimensión político estatal que reposa en un orden legal o en la obtención de consensos instrumentales logrados por la vía de la negociación y agregación de intereses y (2) concepciones éticas o religiosas que engendran valores (libertad, soberanía popular, justicia, igualdad, etc.), alimentadas por “una cosmovisión o una doctrina que le confieren trascendencia a la estructuración histórico-concreta de la sociedad” (Moulian, 1975b: 28). La mantención o cambio de un orden social no se sostiene solo en el control legal y acuerdos instrumentales, siempre sujetos a contingencias que dificultan su cumplimiento, sino también en el logro de acuerdos ideológico culturales. Junto con el poder político institucional está en juego la hegemonía, en el sentido gramsciano. Lo que ocurre en el período 1970-1973 es una crisis de hegemonía (Moulian, 1975b: 33). Se llega al triunfo de la Unidad Popular por una crisis de la hegemonía de la burguesía. El proyecto de la UP fracasa ante la incapacidad de establecer una hegemonía alternativa; más aún, ante la incapacidad teórica de plantearse con claridad tal objetivo de lograr una hegemonía ideológico-cultural.

      El trabajo analítico para entender el proceso político y las crisis requiere por tanto no solo indagar en los diversos intereses de clase, diagnosticando las situaciones económico-sociales, sino también indagar en las concepciones ético-filosóficas. Eso, por ejemplo, le permite a Moulian ver los méritos de Frei Montalva como actor político en cuanto logra vincular un análisis doctrinario con el análisis de los factores a abordar para el desarrollo, introduciendo para esto en el discurso político temas centrales del ensayismo y de las ciencias sociales de la década de 1950 (Moulian, 1975b: 44). En contrapunto, muestra a la derecha como incapaz hasta el período de la UP para constituir un proyecto societal, apareciendo en cambio como mera defensora de intereses particulares.

      Es, por tanto, necesario el estudio de esta constitución ideológica, de este mundo cultural de las clases (su “historia ideológica”), “sin cuyo conocimiento quedan inexplicadas u opacas sus actividades, intereses y proyectos” (Moulian, 1975b: 62).

      Con esos trabajos Moulian establece algunos de sus planteamientos teóricos y fácticos (socio históricos) fundamentales, que luego serán elementos estructuradores de la narrativa sociológica que desarrollará en conjunto con Manuel Antonio Garretón a lo largo de varias obras dedicadas al estudio del período de la Unidad Popular.

      En 1974, Manuel Antonio Garretón había gestionado fondos para estudiar el período de la Unidad Popular con el Social Science Research Council, proyecto que se realizó entre 1975 y 1977, contando también con fondos de la Fundación Ford. En el proyecto general, “Ideología y procesos sociales en la sociedad chilena 1970-1973”, participaron, junto con Garretón y Moulian, Leopoldo Benavides, Cristián Cox, Eugenia Hola, Eduardo Morales y Diego Portales. El proyecto comienza instalado primero informalmente en la Flacso, pero luego se formaliza siendo contratado Garretón, en 1975, en la planta de este organismo. Este grupo produjo una detallada Cronología, en siete volúmenes, y una bibliografía completa sobre el período, además de documentos de análisis. Es un gran trabajo de recopilación y ordenamiento de material, de suma utilidad para análisis posteriores. La principal síntesis interpretativa está en los textos escritos en conjunto por Garretón y Moulian. Sacan inicialmente “Análisis coyuntural y proceso político”, que presentan al Primer Taller de Coyuntura de Clacso, en Lima, Perú, en enero de 1977, el cual después será publicado en Costa Rica, en 1978. Poco después publican como documento de trabajo “Procesos y bloques políticos en la crisis chilena, 1970-1973”, en abril de 1977. Este texto posteriormente será editado en la Revista Mexicana de Sociología, en 1979. Estos dos textos, con sus ideas ya socializadas en las redes más cercanas, aparecerán más tarde, en 1983, en la forma de libro, La Unidad Popular y el conflicto político en Chile, destinado a alcanzar un público más amplio.

      El primero, “Análisis coyuntural…” (Moulian y Garretón, 1978), contiene un análisis muy detallado de lo ocurrido en el terreno político. Reconstituyen acciones, tácticas, negociaciones, discursos de los principales actores políticos: partidos, gobierno, El Mercurio, FF.AA., etc. e identifican períodos en tal dinámica política marcados por ciertos hechos que generan inflexiones. Es un texto con un gran nivel de detalle historiográfico que, por momentos, puede hacerse cansador.

      En su análisis,


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