Ginecología General y Salud de la Mujer. Victor Miranda

Ginecología General y Salud de la Mujer - Victor Miranda


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Es comúnmente un tumor bilateral, con la presencia de múltiples imágenes econegativas, de contornos regulares, pared lisa bien delimitada y contenido econegativo homogéneo. Se observa parénquima ovárico entre los lóbulos, lo que permite diferenciarlo de un quiste multilobulado. El Doppler color demuestra vascularización entre los quistes. El ovario puede alcanzar grandes tamaños. Es un hallazgo frecuente en embarazos molares (hasta 50%), debido a la estimulación de B-HGC.

      • Quiste folicular: son por lo general uniloculares, de contenido anecogénico y pared delgada. Dado su contenido líquido, presentan refuerzo posterior. Rara vez sobrepasan los 8-10 cm y de manera habitual se resuelven de forma espontánea dentro de 6 semanas. No se observa vascularización interna.

       No funcional

      • Endometrioma: los quistes endometriósicos o endometriomas pueden reemplazar parcial o totalmente el tejido ovárico normal. La ecografía es una herramienta muy sensible para el diagnóstico de endometriomas. Entre el 30% y 50% de los casos es bilateral y se presenta casi siempre como un tumor unilocular.

      En la ultrasonografía se visualiza como un tumor de contorno bien definido, pared delgada y contenido hipoecogénico, denso, con múltiples ecos refringentes distribuidos de modo homogéneo en su espesor. Esta imagen característica del endometrioma es denominada como imagen de vidrio esmerilado. Puede presentar un leve refuerzo acústico posterior, lo que lo diferencia de un tumor sólido. El Doppler color no demuestra vascularización interna. Secundario a la enfermedad es el aspecto de los ovarios que tienden a ser poco móviles, de ubicación retrouterina, y en contacto directo uno con el otro, lo que se conoce como kissing ovaries (Figuras 16-62 a 16-64).

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      Figura 16-63. Endometrioma

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      • PIP: Complejo tubo-ovárico/Absceso tubo-ovárico: en el proceso inflamatorio pelviano, se pueden ver afectados todos los órganos pélvicos. En el caso del complejo tubo-ovárico (CTO), existe un compromiso ovárico dentro del proceso infeccioso, pero en general es visible y separado de la trompa. En el absceso tubo-ovárico (ATO), el tejido ovárico puede ser difícil de distinguir y por lo común no se logra identificar. En la ecografía, se visualiza como un tumor anexial mixto, de contornos poco definidos, uni o multilocular, de contenido denso con refringencias en su espesor. Se pueden visualizar tabiques gruesos (Figuras 16-65 y 16-66).

       Neoplásico

      Benigno:

      Células germinales:

      • Teratoma quístico maduro o quiste dermoides: está compuesto de derivados, bien diferenciados, de las tres capas germinales. Se presenta de preferencia en edad reproductiva, entre 10% y 15% de los casos son bilaterales y suelen ser quistes uniloculares. La mayoría mide entre 5 y 10 cm. El diagnóstico ecográfico suele ser fácil, pues tiene varias características típicas. El Doppler color no demuestra vascularización. Son por lo general quísticos y uniloculares en la mayoría de los casos, con ecogenicidad mixta que representa los distintos componentes de grasa, hueso y líquido. Se visualiza una protuberancia sólida hiperecogénica, llamada cuerpo o polo de Rokitansky, que puede proyectar sombra acústica (compuesto de tejido adiposo, pelos, dientes y huesos). El polo de Rokitansky constituye una característica patognomónica del quiste dermoides (Figura 16-67).

      Se puede visualizar también como una imagen de pared poco delimitada, de contenido econegativo, y en su interior se observan múltiples imágenes lineales refringentes, que corresponden a una red de pelos. Esta imagen puede confundirse con asas intestinales (Figura 16-68).

      Por su contenido quístico y seroso, es un tumor que tiende a “flotar”, por lo que no es infrecuente que el ovario se ubique sobre el útero, lo que puede dificultar su diagnóstico.

      Células estromales:

      • Fibromas o tecomas: corresponden a tumores originados en el estroma del ovario, poco frecuentes. Son, sin embargo, la neoplasia sólida benigna más habitual del ovario. Cursan en su mayoría de forma asintomática, por lo que el diagnóstico generalmente constituye un hallazgo. Pueden alcanzar grandes dimensiones, mayores a 10 cm en algunas series. Se presentan por lo común en mujeres peri o postmenopáusicas, y son con predominancia unilaterales.

      Se visualizan como una imagen sólida, redondeada u ovalada, de pared bien delimitada, y de contornos regulares. Pueden presentar áreas quísticas secundarias a hemorragia, edema o necrosis dentro del tejido estromal. La presencia de fibromas se puede asociar, entre 1% y 10% de los casos, con el síndrome de Meigs, en el cual coexiste el hallazgo de tumor ovárico, ascitis o derrame pleural. El Doppler color demuestra vascularización periférica escasa y pocos vasos internos, sin características malignas (RI menor a 0,5).

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      Células epiteliales:

      • Cistoadenoma seroso: es el tumor ovárico más común, independiente de la edad de la mujer. Son por lo habitual quistes uniloculares, de pared lisa bien delimitada, su contenido es econegativo homogéneo y en ocasiones se pueden observar tabiques finos. En 15% pueden ser bilaterales y alcanzan tamaños entre los 5-8 cm. El Doppler color no demuestra vascularización (Figura 16-69).

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      • Cistoadenoma mucinoso: son clásicamente tumores de gran tamaño, pared delgada y unilaterales. Se han descrito casos de hasta 50 cm. Por lo común son multiloculares de contorno regular. Su contenido es econegativo denso (de baja ecogenicidad),


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