El principio de la presión. Dave Alred

El principio de la presión - Dave Alred


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se endereza para adoptar una posición sólida y estable desde donde trabajar las piernas. Esta posición físicamente fuerte y estable de la columna –la postura de mando– permite aplicar potencia de manera más eficiente.

      La próxima vez que entres en una situación que sospeches será estresante, trata de tomarte unos segundos antes de meterte en el fragor y reorganiza tu postura de esta manera.

      Amigos cuadrúpedos

      Hace algunos años, a fines de la primavera, se me acercó una madre preocupada por su hija de dieciséis años. La hija era una jineta talentosa, pero tenía una postura muy encorvada que le costaba puntos cuando competía en una exhibición. Lo peor era que cuando la muchacha tomaba conciencia de ello, sentía más la presión del evento, lo cual empeoraba aún más su postura. Además, como muchas otras chicas de dieciséis años, pasaba la mayoría de sus tardes encorvada sobre sus libros o su laptop, estudiando para sus exámenes.

      Me encontré con la madre y la hija en un café y le pedí a la adolescente que se sentara derecha como si montara un caballo e imagine que tenía el control de todo lo que aparecía en su campo visual. Observé que era físicamente capaz de adoptar una postura de mando cuando su mente se predisponía a ello, pero no era algo que le surgiese espontáneamente y no tenía demasiado tiempo libre para practicarla. Se me ocurrió una idea.

      Recordé mi trabajo previo con el equipo de polo de Inglaterra y le di un elástico con forma de 8 para que sostuviera sobre los hombros. Le pedí entonces que se siente sobre un banquillo como si montara a caballo. ¡Su postura era perfecta! Había encontrado un régimen de entrenamiento para ella y todo lo que necesitaba era un temporizador de cocina y una pelota como las que suelen encontrarse en los gimnasios. Podía entrenar mientras hacía la tarea escolar sentándose a horcajadas sobre la pelota como si estuviese montando a caballo, sosteniendo el elástico 8 sobre sus hombros y adoptando una postura de mando. Al principio haría sesiones de quince minutos, luego le agregaría cinco minutos cada tres sesiones hasta que estuviese en condiciones de realizar todos sus estudios y tareas escolares en una postura de mando. El gran resultado, según me contó su madre, fue que no solo mejoraron su postura y su desempeño en las exhibiciones, sino que también lo hizo su concentración en los estudios.

      Esto puede sonar a un equivalente moderno de las jóvenes que en la escuela aprendían a llevar sus libros sobre la cabeza para aprender a caminar erguidas, pero el hecho cierto es que en este caso dio buen resultado y podría ser útil para ti también. Quizás te avergüence el hecho de sentarte frente al escritorio portando una banda, pero sentarte en una postura de mando tendrá efectos positivos no solo en tu cuerpo –no más hombros caídos y sus consecuencias en el cuello y la espalda– sino también en tu estado mental, especialmente cuando está bajo presión. Te sentirás más alerta y predispuesto. Para empezar, solo quince minutos por la mañana y otros quince a la tarde, luego los vas aumentando (puedes usar tu teléfono como temporizador) y pronto notarás los beneficios. Una vez que hayas practicado lo suficiente como para que se convierta en una postura natural, puedes dejar de lado la banda de resistencia. Aun cuando estés de pie todo el día, si trabajas en un comercio o un depósito, los efectos también son beneficiosos. Incluso lo podrías hacer mientras conduces un automóvil para evitar la clásica postura gacha de los atolladeros de tránsito.

      Hacerse grande

      Cuando trabajo con pateadores de rugby sobre alguna cuestión técnica y el pateador se va sintiendo cada vez más estresado y frustrado mientras lucha por que el kick le salga bien, suelo pedirle al jugador que se “haga grande” con su cuerpo y que luego intente patear de nuevo. Esto le permite al jugador reorganizarse y ejecutar la próxima patada en forma mucho más lenta y deliberada. Por lo general hay una consecuente mejora en la precisión y el control del tiro.

      Concentrarse en “hacerse grande” nos permite un momento para apreciar lo que hacemos físicamente. En una situación de presión, cuando el impulso natural, por lo general inconsciente, del cuerpo, es achicarse, encorvarse y ponerse más tenso, como en el tráfico de la hora pico que mencionamos arriba, “hacerse grande” de manera consciente nos permite elongar el cuerpo y contrarrestar estos inhibidores físicos.

