Terapia Akáshica. Eric Barone

Terapia Akáshica - Eric Barone


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la publicidad, entrando en los mercados cautivos.

      La T.Ak. pone especial énfasis en el «libre albedrío» del individuo, no por motivos religiosos, (cada Terapeuta tiene o no la suya, pero la T.Ak. no entra en consideraciones religiosas sino solo técnicas), sino porque en todos los aspectos, el libre albedrío es el mejor síntoma de salud mental y espiritual que puede presentar un individuo.

      Si entramos en un movimiento que nos hace perder nuestro libre albedrío, hemos entrado en una secta o una agrupación de poder que solo sirve a sus dirigentes, pero no a cada individuo.

      Precisamente, un gran argumento de todas estas agrupaciones, es generada por el sentimiento de entrar en «un grupo de pertenencia», derivado metafórico de «familia adoptiva». Toda persona que crea que su felicidad depende de otras personas, puede considerarse como un «hombre espejo».

      Por el contrario, cuando hemos descubierto que nuestra felicidad depende de la Paz Interior que hemos conseguido, y que nadie puede brindárnosla, sino que resultará de un trabajo personal, disciplinado y metódico; cuando descubrimos que nosotros tenemos que dar felicidad a los demás, sin esperanza de retorno; cuando aprendemos a pensar por nosotros mismos, obligándonos a salir del campo del hipnotismo social, y tomando decisiones atípicas de ser necesario, hasta teniendo el valor de aceptar el rechazo y el oprobio de nuestro ex grupo de pertenencia, no es que entremos en un nuevo grupo (los rebeldes, contestatarios, revolucionarios, libres pensadores, etc...) sino que por fin «pensamos», es decir hemos reencontrado nuestro libre albedrío. Desde ese momento, si estamos bien firmes en nuestra posición, bien asentados en nuestra paz interior... empezamos a emitir luz porque hemos roto este espejo que nos cubría la piel, por fin dejamos de reflejar a los demás y, en ciertos aspectos, seremos el referente de los demás.

      En todo hombre espejo existe un hombre luz. El trabajo del ter. ak. es revelarlo, ayudar a cada ser a tomar consciencia de su alto valor genuino, de la verdadera igualdad que existe entre todos los hombres... cuando comparamos los poderes implícitos que transporta el ser bioenergético.

      El grito de la revolución francesa de 1789: «libertad, igualdad, fraternidad», nunca dejó de sonar a nuestros oídos de filósofos y espiritualistas. Pero hay que reconocer objetivamente que la sociedad actual nos deja como única oportunidad de igualdad, la de los seres bioenergéticos; entre ellos, la de la libertad, de la reconquista del libre albedrío, y de la de fraternidad, la toma de consciencia que hace todo hombre luz. Bioenergéticamente hablando, ningún ser está aislado de los demás del planeta. Vivimos todos en un óvulo bioenergético donde lo que afecta a cada grupo, etnia, país -por insignificante que pueda ser- afecta a la humanidad toda.

      La T.Ak. nos ofrece esta alternativa: «¿preferimos cómodamente continuar siendo un hombre espejo... o queremos reivindicar nuestro derecho a despertar el hombre luz que duerme en todos nosotros?»

PARTE 2

      CAPÍTULO 3

      «LOS REGISTROS AKÁSHICOS»

       Abreviaciones:

       «T.Ak»= «Terapia Akáshica»

       «ter. ak.»= «Terapeuta akáshico»

       Registros= «Registros Akáshicos»

       ¿Puede expresarnos su definición de los Registros Akáshicos?

      Sí, entrar en ellos es a la vez maravilloso, terrorífico y adictivo.

