La voz. Inés Bustos Sánchez
creación de nuevos hábitos. Deberá ser el interesado quien identifique la perturbación vocal para realizar la práctica específica. Luego, la búsqueda de una adecuada actividad muscular de los músculos que intervienen en la fonación le permitirá emitir libremente el sonido fundamental de modo que la primera emisión la pueda efectuar cómodamente. Al mismo tiempo deberá trabajar el soplo espiratorio que contendrá la fuerza necesaria del sonido que se desee emitir. De este modo, el paso del sonido libre por las cavidades de resonancia, sin esfuerzos innecesarios, destacará las propiedades tímbricas de la voz.
La coordinación de la respiración y del esfuerzo muscular diafragmático y abdominal adecuado permitirá emitir la voz con calidad, modificar las características tímbricas y de duración sin esfuerzos en la musculatura perilaríngea. Es decir, que la respiración permitirá realizar el apoyo vocal para modificar la voz en cuanto a su intensidad y duración.
El paso de la columna aérea por la glotis, la variación del grado de tensión y de modificación de los pliegues vocales, serán los responsables de la emisión de tonos graves, agudos o medios. Variaciones de masa, longitud y tensión de las cuerdas vocales por la acción muscular marcarán la diferencia entre sonidos graves y agudos. El control de la columna de aire espirado manejará las intensidades que se deseen en la emisión que, en combinación con la duración, controlará el ataque, cuerpo y filatura del sonido emitido. Y en su relación con los resonadores, permitirá la aparición del timbre propio de cada voz.
Las bases de la educación de la voz profesional son: relajación, respiración, deglución, resonancia, proyección y coordinación fonorrespiratoria.
Relajación
En su antigua acepción, la relajación se refería sólo al aspecto muscular (relajar un músculo es sacarlo de su estado de tensión); actualmente, y con un sentido más amplio, también comprende la distensión mental.
Existen varias técnicas de relajación, Schultz, Jacobson, Ajuriaguerra, Yoga, etc., que actúan sobre toda la unidad somatopsíquica. Cualquiera de ellas cumple con el objetivo propuesto, pues suprimen los factores negativos de tensión muscular, fortalecen el cuerpo en general, aflojan las zonas tensas y distienden mentalmente a quien las practica.
Respiración
La respiración, que primordialmente es una función de nutrición que asegura a todas las células del organismo el oxígeno necesario, es clave para lograr un buen resultado tanto en la voz hablada como en la voz cantada. Más aún, toda la fonación se apoya en la respiración. Pero, por eso mismo, debe distinguirse la respiración fisiológica de la respiración fonatoria, que es la que interesa en este caso.
El aparato respiratorio comprende dos partes esenciales: las vías aéreas superiores: boca, nariz y faringe, y las vías aéreas inferiores: pulmones, bronquios, tráquea y laringe.
La respiración normal se realiza en dos tiempos: inspiración y espiración.
Para la emisión vocal, la inspiración debe ser profunda y silenciosa, mientras que la espiración debe ser más larga para permitir la formación de los sonidos hablados o cantados.
La respiración se realiza utilizando diferentes masas musculares de la cavidad torácica y según sea la preponderancia de unas o de otras, el tipo respiratorio será: superior (costal superior), medio (mixto) o inferior (costo-diafragmático). De éstos, el último es el que resulta más adecuado en relación con la fonación.
Para la respiración inferior o costo-diafragmática se utiliza la base de las costillas, con movimientos de la columna vertebral, de las mismas costillas hacia los costados y de los músculos abdominales hacia afuera; mientras tanto, el diafragma desciende. Luego, durante la espiración, el cuerpo se convierte en sonido y actúa todo él como un resonador. El resultado es la voz con apoyo diafragmático (figura 2.3).
Figura 2.3. En la imagen se observa la caja torácica, delimitada por las costillas y el esternón por delante. La línea gruesa señala la proyección de las cúpulas del músculo diafragma.
Deglución
La articulación de la palabra se produce merced a la actividad sinérgica y conjunta de los órganos buco-laringo-faríngeos. Estas estructuras estomatomusculares no sólo tienen como función la articulación de fonemas, además llevan a cabo otras funciones de vital importancia como son la deglución y la oclusión.
En el acto vocálico intervienen diferentes órganos aparatos y sistemas, entre los que se incluyen los mencionados anteriormente en la articulación y que actuando coordinada y sinérgicamente producen la voz.
Entonces, si decimos que estas funciones (deglución, articulación y voz) comparten las mismas estructuras, podemos suponer que cualquier alteración que se produzca en alguna de ellas alteraría a la otra.
De este planteamiento surge la necesidad de trabajar conjuntamente la disfunción deglutoria en defectos articulatorios y de voz, a fin de buscar soluciones oportunas y eficaces para todas aquellas alteraciones que afecten a la comunicación humana, especialmente la articulación de la palabra y su vehículo de comunicación, la voz.
Resonancia y proyección
La resonancia es la amplificación y el enriquecimiento del sonido fundamental o tono fundamental producido en la laringe.
La proyección, por su parte, implica soltar la voz, enviarla hacia afuera y dirigirla a puntos de mediana y larga distancia, ya sean imaginarios o reales.
En ambas funciones es importante trabajar con el apoyo respiratorio para evitar el esfuerzo laríngeo. Así pueden lograrse por lo menos tres tipos de intensidad vocal, normal, media y fuerte. Las prácticas específicas, en la medida que favorecen el hábil manejo de las cavidades de resonancia, posibilitan un control óptimo de la voz hablada o cantada y sin inconvenientes.
Coordinación fonorrespiratoria
La coordinación fonorrespiratoria es la habilidad que consiste en poner en práctica, de forma conjunta, todas las funciones que intervienen en la producción de la voz y que ya han sido ejercitadas individualmente, siguiendo las pautas de la técnica. Cuando se dominan de manera conjunta la acomodación armónica de la relajación, la respiración y la resonancia y se las adapta al tipo de voz que se desea emitir (hablada o cantada), nos hallamos ante una adecuada técnica vocal. Es decir, se trata de un aprendizaje y un control de mecanismos de la fonación, lo cual se va logrando paulatinamente con la práctica cotidiana. Así, por ejemplo, el ataque vocal, que es el inicio de la emisión sonora, debe ser suave, sin asperezas ni golpes glóticos; para eso hay que regular la respiración, también la posición de los órganos articulatorios como la ubicación y movimiento de la lengua y la apertura y posición de los labios; todo esto, sumado a la fuerza del soplo espiratorio, determina la proyección de la voz. Los órganos de la articulación deben estar libres para realizar los movimientos que la palabra necesite.
El manejo de la técnica implica también, como se anticipó, que el conocimiento del esquema corporal vocal se convierta en un conocimiento inconsciente de la propia voz. Ésta se percibe a diferentes niveles corporales durante la emisión, junto a lo cual actúa la audición, que es, en definitiva, la que permite el control vocálico.
A modo de síntesis: consideraciones generales respecto a la voz y la articulación
Señalaremos a continuación una serie de consideraciones generales en cuanto a la voz y la articulación:
1 La voz es el soporte fisiológico del proceso de comunicación.
2 El habla es el lenguaje