Universidad, lasallismo y proyecto de vida. Óscar Augusto Elizalde Prada

Universidad, lasallismo y proyecto de vida - Óscar Augusto Elizalde Prada


Скачать книгу
continuación del proceso científico-técnico actual, proceso ciego que escapa a la conciencia y a la voluntad de los mismos científicos, lleva a una fuerte regresión democrática. Así mientras el experto pierde la aptitud para concebir lo total y lo fundamental, el ciudadano pierde el derecho al conocimiento de la realidad. A partir de ese momento, el desposeimiento del saber, muy mal compensado por la divulgación de los medios de comunicación, plantea el problema histórico capital de la necesidad de la democracia cognitiva. [...] Debería ser posible encarar una reforma del pensamiento que permitiera afrontar el formidable desafío que nos encierra en la siguiente encrucijada: o bien soportamos el bombardeo de innumerables informaciones que nos llegan en la catarata cotidiana a través de los diarios, la radio, la televisión, o bien confiamos en doctrinas que sólo retienen de las informaciones lo que las confirma o es inteligible y rechazan como error o ilusión todo lo que las desmiente o es incomprensible. Este problema se plantea no solo para el cotidiano conocimiento del mundo sino también para el conocimiento de todas las cosas humanas y para el propio conocimiento científico (Morin, 2001, p. 20).

      Por tanto, no se puede seguir admitiendo en los trabajos de los universitarios el facilismo de Wikipedia y la veracidad impuesta por los noticieros. Debe exigirse ir más allá de lo que se mira, no conformarse con verdades, procedimientos, planes y proyectos sin encontrar lo que en sí es la realidad, lo cual implica el ejercicio filosófico.

      La otra cara es la figura del intelectual como descifrador de misterios. Es interesante recordar que la palabra ingeniero se deriva de ingenius, ‘ingenioso’, y concluir que los estudios universitarios antes que nada ayudan a desentrañar lo que hay de misterioso y problemático para la gente común. La sociedad está cansada de “doctores”, y acoge calurosamente a los jóvenes que con ella se ponen en el surco para entender el mundo de un modo superior. No se puede alcahuetear la cultura facilista de entregar a la sociedad “recetadores”, “cambiadores de piezas” y vendedores de “fórmulas prácticas”, sin haber dedicado tiempo y esfuerzo al estudio serio y profundo de la realidad.

      DINAMIZAR EL CAMBIO, SIENDO MOTORES DEL DEVENIR POLÍTICO DE LA NACIÓN

      Esa vieja idea de Platón, cuando consideró que el rey de Atenas debía ser un filósofo, puede servir para superar un reto de hoy. Los universitarios parecen alejados del ejercicio político y eso anquilosa la vida académica. Como argumenta claramente Soto (2005), la universidad colombiana no ha sido líder del cambio y de la transformación. Es importante recordar que originariamente la universitas fue un tercer poder que contrarrestó el poder de la monarquía y de la Iglesia. Por eso hoy es importante que los temas del gobierno sean parte del discurso universitario. No se puede seguir pensando en que las universidades sean convidadas de piedra ante el grosero espectáculo de la corrupción política que retrasa al país en todos los otros aspectos. Igual a como ocurrió con el movimiento de “La séptima papeleta”, la universidad debe motivar y liderar al país para que piense la reforma agraria, la reforma de la justicia, la reforma social y la reforma laboral que requiere la sociedad.

      ASEGURAR EL NIVEL SUPERIOR DE LOS SABERES Y CONOCIMIENTOS A TRAVÉS DE LA GESTIÓN DE CONOCIMIENTO

      Se acostumbra denominar a las universidades como entidades de educación superior, pero sin percibir con la misma frecuencia la profunda implicación que tiene afirmar eso de “superior”. Todo lo que se ha debatido con el calificativo de calidad entra en esta discusión. No deberían ser admisibles situaciones en las que ingenieros civiles, contratados para trabajar en empresas de servicios públicos, ni siquiera sepan de temas fundamentales para la construcción, como lo son las cimentaciones que requiere un edificio. Esto le da la razón a Edgar Morin cuando denuncia que “la profesionalización hiperespecializada nos hace bárbaros armados incapaces de asumir el mundo” (Morin, 2001). Da escalofrío pensar en los médicos obsesionados por extirpar el tumor en el cuerpo con la mayor asepsia posible sin mirar el rostro del paciente; o el político que se forma para llevar a cabo decisiones de partido o de gremio sin mirar el grueso de la población sometida a las más grandes injusticias. Ni Colombia ni el mundo requieren de más tecnócratas instruidos. Se necesitan personas; “la educación debe contribuir a la autoformación de la persona (aprender y asumir la condición humana, aprender a vivir) y a que aprenda a convertirse en un ciudadano” (Morin, 2001, p. 69). Es importante recordar que “el saber filosófico tiene una finalidad interna, porque se busca por sí mismo, por libertad, por voluntad de saber verdaderamente y ser libre, pues es así como se configura una vida buena y feliz” (Montoya y Conill, 1985, p. 45).

