Virus-Cop: Muerte en el Nidda. Robert Maier
eso es. Nuestro proyecto será útil para la sociedad.”
“Hace décadas que doy dinero para Amnistía Internacional. Mi cuota de obras sociales está completa.”
“Podrías colaborar con una buena causa, no con dinero, sino con tu compromiso personal.”
“No tengo tiempo para eso. Ya sabes que yo no estoy jubilado como tú” Gottfried, con una sonrisa burlona, brindó con Olaf y otra vez le volvió a temblar la mano.” Cuéntame lo de tu proyecto. Pero ya te digo que yo no voy a ayudar a ninguna ancianita a cruzar la calle.”
“No va para nada de ancianitas. Tú ya sabes que mi trabajo estaba relacionado con la seguridad en tecnologías de la información.”
Gottfried movió la cabeza afirmativamente. Olaf estaba considerado un experto en el sector, incluso un líder.
“He hecho un programa.”
“¡Pues entonces debe ser un proyecto de tecnologías de la información!”
“La cuestión no es el programa, sino lo que nosotros podemos hacer con él.”
“Un banco de datos de ancianitas a las que se tiene que ayudar a cruzar la calle” bromeó Gottfried.
“He creado un virus.”
En la cara demacrada de Gottfried se alzó una ceja. “Un virus, eso no suena nada a acto caritativo.”
Olaf bajó la voz: “he creado un virus y lo he metido en el Smartphone de Tobías.” Gottfried parecía estar perplejo, como Olaf pocas veces le había visto.
“¿Y ahora qué piensas hacer?” preguntó finalmente
“Ya sabes quién es el jefe de Tobías, ¿no?
“Trabaja en la policía, ¿no?”
“Exacto. En el departamento de investigación de la policía.”
“¿De verdad que le has puesto un virus en el teléfono del trabajo?”
Olaf asintió. Se inclinó hacia él y en voz baja le dijo: “tengo acceso al móvil de trabajo de Tobías y puedo ver en qué trabaja.”
De nuevo volvió a alzarse una ceja en la cara de Gottfried. “Esto te puede meter en un gran lío.”
1 Nombre que hacer referencia a hombre deshonesto, estafador.
2 Sidra con agua mineral.
3
Olaf sacó la yema del huevo con la cuchara. Después dejó la cáscara del huevo que se acababa de comer en la huevera con la apertura hacia adelante. Tras un par de toques consiguió que pareciera un apetecible huevo para el desayuno y lo puso al lado del plato de Tobías.
Había pasado mucho tiempo, desde la época en la que sus hijos caían con este truco. Durante unos cuantos años era el deporte del fin de semana: colocar la cáscara del huevo vacía al lado del plato del otro. Hasta Olaf había tenido entre sus manos, en varias ocasiones y para disfrute de sus hijos, una cáscara vacía de huevo. En algún momento dejaron de hacer esa travesura o simplemente los hijos se hicieron demasiado mayores para ese tipo de broma.
Ya va siendo hora de volver a probarlo con Tobías. Después del bachillerato, la interrupción de sus estudios universitarios y la formación para ser policía, no contaría con que su padre le pusiera una cáscara de huevo vacía.
“Buenos días papá”
Tobías se sentó cómodamente en la mesa de la cocina y se sirvió café. Empezó a abrir un panecillo. ¿Cogería ahora el “presunto” huevo?
“Voy a empezar con la mermelada.”
Olaf le pasó el tarro. El huevo tendría que esperar.
“¿Qué tal te va en el trabajo?” Olaf le hacía la misma pregunta todos los sábados, el día en que tenían por costumbre desayunar juntos. Por cierto, nunca le daba una respuesta clara.
“Tenemos un caso nuevo.”
Eso ya lo sabía Olaf. “¿Me imagino que será un caso de asesinato?” “Claro que es un caso de asesinato” Tobías parecía molesto “En la brigada de homicidios es lo que se investiga la mayoría de las veces.”
“¿Y a quién han asesinado?”
“Papá, sabes de sobra que no puedo revelar detalles de los casos.”
Siempre con secretitos. “Por lo menos me podrás decir lo que de todas maneras va a parecer en el periódico.”
“Por ejemplo” Tobías pegó un bocado a su panecillo “que se ha encontrado a un estudiante universitario muerto en el Nidda” dijo con la boca llena.
Que el asesinato había sido en el Nidda no lo sabía Olaf. “¿Asesinado?”
“Seguro que le han asesinado; si no, no habría caído este caso sobre mi mesa “
También ha caído en tu Smartphone. “Y ahora buscáis al autor.”
Tobías le miró flipado, parecía como si su padre hubiera envejecido de golpe y se le hubiera ido la cabeza.
“Sí” – se apresuró a decir Olaf “ya sé que sois el departamento de homicidios y ésa es la función del departamento, buscar asesinos.”
Se puso un café “¿y qué tienes que hacer tú en la investigación?”
“Lo usual en estos casos.” Típica frase hecha. “En cualquier caso, hoy tengo que trabajar en ello.”
Como si fueran las palabras mágicas, el teléfono de Tobías empezó a sonar con la melodía que tenía para las llamadas del trabajo.
“Sí”
Olaf oía la mayoría de las veces únicamente “sí” cada vez que su hijo hablaba con el jefe.
“De acuerdo. Eso haré”
Eso decía siempre que su jefe le permitía colgar el teléfono.
Acto seguido se puso a marcar un número. Olaf aparentemente estaba untando queso en el pan tan tranquilo, aunque en el fondo estaba escuchando expectante.
“Hola ¿Thorsten?” Silencio “¿Cómo? Quiero hablar con Thorsten.” Miró rebotado el Smartphone, pero parecía estar seguro, después de echarlo un vistazo, de que no se había confundido. “¿Naomi? ¿Chantal?” De nuevo separó el móvil de la oreja y miró fijamente a la pantalla “¿Qué significa eso de que ahí solo hay señoritas?”
Ajá, el Eros-Center. Olaf se sonrió por dentro.
“Lo mismo me pasó ayer” dijo Tobías contrariado, mientras dejaba su móvil encima de la mesa “¡Y en medio de un caso! Tengo que llamar a un compañero de huellas y siempre me sale este negocio tan raro.”
No dio detalles de a qué tipo de negocio se refería y miró de reojo al supuesto huevo del desayuno
“Holger va a pensar ahora que incluso para hacer esto soy demasiado tonto.”
Cogió la cucharita. Ahora se le rompería la cáscara del huevo.
“Esta inutilidad de móvil.”
Se levantó de la mesa
“He perdido el apetito.”
Olaf estuvo esperando hasta que Tobías se fue de casa. Para desactivar la función con la que había manipulado la agenda solo necesitaba un par de clics del ratón. Tobías ya tenía suficientes problemas con sus compañeros de trabajo como para añadirle un teléfono escacharrado. De todas formas, de lo que se trata es de escuchar lo que cuenta de su trabajo