El esposo ejemplar. Stuart Scott

El esposo ejemplar - Stuart Scott


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y los demás (1 Pedro 4:10-11). De hecho, cada mandato de Dios es una necesidad. Mas allá de estas necesidades, Dios solo determina que es necesario en nuestras vidas (Filipenses 4:19). Esto ciertamente no es la manera que nuestra sociedad mira a las necesidades del hombre, ¿verdad?

      2. El Hombre necesita que Dios actúe.

      Como Cristo es nuestra única esperanza de caminar con Dios, el gran mensaje del evangelio es la necesidad principal del hombre (Juan 14:6). La Biblia dice, “la paga del pecado es muerte, mas la dadiva gratuita de Dios es vida eterna” (Romanos 6:23 [énfasis añadido]). Dios el Padre envió a Dios el Hijo a proveer un camino para que nosotros seamos perdonados y reconciliados (traídos de vuelta) con El Mismo. Dios actuó a nuestro favor para hacer un camino de salvación.

      En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.

      1 Juan 4:10

      Cada persona también necesita que el Espíritu de Dios actúe en su corazón. Hasta que Dios trabaja estamos espiritualmente muertos y nunca buscaríamos a Dios por nuestra cuenta.

      Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.Juan 6:43-44 [énfasis añadido]

      Por lo tanto Dios el Hijo, en Su gran despliegue de gracia, se complació en iniciar un camino de salvación para la humanidad y a atraer a mucho a Sí Mismo (Hechos 13:48). El nos amó primero para poder satisfacer nuestra mayor necesidad de todas.

       Las Provisiones de Dios para las Necesidades del Hombre

      Dios específicamente proveyó para nuestras necesidades. El ha hecho un camino para nuestra salvación, nuestra santificación, y nuestra glorificación. Si tienes parte de estas tres provisiones puedes convertirte en el hombre que fuiste creado para ser.

      1. La provisión de Dios de la salvación

      Dios ha provisto un Salvador en la persona de Jesucristo. Asombrosamente, El estuvo dispuesto a pagar la penalidad por el pecado que debemos. Esto significa que aunque Cristo vivió una vida sin pecado, El, Todopoderoso Dios, dejó la gloria y la adoración que El merece para tolerar las condiciones de este mundo, sufrir vergüenza, ser rechazado por los hombres, morir la muerte horrenda de un criminal, llevar la culpa por todos nuestros pecados, ser amargamente rechazado por el Padre (con quien El tan solo conocía amor y armonía), y sufrir el infierno que nosotros bien merecíamos (Filipenses 2:6-8). Solamente Cristo pudo hacer lo que era necesario para traernos a Dios.

      Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu.I Pedro 3:18 [énfasis añadido]

      Fue a través de los sufrimientos y rechazo de Cristo que la justa ira de Dios contra el pecado fue satisfecha y un camino para obtener perdón fue hecho (Romanos 5:9). Este perdón es posible porque Dios está dispuesto ha intercambiar la justicia de Cristo por nuestra pecaminosidad (2 Corintios 5:21). Para que este intercambio tome lugar un esposo debe tener una fe salvadora. Una fe salvadora conlleva:

      • Reconocer la verdadera razón para nuestra existencia y el completo derecho de Dios en nuestras vidas y como las vivimos (Mateo 16:24-26; Romanos 11:36; 1 Corintios 6:20).

      • Venir a Dios en humildad, reconociendo que no tienes nada que ofrecerle a Dios en tu defensa (Santiago 4:6).

      • Pedirle por Su misericordia y perdón, en vez de lo que es merecido (Lucas 18:9-14).

      • Creer en quien Cristo es y Su pago por tu pecado (1Corintios 15:3).

      • Creer que Cristo se levantó de los muertos como Señor sobre todo y se sienta a la diestra del Padre suplicando por la causa de aquellos que creen (1 Corintios 15:4; Filipenses 2:9-11; Hebreos 7:25).

      Cristo también enseñó que para entrar al reino de Dios debemos ser como un pequeño niño. Esto puede abofetear nuestro orgullo masculino, pero Cristo estaba refiriéndose a actitudes importantes del corazón. Un pequeño niño conoce su lugar y tiene una fe humilde. Un pequeño niño es dependiente y necesitado. Debemos venir a Dios con este tipo de fe para recibir Su don de salvación.

      De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.Marcos 10:15

      Si en verdad contemplamos la fe salvadora, podemos entender porque Cristo dijo lo que dijo a aquellos que venían a escucharle hablar.

      Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.Mateo 7:13-14 [énfasis añadido]

      No te engañes. Una oración dicha o una profesión hecha en el pasado no deberían asegurarte tu salvación. ¿Tienes fe salvadora ahora? ¿Estás creyendo ahora? Es una continua (obediente y perseverante) fe lo que demuestra que eres un hijo de Dios. Cristo dio esta advertencia a todos los que escuchan,

      No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos.

      Mateo 7:21a

      Si nunca has cedido al plan de Dios (de ser perdonado y caminar con El) te suplico, toma tiempo ahora mismo de hablar con El acerca de estas cosas. Pídele que tenga misericordia de ti, no porque tú lo mereces, sino porque sabes que El es el Señor Dios que creó el universo. Confiesa tus pecados (de motivo, pensamiento, palabra, y obra) a Dios y busca Su perdón en la base del pago de Cristo por tu pecado. Si vienes a Dios en humildad y con fe salvadora, El te concederá la salvación.

      [Jesús dijo], “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.” / Juan 6:37

      2. La provisión de Dios de la santificación

      La salvación no nos hace automáticamente ser todo lo que deberíamos. ¡Ni por mucho menos! Significa, sin embargo, que de todo corazón entraremos en un esfuerzo dependiente con Dios hacia un cambio a la semejanza de Cristo (Filipenses 3:12-14; 2 Pedro 3:18).

      ¿Te acuerdas de Ralph quien no tenia esperanza? El estaba inclinado a creer que poco podía ser hecho para cambiar su vida, pero obviamente estaba equivocado. Dios inicia la santificación o proceso de crecimiento. Dios mismo provee Su Palabra, Su Espíritu, y Su Iglesia para nuestro crecimiento (2 Pedro 1:2-11). Sin estas provisiones no podríamos cambiar en lo más mínimo. Por otra parte, Dios manda que “nos ejercitemos en la piedad” (1 Timoteo 4:7-9). ¿Qué significa esto? La palabra griega por “ejercitar” (gumnazo) es de donde vienen nuestras palabras gimnasio y gimnasia. Esto significa que debemos poner un esfuerzo vigoroso en volvernos mas como Cristo. Cuando hacemos nuestra parte, confiamos en la obra de Dios y en la promesa de Dios.

      Estando persuadido de esto,

      que el que comenzó en vosotros la buena obra,

      la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.

      Filipenses 1:6

      Cuando hacemos nuestra parte como cristianos, estamos cooperando con Dios en el proceso de crecimiento. Hacemos nuestra parte, primero que todo, al dedicar nuestras vidas a amar y vivir por El, en vez de nosotros mismos. Cuando una persona verdaderamente viene a la fe en Cristo, esta tendrá una nueva pasión—Cristo.

      Y por todos murió, para que los que viven,

      ya no vivan para sí, sino para aquel que murió

      y resucitó por ellos.

      2 Corintios 5:15

      Debemos estar tan dedicados a nuestro Creador, que trabajemos para agradarle con cada fibra de nuestro ser. Nuestro amor por el Dios que nos creó y salvó debe ser tan grande que caminar con El sea más importante para nosotros que todo lo demás en el mundo.


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