Obra negra. Gonzalo Arango

Obra negra - Gonzalo Arango


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histórica. permitan que una política de la inmanencia restituya al hombre sus posibilidades de salvación y de solidaridad humana que ustedes le negaron… ¡Y no apesten más!

      el paraíso que nos ofrecieron no existe. ustedes que saben tanto de Sagradas Escrituras, ¿no han leído en el versículo del Apocalipsis que dios se ahogó en el diluvio universal y que su cadáver no ha sido rescatado por los bomberos?

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      ustedes nos proponen una fe muerta, la resignación, la culpa, el remordimiento, toda una filosofía de la muerte y el pesimismo.

      no somos culpables. no tenemos remordimientos. nuestros padres gozaron al fabricarnos. nosotros estamos contentos de vivir. el mundo es bello. sabemos que vamos a morir, pero no nos creen más complejos de trascendencia. honramos con orgullo la existencia y su límite. por eso no vamos a llorar ni a suicidarnos a las 4 ni a las 5, ni ahora ni a deshoras. es interesante vivir y es interesante morir. no hagan de la vida y la muerte una desgracia. todo es simple como el huracán y la guerra.

      déjennos el orgullo de la tierra y no conviertan este hermoso terrón de estiércol, oro, rosas convulsivas, hombre, energía nuclear, sexo, estroncio, brigitte bardot, verano, acetileno, catástrofe y maravilla en el valle de lágrimas y el reino triste del ascetismo.

      a su ortodoxia enfermiza oponemos los poderosos instintos animales, el amor sin estatutos, la digestión, el hígado, el pulso exacto de la sangre como un reloj suizo o “bulova” y la negación creadora.

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      la juventud quiere deshipotecarle Colombia al corazón de jesús, en vista de que ustedes se la han adjudicado sin nuestro consentimiento, para girar cheques chimbos sobre la eternidad, sucursal de Fenalco en el cielo.

      prevenimos a la juventud para que no se deje embaucar por estos negociantes que viven cambiando pecados por limosnas, cosechas por oraciones, delitos por misericordias. ¡CUIDADO! que son los enemigos más peligrosos de la cultura.

      congresistas católicos:

      en nombre del NADAÍSMO les impedimos defecarse una vez más en esta pobre alcantarilla que se llama Colombia. y les manifestamos que los delitos que se cometen contra el espíritu no quedarán impunes.

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      ¡Vivan los cohetes victoriosos!

      Viva el Sputnik ruso; arriba el Thor Able y su ratón.

      Disparen contra la paloma del espíritu santo.

      Que venga Satanás y alce con nosotros a los profundos infiernos. ¡El demonio será siempre bienvenido!

      Cristo, resucita, ven a luchar con los Nadaístas contra los escribas y fariseos.

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      Irrespetuosamente a los escribanos católicos:

      SOMOS GENIALES,

      LOCOS,

      Y PELIGROSOS.

       TERRIBLE 13 MANIFIESTO NADAÍSTA

      Desde nuestra aparición nadaísta en el infierno de la sociedad colombiana, ha crecido una rosada ola de maldad en los espíritus. Una oscuridad terrible se cierne sobre nuestros corazones que encarnan el peligro de un nuevo amor hacia la historia.

      A temprana edad conocimos el gusto de la grandeza y de la fama, y sin pedirle permiso a los oráculos nos erigimos en los profetas del mal y de la destrucción.

      Hemos gozado de la admiración frenética de la juventud, que ve en nosotros la encarnación de un oscuro heroísmo.

      Hemos desertado nuestros amores, credos, fanatismos, esperanzas, recuerdos y felicidades, no por otros idealismos, sino a cambio de nada, o por una oceánica indiferencia.

      Consideramos que era ya demasiado tarde para luchar, triunfar, pensar, amar, trascender y ser formales como seminaristas, porque vivimos tiempos de terror y muerte, y las estrellas del cielo han sido sustituidas por temibles signos anunciadores de guerras atómicas y aniquilamientos terrestres.

      Nos convencimos que la vida era breve y que no había tiempo sino de vivir y no complicarnos con las causas de los humanistas y los redentores.

      Entonces legitimamos una vez más el sentimiento de que era el hombre la pasión y el centro del universo, y consagramos nuestra vida a rendirnos una adoración limitante con la idolatría.

      A partir de esta reivindicación de nuestras prodigiosas desilusiones, hemos emborrachado nuestros cuerpos hasta la locura…

      hemos crucificado nuestros sexos en las caderas de lolitas y proxenetas…

      hemos viajado en alguna dirección huyendo de nosotros mismos, sin rumbo, sin destino, porque el hombre no tiene sino sus dos pies, sus zapatos rotos, y un camino que no conduce a ninguna parte…

      hemos ido a reposar en los pinares nocturnos fuera de la ciudad agobiados por la angustia, la soledad y el aburrimiento…

      hemos hecho fogatas en la oscuridad, y asado en las brasas un recuerdo de amor, o un pedazo de ternera…

      nos hemos amado sin pasión bajo el fuego trepidante de las locomotoras, porque lo que verdaderamente amábamos no era digno de nosotros…

      nos hemos desvestido bajo el foco de bujías glaciales de luz y mirado nuestro sexo como un gusanito triste…

      nos masturbamos con sadismo y brutalidad y a ese acto solitario consagramos un amor puro y esquizofrénico…

      hemos dormido en nuestros cuartos tristes como en las oscuridades del topo, sin importarnos que el mundo sigue girando movido por un misterioso mecanismo…

      hemos bailado danzas locas con negras sudorosas bajo el resplandor de las antorchas en la selva, o bajo biliosas bujías de prostíbulo…

      hemos alabado a los pederastas que se besan a la luz del sol desafiando los sexos y el rubor de los policías que guardan la moral pública…

      hemos hecho conspiraciones con el hampa para que realicen impunemente sus violaciones, sus incendios, sus genocidios, sus profanaciones, sus asesinatos y sus hurtos…

      hemos convidado a los garitos a nuestras amistades reputadas para que los desplumen los tahúres con barajas marcadas, y luego hemos repartido las ganancias…

      hemos destruido los lampadarios del templo en la oscuridad límite del alba para esquivar la mirada iracunda de los dioses dormidos…

      hemos robado en el comercio lo que necesitaba el apetito y apedreamos las vitrinas inaccesibles a nuestro deseo…

      hemos asaltado en la noche a un transeúnte para conocer el rostro del miedo y luego lo pusimos en libertad. Nos hemos burlado de su miedo y del orín que destilaba por el pantalón ante la amenaza metafísica de nuestros puñales niquelados cortantes como chispas de hielo…

      hemos blasfemado en el silencio para que retumbe la voz en los nidos de los rascacielos y golpee con furia las ventanas de las habitaciones donde se reza o se copula…

      hemos escarbado los basureros como gatos famélicos en busca de la suciedad humana y nos ha parecido que el hombre es el animal más puerco de la zoología…

      hemos fumado colillas de cigarrillos recogidas en los escupideros de los teatros, prefiriendo los de boquilla y los nimbados de colorete…

      hemos hecho mixturas de sustancias viscosas y hemos transubstanciado el alcohol en una loca explosión de vértigos…

      hemos bebido tragos acerados que quemarían los cinco estómagos de la vaca, y derretirían las entrañas


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