      Si tuvimos la experiencia, cuando niños, de entrar en una universidad, visitar los laboratorios, ver los catedráticos dictar sus alegatos a miles de estudiantes, sentimos entonces que entrábamos en el Olimpo de los científicos; los hombres que saben; entonces vivenciamos el mismo terror sagrado que el indio en su tribu, cuando admira los poderes del «hombre medicina». Pero si nacimos en una época más moderna, y pudimos ver alguna película donde nos transformábamos en hombre energético reducido a impulsos electrónicos, (un soft viviente), éramos proyectados en el interior de la memoria de una computadora... así nos encontraríamos más cercanos a la verdad de los Registros. Muchos de los que los visitan diariamente tienen la sensación de penetrar en el Templo de la Sabiduría... pero yo les desaconsejo esta actitud, porque surge la tendencia a atribuir un carácter religioso a la mayor aglomeración de conocimientos -en formato energético- que existe en el universo... Fácilmente podemos imaginar (como grotesca comparación) que el famoso buscador Google, no debe abarcar más espacio que el ocupado por el pensamiento de una mosca, si se lo compara con la mente de un Leonardo da Vinci.

       ¿Por qué presento el acceso a los Registros como una experiencia a la vez maravillosa, terrorífica y adictiva? Por las razones siguientes:

      1. Imagine un planeta cien mil veces más grande que la Tierra, ubicado en el centro del universo (si ese punto existe), en un plano que implica diez dimensiones a la vez;

      2. Imagine este planeta dividido en millones de esferas insertadas muy ajustadamente entre ellas, formando tanto niveles como pisos hay. Cada uno de estos pisos estaría dividido en una forma de laberinto de bibliotecas. Para comodidad de nuestra imaginación supongamos que sean libros.

      3. La estimo terrorífica porque como escritor quise un día abrir completamente mi percepción a ellos. Me sentí llegar a una plaza (indagaba sobre temas de superaprendizaje). Mi mente todavía estaba tranquila. Vi que esta plaza se dividía en 10 corredores. Dividí mi mente en diez canales. ¡Fácil! Cada corredor, (cuyas paredes estaban tapizadas de libros), llegaba a otra plaza, con 10 corredores cada una... me dividí en 100. Y paré, de vértigo. Imagine que cada segundo durante 100 años continúa subdividiéndose las plazas, los caminos, llegaría a cantidades superiores a la suma de átomos existentes en el universo. ¡Esos son los Registros Akáshicos!

      Comprende el lector por qué enseño a los Investigadores cómo indagar desde los territorios que mejor conocen, buscar las interrelaciones con sectores menos conocidos, trabajar en forma multidisciplinaria con otros investigadores que pueden ser complementarios, buscar novedades tecnológicas y transferirlas a medios directamente utilizables en nuestro mundo, ponerlos a prueba y comunicarlos a sus congéneres. Por este camino hemos llegado a involucrar la arquitectura, la indumentaria, la Tecnoconciencia del sueño, las medicinas complementarias, la educación, redibujando gracias a los Registros el novel arte de vida que implicaba llegar a la Era de Acuario, con un pequeño detalle: la redibujamos en forma tecnológica, aportando perfeccionamientos concretos en el mundo material, no solo en forma abstracta ni en prosa vacía.

       ¿Nos invita entonces a hacer turismo en los Registros?

      ¡No!, no hay turismo posible en los Registros Akáshicos. Debo explicarles la razón; también comprenderán por qué digo que el contacto con ellos es «adictivo», pero en el buen sentido.

      La «puerta de entrada» de los Registros, o el planeta decadimensional si prefiere, está custodiada por 20 inteligencias de lo más extrañas. Las describí en el libro «Los 20 Senderos del Despertar Espiritual». Ellas interrogan a quienes intentan penetrar en los Registros. Primero examinan los motivos: si son egoístas, ególatras, fútiles, o hasta dañinos, los envían a una cámara de perdición, verdadera trampa diabólica, donde todo lo que verán será falso, fastidioso, inútil y hasta podría ser peligroso para el mismo investigador. Este es el motivo por el cual los Investigadores que capacitamos deben hacer un gran examen de consciencia de los motivos que los animen: el turismo, la curiosidad, el orgullo, son vehículos prohibidos.

      1. Sectores nos pueden dejar investigar, Hay una contradicción aparente, algo paradójico: nos dejarán entrar en los sectores que nuestra mente neuronal podrá comprender: no obstante, nos mostrarán constantemente en forma sugestiva las correlaciones que tenemos que estudiar para modificar en profundidad lo que ya sabemos. En realidad, lo hacen con una doble intención: la primera es protegernos del desorden mental que provocaría una intoxicación con conocimientos incomprensibles e inaplicables; la segunda es proteger


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