Outsiders. Sebastián Alejandro González Montero
myself: He’s often made me put these on and go out and help him with his job; why shouldn’t I put them on for myself and go away for good? I didn’t like leaving the children, but I couldn’t remain with him. But the marriage? Albert asked. It was lonely going home to an empty room; I was as lonely as you, and one day, meeting a girl as lonely myself, I said: Come along, and we arrange to live together, each paying our share. She had her work and I had mine, and between us we made a fair living […]” (Moore, 2011, p. 33).
9 Por ejemplo, alguien ha actuado, pero no tan intensamente como podría si las condiciones hubiesen sido mejores. Piénsese en un joven brillante con buenos resultados académicos, pero en condiciones escolares precarias. ¿Qué habría pasado si tales condiciones hubieran sido mejores? O piénsese en que, aún en condiciones favorables, los individuos no actúen con suficiente intensidad y en la medida de sus capacidades. En recientes entrevistas en The Talks, Alejandro Iñárritu (2016) y Francis Ford Coppola (2012) coinciden en que las condiciones de la industria del cine son favorables a la producción de películas de entretenimiento y no tanto a la producción de piezas de arte más interesantes en perspectiva estética. Incluso se quejan del hecho de que, en semejantes condiciones del negocio, es prácticamente un riesgo o un lujo producir películas alejadas de elementales criterios financieros.
10 Esta es una aclaración importante. Nussbaum (2012) dice que “las capacidades tienen valor entendidas siempre en ámbitos de libertad y elección”. Por supuesto, “promover capacidades es promover áreas de libertad, lo que no es lo mismo que hacer que las personas funcionen en un determinado sentido” (p. 45).
11 La necesidad de un criterio interpretativo de lo que significa la posibilidad de fertilizar capacidades o de lo que significa destruirlas o aminorar su funcionamiento se encuentra definitivamente identificado en el enfoque de capacidades. Nussbaum (2012) lo dice así: “La fertilidad de una capacidad dada y la corrosividad de una determinada falla de capacidad son cuestiones empíricas cuyas respuestas variarán probablemente según el momento y el lugar, y dependiendo también de los problemas particulares del grupo desfavorecido” (p. 173).
12 Palahniuk (2014) habla de lo liminoide de ciertas experimentaciones recientes. En You can’t just be a spectator dice: “I’m still waiting for that to pop up in somebody’s head. That’s why we have things like Burning Man. Events like Burning Man are the laboratories where people go and experiment with social structure and with identity. It’s out of these little laboratories that our new culture will grow. And that’s why so many of my books are about these little ‘liminoid’ human experiments that are short-lived and are kind of fun and exciting, like party crashing in Rant, or Fight Club. It’s these ‘liminoid’ laboratories that will give us that vision, that new thing to quest for that isn’t just capitalism or Marxism. You’re outside of it, and in a way, you’re outside of yourself. Everyone is equal and everyone is forced to participate; you can’t just be a spectator”.
13 La expresión ética de la alegría está asociada en el pensamiento de Deleuze a la obra de Spinoza, particularmente. Activo referiría una dirección similar, pero en la obra de Nietzsche leída por Deleuze. Acerca de la cuestión, cfr. Zhang (2016).
14 “El malo no como monstruo; no como alguien para cuya concepción anómala deben conjugarse decenas de coincidencias atroces, sino como el vecino que cada domingo baja a pasear el perro y que, de lunes a viernes, aplica chorros de electricidad sobre una embarazada. El malo como bestia. Pero como bestia humana” (Guerriero, 2015a, p. 16). Cfr., por ejemplo, “Miguel Ángel Tobar. El Niño y la Bestia” (Martínez, 2015, pp. 57-92). Especialmente, las páginas sobre las condiciones en las que los pandilleros de la Mara Salvatrucha nacen (Martínez, 2015, pp. 62-63).
