El esposo ejemplar. Stuart Scott
es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Juan 4:23
Para ser Su Propio Pueblo
Fuimos también creados por Dios para que El tuviera un pueblo. El significado primario de la palabra santo en la Biblia frecuentemente envuelve la idea de separación, o de estar aislado de algo. Es frecuentemente usado en el Antiguo Testamento de personas o cosas estando “apartadas como santas para Señor” (Éxodo 13:12, 14,15; Números 3:11-13). Algo que es “separado” para el Señor está especialmente marcado para Su posesión y está reservado para Sus propósitos y uso justo. En el principio, el hombre fue separado para El con un propósito específico en vista. Dios iba a tener un pueblo de Su posesión.
Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Salmo 100:3
Dios ya ha condescendido bien bajo para aun preocuparse con nosotros. Aun así, El ha revelado Su deseo de caminar con el hombre a lo largo de la historia. Desde el Jardín de Edén, Dios caminó con el hombre (Génesis 3:8-10). El continuamente llamó al pueblo de Israel a que permaneciera en una relación con Sí mismo (Deuteronomio 7:6, 9,11). A través de Cristo, Dios todavía está llamando a las personas a caminar con El hoy.
[Jesucristo]… quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio… Tito 2:14 [énfasis añadido]
Para Manifestar su Carácter (Glorificarle a El)
Por medio de nuestra creación, Dios pudiera no solamente recibir la adoración que El merece y tener un pueblo de Su propiedad, sino también pudiera ser glorificado en una manera asombrosa. Al crearnos, amarnos, trabajar en medio nuestro, y llenarnos de gracia, el carácter de Dios ha sido manifestado. Él ha sido manifestado ante los ángeles en el cielo, el hombre, y aún ante Satanás y los demonios (1 Timoteo 3:16; Job 36:24-25; Marcos 1:23-24).
Venid, y ved las obras de Dios, Temible en hechos sobre los hijos de los hombres. / Salmo 66:5
Esos que han sido perdonados de sus pecados pueden unirse a Dios en la asombrosa manifestación de su carácter al reconocerle, al proclamar Sus grandes obras, y al hacer discípulos (Salmo 96:1-6; 1 Pedro 2:9-10). Aún esos que se rebelan contra Dios tendrán su parte en poner en manifiesto el carácter de Dios. Su justicia será vista por todos (Salmo 9:8).
A través de la historia, el hombre se ha apartado del propósito de Dios y ha escogido un camino egoísta y pecaminoso. Muchos buscan los placeres de esta vida. Otros buscan a Dios para sus propios fines. La verdad es, nuestro mayor propósito en la vida es el deleite de Dios.
3. El Hombre es enemigo de Dios por naturaleza.
Por mucho que Dios desee recibir nuestra adoración y tener una relación duradera con nosotros, El no puede y ni ignorará injustamente la gran barrera que nuestro pecado ha creado entre El y nosotros.
Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. / Isaías 59:2
Puede que nunca nos sintamos como el enemigo de Dios, pero por el simple hecho de que heredamos la naturaleza pecaminosa de Adán, somos Sus enemigos desde nuestro nacimiento. Nuestra condición pecaminosa es vista tanto en nuestro fracaso en adorar a Dios como El merece y en nuestro postrarnos hacia el pecado y el egoísmo (romanos 1:18-25; 5:10). Pero Dios no nos dejo es esta desesperada situación. ¡No necesitamos permanecer siendo los enemigos de Dios!
Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él.Colosenses 1:21-22 [énfasis añadido]
Hasta ahora hemos aprendido que el hombre es pecaminoso de corazón, muerto en sus delitos y pecados, un enemigo de Dios, completamente responsable, e incapaz de llenar el estándar de Dios o de ayudarse a sí mismo (Efesios 2:1-7). El hombre nació con una deuda de reverencia a su Creador, pero por el contrario se ha reverenciado y servido a sí mismo, aun en sus “buenas obras.” Está limitado a los deseos lujuriosos, egoístas, y pecaminosos de su carne y está engañado por su mente empañada por el pecado y corazón tonto. Aunque el hombre está restringido de la plena expresión de su pecaminosidad, está condenado (apartado de la directa intervención de Dios a su favor) a sufrir las consecuencias de su propio pecado y rebelión, a pasar una eternidad en el infierno, pagando por sus pecados contra un Dios santo (2 Tesalonicenses 1:9; Apocalipsis 20:11-15). ¡Que feo cuadro de nosotros mismos! Pero Dios en Su misericordia está deseoso de hacer un cuadro diferente de ti—un hombre diferente.
Definiendo las Necesidades del Hombre
Entonces, ¿cuál es la necesidad de cada esposo? ¡Seguramente, buenas noticias! Entender cuales son nuestras necesidades específicas nos conducirá directo a las buenas noticias. Hasta que un hombre tenga una correcta relación con Dios por medio de la salvación, no verá sus necesidades correctamente (2 Corintios 4:4). Este fracaso puede afectar grandemente la relación del matrimonio. Lo que Dios dice son tus necesidades, podría ser bien diferente a lo que has sido enseñado.
La Lista de la Psicología
La Psicología (el estudio secular del hombre) nos ofrece una miríada de necesidades personales. Nos es dicho que estas necesidades deben ser satisfechas antes de que podamos ser lo que deberíamos. Dios no dice tal cosa. Contrario al pensamiento popular, nosotros no necesitamos ser bien respetados y honrados o tener nuestros apetitos sexuales satisfechos. No necesitamos estar cómodos, premiados por nuestros esfuerzos, o reconocidos por nuestros logros. No necesitamos tener un buen matrimonio, buenos hijos, o un buen trabajo. No necesitamos que otros nos “entiendan” o entiendan de dónde venimos. Dios tampoco dice que necesitamos el amor de otros o la seguridad. Ciertamente, podemos desear todas estas cosas, pero no las necesitamos (2 Pedro 1:2-4).
Es muy importante que nos guardemos de llamar una necesidad a algo que Dios no llama. Usualmente cuando nos fijamos en los deseos, bendiciones, o cosas que son normativas como necesidades, estamos diciendo (nos demos cuenta o no) que no podemos vivir como Dios destinó sin ellas. El razonamiento que frecuentemente sigue es que Dios debe proveerlas si El es bueno. Sin embargo, muchos del pueblo de Dios han prescindido de estas llamadas “necesidades.” Las Escrituras están llenas de tales individuos (José, David, Jeremías, Pablo, y muchos más). Y aun, mira lo que Dios dice en el Salmo 34:10:
Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien. / [Énfasis añadido]
Dios ha prometido darnos exactamente lo que necesitamos o que es bueno para nosotros. Él es único suficientemente sabio para saber cuáles son nuestras necesidades en el amplio esquema de las cosas.
La Lista de Dios
La Biblia, sin embargo, presenta estos asuntos y las necesidades del hombre muy diferente de lo que lo hace el hombre. ¿Quién está en lo correcto? Dios lo está, por supuesto. El es claro acerca de dos necesidades básicas del hombre:
1. El Hombre necesita andar con Dios en Su verdad.
¡La verdad es, nuestra necesidad más básica es Dios Mismo (Eclesiastés 12:13; Lucas 10:42)! Necesitamos ser perdonados de nuestros pecados para poder ser reconciliados con El (2 Corintios 5:17, 20-21). Esta es la necesidad del hombre que solo Dios puede llenar. Cuando conocemos a Dios realmente y estamos humildemente caminando con El, tenemos todo lo que necesitamos. El solo es suficiente.
Porque sacia al alma menesterosa, Y llena de bien al alma hambrienta. / Salmo 107:9
Lo que también necesitamos es glorificar a Dios al caminar de acuerdo a Sus principios (Deuteronomio 10:12-22).