Comunicación en sesión. Eduardo Issaharoff
en ella predominan los registros muy globales, aunque veremos que hay otros deficitarios.
• La función 2, la de captación de los detalles, estaría vinculada con el modelo maníacodepresivo, en cuanto a procesamiento.
• La función 3, sobre todo en su hipertrofia o predominio, estaría vinculada con las problemáticas en las que la acción no está mediatizada; por ejemplo, las problemáticas impulsivas.
• La función 4 estaría vinculada con las problemáticas en las que la delimitación comunicativa –la delimitación relacional– presenta características excesivas y estaría vinculado con las estructuraciones obsesivas.
• La función 5, la del desarrollo de función anticipatoria en sus excesos, sería una característica de la histeria de angustia y las fobias.
• La función 6, consistente en una adecuada sincronización pero con escotomas en algunas zonas, sería la que caracteriza a la estructura histérica.
Examinemos los problemas del desarrollo o ciclo vital desde esta perspectiva.
En primer lugar, debemos señalar que el modelo del desarrollo en la perspectiva libermaniana contiene distintos ingredientes del desarrollo psicosexual a partir de la teoría freudiana: la importancia de las zonas erógenas, la convergencia, a partir de registros iniciales a otros más abarcativos, que caracterizan a las etapas genitales y los puntos de fijación en cada una de estas zonas, que están diseñados en los esquemas de Freud, Fenichel y Abraham. Pero se agregan, por necesidades de complejidad psicopatológica y clínica contemporáneas, algunas situaciones relacionales que tratan de modelizar ciertos tipos de comunicación que serían típicos de cada una de estas etapas. Se entiende que las experiencias emocionales, además de estar vinculadas con el desarrollo del erotismo y con la estructuración del sujeto contenida en la teoría del narcisismo, también están vinculadas con procesos de intercambio que se pueden describir como situaciones de entrada, de registros, de procesamientos y de emisiones que tendrían situaciones propias en cada uno de los momentos del desarrollo psicosexual, por un lado, y del narcisismo y la objetivación, por el otro.
Existirían, entonces, entradas, procesamientos y salidas de distintos ámbitos relacionales intra e intersubjetivos, vinculados a la búsqueda del placer, a la frustración, al dolor y a las distintas experiencias emocionales humanas. Desde esa perspectiva, podríamos caracterizar al desarrollo, entendido por Liberman como ciclo vital, en una escala más extensa que la del desarrollo psicoanalítico freudiano o clásico. Si bien respeta a este último, marca experiencias fundantes a lo largo de toda la existencia del sujeto, donde cada uno de los momentos del desarrollo evolutivo tendrá características propias, tanto en las etapas infantiles como en las adolescentes, pero también las distintas crisis de la personalidad adulta, donde además de ciertos niveles genéricos del conflicto, se presentarán ingredientes propios dependientes del ciclo existencial de cada ser humano. Esto se debe a que hay una permanente preocupación en estos estudios por rescatar lo propio del sujeto a través de la comprensión psicoanalítica, junto a los parámetros generales que esta misma puede ofrecer.
Podríamos, entonces, señalar que en los distintos momentos del desarrollo existencial, se conciben las etapas clásicas a las cuales se les agregan ciertas pautas experienciales de relación; pautas vinculares que tienen que ver no solo con el procesamiento comunicativo de las experiencias relacionales, sino también con la manera en que el sujeto se conecta con su mundo intersubjetivo, con sus pares o con sus relaciones asimétricas; y cada una de ellas está ubicada en las etapas respectivas que hemos descripto.
En función de esto, los distintos logros productivos de lo que Liberman llama “la madurez emocional” son descriptos como “capacidades”, quizá un término con cierta sinonimia con “funciones yoicas”. Precisamente son estas capacidades las que están interferidas en los conflictos propios de cada una de las fases, las cuales constituirán, para esta perspectiva, un punto de fijación de problemáticas estructurales psicopatológicas que si bien no abarcan un espectro nosográfico completo marcan estructuras de cierta tipicidad en las nosografías psicoanalíticas contemporáneas.