Las emociones se pueden entender como hechos que dejan traza. Y no solo porque alteran el semblante de quienes las sufren ni porque se manifiesten cotidianamente en palabras, gestos, miradas, actitudes, situaciones, etc., que otros pueden ver a diario. Las emociones perturban, agitan y transforman el interior de los individuos. Pero, también, es de su naturaleza el desbordar los límites o contornos subjetivos en la medida que afectan a otros y las circunstancias en que viven, las expresiones que usan, sus pensamientos y vivencias. La compresión matérica (fisicalista, si se quiere) de las emociones resulta interesante en el momento en que permite entenderlas como cosas que perturban, presionan o hacen resistencia (Blits, 1989, pp. 420 y 422). Eso quiere decir que las emociones pueden ser percibidas como hechos que nos competen por la elemental circunstancia de que nos tocan. En realidad, se diría que las emociones son afecciones y no privilegiadamente sentimientos privados. Algunas definiciones ayudarán a saber de qué estamos hablando.
Llamemos afecciones a la situación de promover o fijar comportamientos y conductas por cuenta de uno mismo. Se trata del lado activo por el que cada quien realiza su existencia siguiendo motivos propios. Por otra parte, afecciones es una expresión que nombra la posibilidad de promover o fijar comportamientos y conductas en virtud de causas exteriores. Piénsese en el lado pasivo por el que cada uno de nosotros es sujeto de toda clase de obligaciones, imperativos y prohibiciones. Al menos por un instante, acéptese esta afirmación: soportamos afecciones que inciden en las propias capacidades. Lo cual supone que a los individuos se los puede ver como paquetes de acción singulares y como intensidades que son afectadas entre sí y desde fuera.1 Al decir que las afecciones son activas, porque se explican por la propia influencia del individuo, y otras veces pasivas, porque remiten a influencias externas al individuo, decimos sencillamente que las afecciones se dicen de estados de acción que colman a cada instante lo que hacemos, sentimos y pensamos. Vengan de donde vengan, del interior de los individuos o de factores ajenos, las afecciones tienden al paso de individuos capaces que se vinculan a su vez con otros. Nos afectamos y hacemos red en el doble sentido de la expresión: unas veces activamente (por ejemplo, cuando seguimos imperativos de búsqueda) y otras de manera pasiva (por ejemplo, cuando nuestras acciones intervienen en las de los demás por medio de reglamentaciones o patrones sociales).2
Esta es la afirmación central con la que vamos a trabajar: las emociones son ciertamente incomprensibles si se las limita al campo de la conciencia y la cerrada experiencia subjetiva. Quizá se pueda pensar que las emociones son menos sentimientos internos y más afecciones que comprometen vectores asociados a estados corporales presentes en uno mismo y en los demás. Esto significa que es posible examinar las emociones en rangos más amplios que los de la vida mental.3 Lo que tiene al menos dos ventajas. Suponer que las emociones son afecciones, operando tanto en la dirección progresiva del aumento como en la dirección negativa de la disminución de las capacidades, sirve para soslayar el problema de la vivencia interior de las emociones, enfocando, en cambio, el problema del comportamiento interrelacionado que tiene efectos recíprocos (Deleuze y Guattari, 1994, pp. 260-264). Lo importante aquí es notar que las emociones traducen afecciones sobre uno mismo y sobre los demás en la medida en que aportan a las condiciones para el florecimiento de las capacidades o cargan con la responsabilidad de disminuir sus posibilidades.
En lo que sigue, vamos a intentar mostrar que Miedo es la expresión de una valoración o medida de la disminución de las capacidades (las propias y las de los demás). En este instante, veremos si tiene sentido entender el miedo como un vector reactivo.
El paso inmediatamente posterior en el argumento aporta detalles en la compresión vectorial del miedo. Vamos a decir que al miedo le sigue la ira intentando destacar su carácter furioso, desmedido y competitivo.4 Pensamos que el miedo es la fuente de la ira y que esta refleja efervescencia y fiereza competitiva tanto como búsqueda de espejos en los que alimentar la imagen propia y el deseo de retaliación. Narcisismo, ansias de éxito y triunfo, revancha y venganza: trataremos de mostrar que estos son