Universidad, lasallismo y proyecto de vida. Óscar Augusto Elizalde Prada
trafican con saberes adquiridos en rústicos cuadernos de apuntes o en fotocopias, pretendiendo encerrar en ellos la verdad. Los nuevos conceptos, las nuevas teorías, implican una interacción de producciones para las que los nuevos desarrollos tecnológicos están dispuestos; pero el temor, la incapacidad para hacer uso de ellos, los anula. Además, los maestros deben tener conciencia de que el saber es un bien público que les ha sido encomendado para conservar, preservar y expandir.
4 No es siquiera pensable la universidad sin estudiantes. Los primeros protagonistas de la universidad, la semilla que regenerará a la universidad, son los millares de jóvenes que muchas veces llegan ingenuamente, sin ser conscientes de su presencia en el claustro. Son muchedumbres los atraídos por los cantos de sirena de la fama, el poder, el dinero, el prestigio, pintados con careta de profesión. Es preciso apasionarse con un saber que les llene el espíritu y no el bolsillo; anhelar la integralidad que está asociada a la emergencia de lo espiritual en el hombre. El estudiante ha de tener voluntad de saber, querer conocer para ser. En este sentido se entiende la afirmación de que la universidad es de élite.
5 El quinto actor de esta regeneración de la universidad es la sociedad en nombre de los padres y las madres de familia. De ellos y ellas se espera no solo el amparo y la protección, sino también la veeduría de la calidad del servicio público ofrecido por la universidad. Así, todos y cada uno, conscientes de su compromiso, podrán hacer de la universidad un renacimiento permanente, perseguidora de los ideales nobles de la humanidad. La paz, la armonía y el desarrollo, que se aterrizan en metas precisas como la erradicación de la guerra, del hambre, de la miseria, de la ignorancia y de la mediocridad requieren personas que, como en los viejos tiempos, superen las mezquindades propias de una vida inmediatista: los scholares y los magistri que en corporación hacen que avance el conocimiento hacia nuevos ideales y modelos culturales.
REFERENCIAS
Ávila, F. (1993). Diagnóstico de la educación superior latinoamericana. Maracaibo: ARS Gráfica.
Apaza, M. F. (2006). Figuraciones y características actuales de la universidad en relación a los modelos tradicionales. Buenos Aires: FEEyE-UNC
Apaza, M. F. (2007). Configuraciones y características actuales de la universidad en relación a modelos tradicionales. Buenos Aires: FEEyE-UNC.
Barragán, D. (1999). Apuntes históricos de la universidad en Colombia. Bogotá: Universidad San Buenaventura.
Borrero, A. (2001). Notas, misión y función de la universidad. Bogotá: Universidad Javeriana.
Cifuentes, L. (2002). Crisis y futuro de la universidad. Santiago: Universidad de Chile.
Elgen, P. et al. (1995). Corrupción. Bogotá: Fundación Simón Bolívar.
Montoya, J. y Conill, J. (1985). Aristóteles, sabiduría y felicidad. Madrid: Cincel.
Morin, E. (2001). La cabeza bien puesta. Buenos Aires: Nueva Visión.
Orozco, L. E. (9 de abril del 2011). En tela de juicio equidad en la educación superior. UN Periódico. Bogotá.
Soto, D. (2005). Aproximación histórica a la universidad colombiana. Tunja: Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA PARA PROFUNDIZACIÓN
Itinerario Educativo (2001). XIV(38).
Martínez, J. E. (2010). La universidad productora de productores.
Bogotá: Universidad de La Salle.
Moreno, F. (1999). Revolución científica y formación humana en la universidad. Bogotá: Nueva América.
Orozco Silva, L., Parra, R. y Serna, H. (1998) ¿La universidad a la deriva? Bogotá: Tercer Mundo-Uniandes.
Ruiz López, L. E. (2001). Reflexiones sobre la universidad lasallista. Bogotá: Universidad de La Salle.
Para profundizar
1 Explique gráficamente cómo entiende las relaciones entre investigación, formación y proyección en la universidad.
2 Consulte en qué consistieron la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918 y el Mayo Francés de 1968, y relaciónelos con el movimiento estudiantil colombiano frente a la reforma de la Ley 30.
3 Escriba cuáles son sus tres desafíos principales como estudiante universitario.
Capítulo 3
La Universidad de La Salle:
una respuesta pertinente a
las exigencias de la historia
Fabio Orlando Neira Sánchez{5}
Se puede vivir dos meses sin comida y
dos semanas sin agua, pero solo se puede
vivir unos minutos sin aire. La tierra no
es una herencia de nuestros padres, sino
un préstamo de nuestros hijos. El amor es
la fuerza más grande del universo, y si en
el planeta hay un caos medioambiental
es también porque falta amor por él. Hay
suficiente en el mundo para cubrir las
necesidades de todos los hombres, pero no
para satisfacer su codicia.
Mahatma Gandhi
C uando en Bogotá, el 15 de noviembre de 1964, un grupo de antiguos alumnos lasallistas, de padres de familia del Instituto de La Salle y de la Juventud Estudiantil Católica y a la cabeza los Hermanos de las Escuela Cristianas de La Salle firmaron el Acta de Constitución de la “Fundación Instituto de Cultura Superior Universidad Social Católica”, con cuatro facultades programadas —Filosofía y Letras, Ciencias de la Educación con sus departamentos de Química y Biología y otro de Matemáticas y Física, Ciencias Económicas e Ingeniería Civil—, no simplemente se puso a rodar un proyecto de institución para la educación superior. Allí se dio un paso trascendental para una nueva experiencia del lasallismo en Colombia, una nueva forma de servir a los otros desde el espíritu del Evangelio que “se siembra como un grano de mostaza, pero luego germina y crece y viene a ser como un árbol inmenso a cuya sombra vienen a cobijarse las aves del cielo” (Morales Flórez, 1993, p. 67).
Esta figura evangélica, rica en interpretaciones y pretensiones (pues no siempre todo lo que se siembra llega a una feliz cosecha), a las puertas de los primeros 50 años de su constitución, permite recorrer de manera sucinta los pasos andados para, a su vez, vislumbrar los que aún faltan, para que esa sombra cobije a muchos más hombres y mujeres sedientos por constituirse en ciudadanos dispuestos a servir a la causa de la construcción de una sociedad pensante, más justa, fraterna, responsable, solidaria e incluyente.
Una primera acotación se puede hacer en torno al detalle más visible en el que se posan las miradas más ligeras: su infraestructura. La fundación se hizo “sin sede propia ni alquilada” (Morales Flórez, 1993); la inauguración y el funcionamiento del primer al tercer año escolar (1965-1967) se dieron en una casa de dos pisos situada en la avenida Caracas con calle 36, costado occidental, hoy sede del Partido Liberal Colombiano. De allí pasó durante dos años (1968-1969) a la calle 43 con carrera 9, a un edificio de cinco pisos, hoy sede de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad La Gran Colombia. Posteriormente ocupó un pabellón de siete pisos del Instituto de La Salle, lo que hoy es la sede Candelaria de la Universidad. Todo un caminar que tal vez refleja el alcance de las apuestas quijotescas —quiméricas quizá— con las que se ideó, pero que hoy, frente a tres enormes sedes en Bogotá, dotadas de laboratorios disciplinares de alta calidad, campos de práctica, servicios bibliotecarios y de bienestar, clínicas de optometría y medicina veterinaria, centros experimentales agropecuarios y una sede igual de majestuosa en Yopal (Casanare), develan la pertinencia de las mismas.
Una acotación similar se puede hacer observando a los 98 estudiantes y a los