Biblioteca Studio Ghibli: El viaje de Chihiro. Marta García Villar
rel="nofollow" href="#ulink_43778bc0-cf3d-5f42-a094-b367c96ac520">12. Contaban con dieciocho meses para llevar a cabo el proyecto, pero lo cierto es que su finalización fue una auténtica carrera de fondo que dejó a todo el equipo agotado. El calendario les tenía sometidos bajo presión por los distintos retrasos que se iban acumulando en pos de la calidad exigida y de algún que otro contratiempo.
Para empezar, cuando Hayao Miyazaki terminó el primer esbozo del guion, se percató de que estaba ante una película de tres horas de duración, por lo que Toshio Suzuki tuvo que señalarle la inviabilidad económica de un proyecto de esa envergadura, especialmente si querían cumplir con el plazo estipulado para el verano de 2001. Al darle la opción de retrasar la película un año, Hayao Miyazaki decidió modificar y recortar la historia para llegar a tiempo, lo cual le supuso todo un reto:
«De hecho, realmente no pretendía darme un año más de plazo, sino que quería asustarme para que volviera al trabajo. Puesto que no quiero ser esclavo de mi trabajo y forzarme a estar un año más de lo necesario, cuando él me dice esto generalmente regreso al trabajo con más atención y rapidez»13.
En este momento, el director hizo uso de todos los materiales creados por el equipo y surgió uno de los cambios más reseñables, el relacionado con la aparición del personaje de Sin Cara, quien hasta entonces no había adquirido ningún protagonismo. Mientras Miyazaki y Suzuki discutían sobre cómo recortar la cinta repararon en un boceto de Sin Cara y les llamó especialmente la atención para incluirlo en el guion. Por otra parte, se modificó el final de la película, ya que inicialmente se había planteado una especie de batalla final entre Yubāba y Chihiro que nunca llegaría a ver la luz, puesto que Miyazaki acabó considerándolo pobre y prefirió desarrollar la escena con Zeniba.
El tiempo seguía corriendo. En enero de 2001, a falta de seis meses, únicamente la mitad de la animación principal estaba completa, lo cual obligó a que se tomaran una serie de medidas y se doblaran los esfuerzos y los recursos. De hecho, como broma interna en la tarjeta de felicitación de Año Nuevo de Studio Ghibli se había incluido una pequeña caricatura de Hayao Miyazaki que se preguntaba: «¿Terminaremos a tiempo Sen y Chihiro?». Cerca de 150 trabajadores estaban inmersos en la producción de la película, de los cuales diez estaban centrados en el entintado y la pintura, siete en la labor de procesamiento digital y cuarenta en la animación, una cifra que suponía el doble de lo habitual. Los empleados más jóvenes pasaban doce horas delante del ordenador y el propio Miyazaki llegaba todos los días a las once de la mañana para marcharse de madrugada.
¿HUBO COLABORACIÓN EXTRANJERA?
En primavera de 2001 los esfuerzos habían posibilitado avanzar lo suficiente como para llevar a buen ritmo la animación principal, pero aún quedaban muchas escenas y muchos detalles que pulir en un periodo de tiempo muy corto, ya que toda la animación debía estar lista en mayo para proceder a la grabación del sonido, la música y las voces. Así pues, otra medida que se tomó para luchar contra el tiempo fue la subcontratación de un estudio extranjero. Antes de El viaje de Chihiro, y a diferencia de los otros importantes estudios americanos y japoneses, Ghibli nunca había tomado una medida semejante, pero la falta de recursos y la premura por el plazo motivó que Suzuki decidiera enviar a un equipo a Corea del Sur para supervisar el trabajo de un estudio que se encargó de algunos trabajos de intercalado y de algunos procesos de color digital.