      Como ya dijimos, la técnica de Cristiano Ronaldo como pateador en forma de J le provee una estabilidad que le permite disparar de ese modo tan efectivo que le conocemos. Su postura erguida es, de por sí, una posición física más poderosa. Pero las ventajas de una postura de mando no son solo físicas; adoptarla conlleva también enormes beneficios mentales.

      Los comentaristas deportivos se refieren con frecuencia al lenguaje corporal –“tienen la cabeza caída”– para demostrar el vínculo entre estar mentalmente rendido o entregado y lenguaje corporal. Esto se nota con más claridad cuando pareciera haber pocas chances de ganar. Pero es una calle de dos vías: así como la mentalidad de un equipo o competidor que pierde puede influir sobre el lenguaje corporal, lo inverso también es cierto. Trabajar sobre la postura puede tener un efecto notable cuando nos preparamos para rendir bajo presión.

      He visto con frecuencia a Kevin Shine pedirles a los lanzadores de la selección de cricket de Inglaterra que se “agranden tanto como puedan” durante el lanzamiento para tratar de dominar mentalmente al bateador. De hecho, el bateador y el lanzador siempre compiten por controlar el intercambio y el lenguaje corporal juega un papel importante en esto. Cuando cada jugador busca una rendija en la armadura del otro, suele ser el lenguaje corporal el que los traiciona, en especial cuando la ejecución de un tiro no se corresponde con su intención, lo cual revela que no están al mando de la situación.

      Bajo presión, muchos deportistas de toda clase de disciplinas organizan conscientemente la postura como parte de su rutina. Si observamos al tenista Rafa Nadal antes de sacar o de recibir, practica una larga rutina antes de estar física y mentalmente listo para jugar. Jonathan Trott, el ya retirado bateador de cricket de Inglaterra, también tenía una rutina bastante marcada, pero todos los jugadores practican una secuencia de preparación. Es particularmente notable en el golf, donde los jugadores organizan deliberadamente su postura y posición corporal antes de cada golpe –espalda derecha, cuello extendido.

      Al mando siempre

      La postura de mando no solo sirve para reorganizar el lenguaje corporal antes de un determinado evento. También es recomendable mantenerla en cualquier otra actividad –ya sea una conferencia de ventas o, digamos, el 2012 BMW PGA Championship de Wentworth–. Fue durante este torneo –y en toda la preparación previa a él– que trabajé con Luke Donald para ayudarlo a concentrarse en mantener su postura de mando no solo al momento de sus golpes, sino durante la totalidad de las cuatro rondas. Pusimos particular énfasis en mantenerla entre tiros, cuando es más fácil desconectarse, aunque sea por unos instantes. Nuestra esperanza era que se convirtiera en una segunda naturaleza.

      La semana fue dura. Luke podía unirse a Nick Faldo y Colin Montgomerie como los únicos jugadores de la historia que defendieron un título con éxito, cosa que logró cuando tomó distancia de Justin Rose tras el noveno hoyo en la ronda final. En una entrevista posterior, Luke declaró que su calma durante el circuito se debió al trabajo que habíamos hecho con su postura:

      Me ayudó a ser realmente consciente de mi postura y de cómo proyectar hacia fuera esa sensación de positividad. Me ayuda a transmitir ese mensaje a cualquiera que juegue conmigo. [Dave Alred] está siempre insistiéndome en que tire los hombros hacia atrás y no me curve sobre mí mismo, para mantenerme positivo no solo en lo mental, sino también en lo físico y en mi postura corporal. Así que creo que avancé mucho desde que trabajo con Dave. Él siempre me recuerda estas cosas.

      Cuando empecé a trabajar con Luke en enero de 2010, una de las primeras cosas que hicimos fue lograr que él manifestara “inevitabilidad” –imaginando que su tiro concordaría perfectamente con su intención– en su lenguaje corporal antes del golpe, durante el golpe y luego del golpe, mientras la pelota estaba en el aire. Con toda razón, Luke inquirió: “¿cómo lo demuestro físicamente?”

      Piensa en cómo te sentirías


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