¿Existen alternativas a la racionalidad capitalista?. Crisóstomo Pizarro Contador

¿Existen alternativas a la racionalidad capitalista? - Crisóstomo Pizarro Contador


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el propio mérito. “El liberalismo es en este sentido extremadamente orientado al presente”. “Los aristócratas, los mejores, son realmente, pueden ser realmente, aquellos que demuestren en el presente que ellos son los más competentes. Esto es expresado en el siglo veinte en el empleo de la meritocracia como la definición legitimante de la jerarquía social”26.

      Caída de la geocultura del liberalismo

      Con respecto a los países periféricos, el principio de autodeterminación de los pueblos fue el equivalente de la idea de derechos humanos enarbolada en los países centrales. Este principio justificó las presiones de muchos países para lograr autonomía jurídica y dejar de ser colonias.

      Por esta misma razón, en Inglaterra no hubo Revolución Industrial, sino que un proceso de industrialización acelerada en la potencia que en ese momento era el virtual centro de la economía-mundo capitalista. Asimismo, la Revolución francesa no puede ser considerada como una revolución antifeudal. Ella es mejor entendida cuando se la concibe como el caso de la primera revolución antisistémica fallida. En este sentido, Wallerstein declara compartir el punto de vista adoptado por Tocqueville con respecto al impacto de la Revolución francesa.

      La creación de la estructura de los Estados soberanos que operaban dentro de las restricciones de un sistema interestatal fue parte de la creación de la economía-mundo capitalista. Esos Estados nunca fueron entidades autónomas. Puede afirmarse que el sistema-mundo se caracteriza por su modo de producción, y este es un modo de producción capitalista que opera sobre la base de la acumulación incesante de capital a través de la mercantilización de todo. Independientemente de la forma que adopten los Estados, todos responden a la lógica sistémica, es decir, la incesante acumulación de capital. Las diferencias que puedan notarse en la evolución de los distintos Estados no cambian el hecho fundamental de que todos ellos son partes de la maquinaria de la economía-mundo capitalista.

      Cuando hablamos de revolución es necesario tener en cuenta las diferencias entre la vida normal y continua de un sistema y sus momentos de transformación, esto es, su principio y su fin. Todos los acontecimientos llamados “revolucionarios” tuvieron lugar dentro de la vida normal y continúan siendo parte de la economía-mundo capitalista. Aun cuando esas revoluciones, como la francesa y la rusa, hayan representado desviaciones con respecto a los regímenes anteriores, los resultados obtenidos por ambas fueron relativamente pequeños. Los esfuerzos revolucionarios se enfrentan con la poderosa fuerza del sistema hasta el extremo en que sus portadores se ven obligados a comportarse de acuerdo a la racionalidad sistémica y, a la larga, terminan doblegando sus intenciones para ajustarse a la realidad.


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