El estudio coreano elegido fue D.R., uno de los más afamados en imagen digital y reconocidos por su trabajo en Metrópolis (Rin Taro) y Jin-Roh (Hiroyuki Okiura). Dado su talento, no se tuvo que llevar a cabo un control de calidad exhaustivo pero sí «fue esencial vigilar el trabajo para asegurarnos que tuviera la misma calidad que el de Ghibli y que no hubiese discrepancias. La energía de los trabajadores coreanos nos permitió terminar 10.000 acetatos en el plazo de solo dos meses y medio»14. Hayao Miyazaki declaró que, a pesar de los nervios iniciales, el trabajo con los animadores coreanos resultó ser muy competente y eficiente, ya que, gracias a esta medida y a los esfuerzos titánicos de todo el equipo, se consiguió cumplir con el plazo previsto.
DANDO VOCES A LOS PERSONAJES
En junio de 2001 se doblaron todas las voces de la película, que contó con un elenco reconocido y talentoso que supo dotar de matices a los personajes. Hayao Miyazaki no es muy aficionado a ver la televisión, por lo que no se creía capacitado para proponer actores, más allá de la imagen de las voces que podía imaginar en su cabeza, por lo que la tarea de escogerlas y proponerlas recayó en Toshio Suzuki, en cuyo criterio el director depositaba toda su confianza15. Aun así, junto con él supervisaba y dirigía las sesiones, por lo que no faltaban las anécdotas con las que ilustrar la fase final de producción de la película16.
La voz de Chihiro era la de la pequeña Rumi Hiiragi, que afrontó los nervios de sus equivocaciones con el humor y la paciencia de Hayao Miyazaki, quien con sus risas inutilizaba más de una grabación. En una ocasión incluso optó por dirigirla dándole la entrada con las manos. Este resultó ser el intento correcto, pero el director se había equivocado con la entrada y no se pudo grabar. Otra anécdota divertida con la pequeña Rumi se vincula con la escena en la que Chihiro libera a Haku del parásito que lo controlaba y aplasta al curioso gusano. El gesto supersticioso de «Egachō» con el que Kamaji quiere limpiar a Chihiro no era conocido por la niña, lo cual sorprendió a Hayao Miyazaki, quien se lo explicó equiparándolo de una curiosa forma: «como cuando pisas caca de perro»17. Otros niños que participaron en el doblaje fueron Miyu Hirino en el papel de Haku, quien posteriormente se haría muy conocido por doblar a Sora, el protagonista de la popular saga de videojuegos Kingdom Hearts18, y Ryonosuke Kamiki, un niño prodigio muy calmado en el papel de Bō.
Dos de los actores adultos que más impactaron en el estudio de doblaje fueron Bunta Sugawara como Kamaji y Mari Natsuki como Yubāba. El primero, con 45 años de experiencia como actor a sus espaldas, se implicaba tanto en el personaje que vibraba en las sesiones con gestos y movimientos. Por su parte, Mari Natsuki recibió muchas instrucciones por parte de Miyazaki para saber apreciar los matices de la voz de la bruja, pero acabó dándole mucha personalidad al personaje, especialmente con sus poderosos gritos, que casi derrumban al técnico de sonido, Shuji Inoue, de su asiento.
Tsuyoshi Naito, un devoto admirador de Hayao Miyazaki, interpretó al padre de Chihiro, Akio. Su admiración motivó que se pusiera especialmente nervioso frente a él, pero lo cierto es que su interpretación no tuvo ni un solo error. Por otra parte, para dotar de realismo su actuación en la escena en la que los padres de Chihiro empiezan a comer, la actriz Yasuko Sawaguchi (en el papel de la madre de la pequeña, Yuko Ogino) llegó incluso a doblar con los carrillos llenos de pechuga de pollo frita de KFC, un aperitivo del que luego picaron todos los asistentes, incluido Miyazaki.
UN ÉXITO INTERNACIONAL
El viaje de Chihiro se estrenó finalmente en julio de 2001 y fue todo un éxito rotundo de recaudación y crítica, una de las películas más taquilleras de la historia del cine japonés. La producción costó cerca de 19 millones de dólares, una cantidad que, aunque era inferior a la mayoría de superproducciones de Disney, era enorme para un largometraje japonés de animación. No obstante, los beneficios superaron los costes, ya que, como se mencionaba en la nota de prensa de la película