El Dios de los desposeídos. Jayakumar Christian
el relato debería ser más que una simple “lectura” del contexto.
Además, los relatos hacen las veces de ventanas para investigar más a fondo el tema de la pobreza y el desamparo:
Los seres humanos necesitan relatos, símbolos, figuras, mitos y ficción para abrir su imaginación a algunas posibilidades genuinamente nuevas que el análisis conceptual, comprometido como está con la comprensión de las realidades actuales, no puede proveer adecuadamente2.
Tercero, esta investigación teológica debe interactuar estrechamente con la realidad humana, y los relatos proveen ese escenario. Porque:
Si no se habla de Dios en relación con la experiencia que tiene el hombre de sí mismo y de su mundo, entonces la teología se retira a un gueto, y la realidad con que el hombre tiene que ver queda abandonada a la impiedad3.
Por todo eso, este estudio comienza con relatos de la realidad humana.
Escenarios de poder
Tres perspectivas del poder moldean la vida de los pobres y la misión de la iglesia entre ellos. Primero, la visión que los desamparados tienen del poder, luego la percepción de los poderosos y, finalmente, la perspectiva que posee el reino de Dios4. Los teólogos de la liberación sugieren que la “praxis de la solidaridad” con los oprimidos es el punto de partida de la teología de la liberación5. Al comenzar con los pobres, no estoy sugiriendo que el contexto de la misión moldeará mi reflexión bíblica o servirá de criterio para interpretar la Biblia. No obstante, los relatos acerca de los pobres sirven como un muy necesitado recordatorio de las realidades sociales, culturales, religiosas y políticas que me han impulsado a embarcarme en esta búsqueda de una respuesta alternativa para los pobres y su condición. También generan nuevas preguntas al leer y reflexionar sobre las Escrituras. En ese sentido limitado, esta es una teología “desde abajo”. No obstante, este estudio se construye sobre la convicción de que las Escrituras
…tienen primacía sobre la práctica [o pathos de la situación de la pobreza] y determinan la práctica correcta [o lo que debe hacerse para revertir la situación de pobreza] […] para capacitar al hombre de Dios para toda buena obra (2Ti 3.17)6.
En consecuencia, he optado por comenzar el proceso de investigación en el umbral mismo de la pobreza con un relato acerca de una comunidad de pobres carentes de poder.
Una perspectiva desde los pobres
Los harijan de Mogalliwakkam viven a 19 kilómetros de Madras, la cuarta mayor región metropolitana de la India. En un pueblo semiurbano, alejado de la ruta principal. Como ocurre con la mayoría de las castas inferiores, los harijan han sido una comunidad de obreros agrícolas sin tierra. “Dios ha querido que fuéramos coolies7 agrícolas y viviéramos del ingreso que obtenemos con nuestro trabajo duro”, explica un harijan. Harijan significa literalmente ‘hijo de Dios’. Sin embargo, a lo largo de los años, el término ha llegado a identificarse con los de la casta más baja y los sin casta.
Aunque los harijan no son dueños de la tierra, esta siempre ha sido su lugar sagrado de trabajo8. Mogalliwakkam tiene cuatrocientas familias, las cuales tradicionalmente han formado una comunidad agrícola. La tierra apta para la agricultura en la región pertenecía mayormente a los mudaliar de casta superior.
Si bien los harijan no eran dueños de la tierra donde trabajaban, “pertenecían” a ella. Pero, con el paso del tiempo, el pueblo sufrió cambios que sacudieron las bases mismas de la vida comunitaria. Cuando la tierra agrícola comenzó a venderse a precios muy elevados para la construcción de viviendas, la base económica y el perfil laboral del pueblo se precipitó drásticamente. Los sin tierra no tienen voz ni voto en la venta de la tierra, a pesar de que es su trabajo el que está en juego.
La Autoridad Metropolitana de Desarrollo de Madras, en un esfuerzo por aliviar la congestión en los alrededores de Madras, permitió que la élite de Madras comprara tierra cultivable para la construcción de viviendas.
Ahora casi no hay actividad agrícola […]. Ya no producimos más arroz; estamos obligados a comprar arroz en el mercado y es costoso (Selvam, un líder local de la comunidad)9.
Madras está invadiendo esta pequeña comunidad agrícola y los dueños de las fábricas traen obreros calificados de otros países. En otro tiempo se consideraba a los habitantes de Mogalliwakkam obreros calificados, pero ahora se los considera mano de obra no calificada y se ven obligados a esperar, a la orilla de la ruta, que alguno los recoja y contrate por un jornal. “Nuestro lugar de trabajo, la tierra cultivable, ha sido ocupada por las fábricas. En las fábricas no nos quieren”, afirma un líder de la comunidad. Incluso, cuando los contratan, reciben salarios muy bajos. Estos ancestrales labradores ahora son apenas ayudantes de albañiles calificados. Están siendo gradualmente alejados de la tierra donde pertenecen. Hoy sus herramientas agrícolas están abandonadas en un oscuro rincón de la casa, recordándoles que ellos mismos se han convertido en meras herramientas de la élite urbana.
¿Qué significa la pobreza en este contexto? ¿Es meramente la combinación de ingresos per cápita bajos, la condición de vida por debajo de la línea de pobreza, la ausencia de bienes básicos, el atraso, la falta de acceso y posibilidades, el incremento de la degradación ambiental y la familia numerosa? ¿Qué teorías sobre la pobreza y qué paradigmas de misión nos ayudan a comprender cabalmente las experiencias de los pobres de Mogalliwakkam? ¿Podría el “poder” servir como motivo10 integrador para explicar la relación entre esas fuerzas y la pobreza? ¿Qué significan el poder y la falta de este para los pobres de Mogalliwakkam? ¿Cómo debería responder la iglesia ante el desamparo de los sin tierra de esa comunidad?
Una perspectiva desde los no pobres
Josiprasda es un pueblo típico de la India central, conformada por una comunidad heterogénea de brahmanes, purnis, chandrakars, chamars, satnamis, pescadores y tellis o sahu (nombres de diferentes castas en el pueblo). Los satnamis de la región adoran al santo Kasidas, un intocable que demostró el poder de la verdad. Creen que Kasidas los une entre ellos y que sus creencias no generan tantas divisiones como ocurre en otras religiones.
El centro de atención primaria de salud más próximo a este pueblo está a 17 kilómetros. Hay una escuela primaria en el pueblo, pero los niños deben viajar muy lejos para acceder a la escuela de enseñanza media más próxima. Por esa y otras razones, las niñas del pueblo no asisten a la escuela de enseñanza media. Sólo dos personas de Josiprasda asisten a la universidad. El pueblo queda aislado de los otros pueblos durante la estación del monzón.
Los “no pobres”11 de Josiprasda han tenido éxito en excluir a los pobres de la corriente principal de la sociedad. Los partidos políticos principales del Estado tienen una fuerte presencia en el área, pero, como señaló un poblador, “A causa de los políticos corruptos ya no podemos sentarnos con nuestros hermanos […] los líderes son ricos y […] no tenemos líderes honestos que nos representen”. Los sahus son los obreros sin tierra de ese pueblo. Se les paga 10 o 12 rupias (equivale a 30 o 40 centavos de dólar) de jornal. Un vecino de un pueblo cercano señaló: “Trabajamos todos los días sólo para reunir algún dinero para la comida […] No podemos ahorrar. Si iniciáramos algún negocio, las castas superiores nos boicotearían y fracasaríamos”.
En Josiprasda, algunos terratenientes y granjeros sin tierra quisieron labrar en tierra fiscal (recurso