Tendremos así que en la fase inicial –Fase 1, u oral receptiva– de este esquema se ubica el punto de fijación de lo que podrían llamarse “problemáticas esquizoides”. En la Fase 2 –oral sádica– se constituiría el momento de consolidación de la estructura depresiva. La Fase 3 –anal sádica– incluye las “estructuras impulsivas”; la Fase 4 –anal retentiva–, las obsesivas; mientras que la Fase 5 –fálico uretral– incluye las fobias, la histeria de angustia. En la etapa de la primacía fálica –Fase 6–, se produce la estructuración de la histeria.
Capítulo 4
Implicancias psicopatológicas y clínicas
Queremos señalar aquí algunas características básicas.
La primera es reiterar la preocupación de David Liberman por examinar cómo se comportan las distintas problemáticas y combinatorias psicopatológicas que diseñó el psicoanálisis a partir de Freud y de los desarrollos en el contexto clínico que podríamos llamar también “interaccional” o “intersubjetivo”. Surgen, de este modo, algunas preguntas: ¿cómo funcionan las problemáticas estructurales estudiadas por el psicoanálisis a partir del modelo de la histeria, de las otras neurosis –e incluso algunas de las problemáticas más complejas–, que si bien fueron examinadas por Freud, no fueron incluidas en su campo clínico, como las del narcisismo patológico o las impulsivas? Al mismo tiempo, ¿cómo se comportan estas estructuras y los sujetos dentro de los cuales tienen distinto grado de predominio y funcionamiento en campos relacionales, en particular el clínico, el del método psicoanalítico? Estas estructuras, ¿cómo funcionan y se expresan en contextos intersubjetivos como por ejemplo el de la psicoterapia psicoanalítica?
Se desprende, entonces, un primer nivel de reflexión en cuanto a que, frente a los distintos conflictos estudiados por el psicoanálisis, entre pulsiones e interferencias, instancias y factores represivos provenientes del mundo intersubjetivo y las respuestas internas del sujeto, se ha estudiado cómo funcionan estas problemáticas conflictivas. Pero también se pretende agregar que las modelizaciones psicopatológicas también pueden implicar un modo de funcionamiento con peculiaridades propias en el campo clínico, en el desarrollo y en los abordajes que el psicoanálisis clínico efectúa.
La segunda característica básica está relacionada con que el tipo de aportes y preocupaciones no pueden ser ubicadas en un único momento de la producción que estamos examinando, sino que en los cuatro periodos que intentamos esquematizar existieron distintos desarrollos que, de algún modo, entendemos que son compatibles y convergentes.
En el primer periodo ya observamos una inclusión, en el campo clínico, de modos de funcionamiento no habituales de las estructuras psicopatológicas en las descripciones nosográficas, psiquiátricas o psicoanalíticas. Por ejemplo, se trata de cómo los funcionamientos esquizoides inciden en la expresión de ciertas emociones: cómo influyen los sistemas relacionales de la clínica psicoanalítica, cómo permiten el abordaje y la captación –no solamente la captación sino también la decodificación– que estas personas efectúan de los distintos instrumentos psicoanalíticos, en particular la interpretación.
También existe una preocupación acerca de cómo ciertas problemáticas específicas –algunos conflictos matrimoniales, por ejemplo– marcan un matiz de dificultades específicas que no han sido contempladas en las teorías habituales que examinan las interferencias en el campo clínico –la resistencia, por ejemplo–, o que marcan un tipo y una modalidad en el campo clínico que pueden interferir con el abordaje psicoanalítico habitual –tal es el caso de algunos conflictos matrimoniales– y cómo inciden en la interacción terapéutica.
En el segundo periodo, cuando se introduce más específicamente el modelo comunicacional tanto en la escala del desarrollo como en la comprensión de las estructuras psicopatológicas y el funcionamiento en el campo del abordaje, aparece la descripción de las estructuras psicopatológicas en términos de personas con características determinadas, inferidas a partir de sus pautas relacionales, a las que también se las llama “pautas