      Superior significa dos cosas: superior como lo más reciente, y en ese sentido la universidad debe asegurar que el conocimiento que se debate y se aporta sea lo más nuevo producido por grupos de investigadores y de pensadores. Las ciencias avanzan por las discusiones de paradigmas, y uno va reemplazando a otro y cada vez es mayor y más sutil la comprensión de la realidad gracias a ellos. Los planteamientos más recientes de las ciencias son los que se deben exponer y discutir en la universidad. Pero superior también se refiere a los mejores, a la élite, a lo selecto, y en ese sentido la universidad debe contar con lo más excelso de la clase estudiantil; se debe asegurar de que la calidad de la formación consolide la de los egresados.

      La conciencia de que la universidad es el espacio de creación de nuevas teorías, nuevos paradigmas, debe sembrarse desde muy temprano en los estudiantes. No se puede mantener el esquema que se tiene en los colegios de secundaria, donde los trabajos son réplicas, copias sin ningún aporte personal ni crítico a lo que plantean los autores.

      A MODO DE CONCLUSIÓN

      La universidad de hoy está siendo retada por una realidad que se le adelantó y le marcó la pauta de su marcha, y solo podrá sobrevivir si tiene la audacia de ponerse al frente de esos cambios y orientarlos hacia el desarrollo integral y sustentable. El de hoy es un momento clave; por lo tanto, es de oportunidad, de contemplación y de asunción de los desafíos. Ahora como nunca se requiere de la audacia y de la imaginación para convertir los retos-amenazas en oportunidades de renovación.

      En la coyuntura de la reforma de la Ley 30 de Educación Superior está la oportunidad de materialización del derecho fundamental a la educación. Es el tiempo de un aggiornamento (‘actualización, puesta al día’) de una reforma del pensamiento que mejore la enseñanza (Morin, 2001), para que a su vez se mejore el pensamiento que rige y alimenta la crisis nacional, esencialmente la crisis ética. De la crisis se saldrá cuando desde las aulas egresen no solo profesionales con la cabeza bien puesta, sino hombres de recio carácter a los que no les ataque miserablemente el virus de la corrupción.

      Se trata de un desafío autopoiético, pues es la propia universidad la que se debe refundar y crearse a sí misma. No es tarea exclusiva del Estado ni de una ley o un decreto; tampoco de la industria o la empresa en su ahogamiento financiero, ni de los estudiantes con sus huelgas y paros, ni de los docentes con sus rutinizadas clases, a veces sin incidencia en el cambio. No será la mercantilización del conocimiento el camino para hacer nueva la universidad, sino el reconocimiento de que cada colombiano es parte del capital social que no se tasa en dinero y que merece la oportunidad de formar parte de las comunidades del conocimiento. Ella debe hacerse adulta para reclamar potestativamente el cumplimiento de la garantía de sus derechos.

      En tanto que autopoiético, el desafío es de voluntad, de querer la mejoría por parte de cada uno de los actores de la comunidad educativa. Por eso es necesario que la universidad cuente con los medios indispensables para su realización, en la cual colaboran diferentes recursos, tanto materiales como humanos. En línea con esto, se destacan los siguientes elementos para la regeneración de la universidad:

      1 El Estado debe darle estabilidad FInanciera y establecer relacioInes de respeto y confianza; es tiempo de que la universidad se vea con capacidad de autogobierno.

      2 En manos de los directivos y los administrativos de la univer-sidad están las riendas de la institución. Ellos han de ser cons-cientes de que la universidad es unus‑versus, y por tanto para este tiempo mundializado la preocupación principal es la de la internacionalización de los estudios y la de la orientación hacia el servicio.

      3 Sobre los hombros de los profesores e investigadores hay una columna pesada que puede llamarse


Скачать книгу