Biblioteca Studio Ghibli: El viaje de Chihiro. Marta García Villar
Durante la producción, el director se planteó incluso retirarse de la industria, pero, cuando se conoció esta idea, los medios comenzaron a asociar la posible retirada con el fin de Studio Ghibli, lo cual contribuyó a acentuar la presión sobre el equipo:
«Un día estaba un poco alterado y contesté que La Princesa Mononoke sería mi última película. Hasta me convencí a mí mismo de que había terminado mi carrera. Invertí todas mis energías en la batalla final, incrementando mis expectativas y exigiendo cada vez más a mis colaboradores. Ya estaban bajo una presión enorme y mi actitud dejó agotados a los empleados de Ghibli».
Exterior del Museo Ghibli.
Sin embargo y a pesar de la presión, Miyazaki decidió volver a trabajar y plantear nuevos proyectos, aunque optó por continuar estableciendo una serie de cambios en el proceso de trabajo y delegando tareas. El motivo de esto es que sintió el impulso y las ganas de hacer una película muy diferente a La princesa Mononoke, que tratara un tema importante pero contara con un tono más ligero, además de que quería hacerla en un ambiente positivo sin tener que regañar a nadie ni caer en excesivos agobios.
¿CÓMO SURGIÓ EL VIAJE DE CHIHIRO?
Como suele ser habitual en el día a día de Studio Ghibli, Hayao Miyazaki comienza proponiendo los proyectos que más le interesan, pero es Toshio Suzuki quien pone los pies en la tierra y reorienta la viabilidad de los mismos. Antes de comenzar la producción de La Princesa Mononoke, el director se había fijado en un libro para niños de 1975 escrito por Sachiko Kashiwaba, The marvelous village veiled in mist (Kiri no mukou no fushigi na machi)7 a raíz del interés por el mismo de un miembro de su equipo. Quiso proponer su adaptación movido por explorar los temas que planteaba y entender el porqué de esa fascinación que suscitaba entre los jóvenes. Sin embargo, aunque su propuesta fue rechazada, algunos de los temas y motivos centrales del libro se acabarían recuperando en El viaje de Chihiro (véase capítulo 7).
A continuación, Hayao Miyazaki se centró en un proyecto llamado Rin, el pintor de chimeneas, ambientado en una casa de baños de Tokio tras el terremoto de 1923, un suceso que el director siempre quiso plasmar en una película y que acabaría representado en El viento se levanta. De este proyecto se llegaron a realizar muchos bocetos e incluso a definir el tema musical central de la película. No obstante, debido a que el texto era más contemporáneo y complejo, Toshio Suzuki le convenció para reorientarlo hacia algo que conectara más con el público infantil.
Según Andrew Osmond, el productor, tras el visionado de la serie Bayside Shakedown, se había fijado en el concepto de héroe frustrado, lo que le llevó a pedirle a Miyazaki dicha conexión con una audiencia más joven y, finalmente, a desestimar el proyecto de Rin, el pintor de chimeneas8. A partir de aquí, Hayao Miyazaki escribió una sinopsis de una película inspirada en el proyecto rechazado en la que incorporaba una niña y dos personajes malvados que, según sus propias palabras, tenían referentes reconocibles:
«El primero inspirado en nuestro productor –Sr. Suzuki– y el segundo en mí mismo. Se puede imaginar por qué el proyecto recibió la aprobación unánime del estudio»9.
¿CÓMO FUNCIONABA STUDIO GHIBLI?
El habitual modus operandi de Hayao Miyazaki implica que, para cuando la producción ya ha comenzado, el director aún no ha desarrollado la historia en su conjunto generalmente por falta de tiempo, por lo que esta va cobrando forma conforme avanzan los storyboards que va haciendo. Este sistema posibilita un mayor control por su parte de todas las fases del proceso, si bien implica una mayor lentitud que suele derivar en que, en ocasiones, el guion pueda resultar acelerado hacia el final. Al fin y al cabo, como Hayao Miyazaki ha declarado al respecto, no tienen más opción que trabajar poco a poco conforme la historia se desarrolla a pesar de los riesgos10:
«Nunca sabemos dónde terminará la historia, pero seguimos trabajando en la película conforme se desarrolla. Es un modo peligroso de hacer animación y me gustaría que fuera diferente, pero, desgraciadamente, este es el modo en el que trabajo [...] En El viaje de Chihiro había 1.415 planos diferentes, pero cuando empecé el proyecto había planteado cerca de 1.200. Sin embargo fue la película quien me dijo que no, que tenían que ser más de 1.200. No soy yo quien hace la película, sino que ella se hace a sí misma y no tengo más opción que seguirla».
Aun con el riesgo de que algunas ideas resulten redundantes y otras se queden cortas, el director suele aprovechar y reutilizar todo el material posible al final de la producción. Así pues, el esfuerzo de todo el equipo permite enriquecer y ampliar la película poco a poco sin dañar su coherencia.
Estatua de Soldado Robot (El castillo en el cielo) ubicada en el Museo Ghibli.
¿CUÁL FUE EL ROL DE HAYAO MIYAZAKI?
En esta película Hayao Miyazaki iba a dejar de encargarse de todas las tareas e iba a delegar en un solo hombre gran parte de la responsabilidad y el trabajo: Masashi Andō, quien, a pesar de su juventud, contaba con diez años de experiencia a sus espaldas en Studio Ghibli. Al igual que en La princesa Mononoke, este se encargaría de retocar y pulir la animación clave sobre la cual Hayao Miyazaki había hecho correcciones previas. Además, fue el responsable del diseño general y final de los personajes. Durante la producción de El viaje de Chihiro no fueron pocas las discrepancias entre los dos profesionales, que mostraron puntos de vista diferentes en la aproximación de distintos personajes, especialmente de Chihiro, cuyo espíritu sufre un acusado cambio a lo largo de la película en función de la perspectiva de uno u otro (véase capítulo 2).
Según el documental The Making of Spirited Away, Miyazaki confiaba en él y le consultaba como un igual las cuestiones relativas a la iluminación y el diseño de los personajes, pero se ve que Andō acabó tan decepcionado con el desarrollo del personaje de Chihiro que abandonó el estudio. En el mismo documental se aprecia cómo Andō muestra un gran metodismo y rigurosidad con su trabajo, ya que llega a despedir a las cámaras para impedir que le distraigan de su labor, que solía abarcar la noche entera, cuando prefería quedarse solo para concentrarse mejor. A pesar de las responsabilidades de este talentoso animador, Hayao Miyazaki volvió a cargar con varias labores importantes: director, storyboard, guionista y supervisor de la animación, además de la coordinación a base de distintas y frecuentes reuniones con responsables de todos los equipos artísticos para organizar el proceso y los plazos de entrega.
Muchos de los animadores que trabajaron en El viaje de Chihiro no habían estado antes en Ghibli, eran muy jóvenes y contaban con la guía de otros animadores más experimentados como Ai Kagawa y Kitaro Kosaka, que conciliaban los borradores de Miyazaki con el trabajo realista de Masashi Andō. Otras animadoras tuvieron papeles muy relevantes en la organización, como Hitomi Tateno11 o Atsuko Tanaka, que se encargó del personaje de Yubāba.
¿CÓMO FUE EL PROCESO DE PRODUCCIÓN?