A cuadro: ocho ensayos en torno a la fotografía, de México y Cuba. Beatriz Bastarrica Mora
confeccionar las sagas familiares. Kodak hizo posible el diario visual familiar, o álbum fotográfico, que creció con las evoluciones técnicas de la cámara fotográfica: “millones de álbumes caseros que comienzan a formarse en la segunda mitad de siglo, con el acceso masivo de millones de personas a cámaras y fotógrafos cada vez más asequibles e imprescindibles. Ya nada pasa sino es registrado, e incluso pasan cosas simplemente” para registrarlas (Mateos, 2007: 24).
La evolución tecnológica ha convertido a cada usuario en un potencial reportero gráfico al grado de que algunas agencias fotográficas han preferido —en vez de contratar fotógrafos profesionales— optar por repartidores de pizzas. Fue el caso en Hong Kong de uno de sus principales periódicos que tomó esta medida para llegar a tiempo al lugar de la noticia en una ciudad con embotellamientos constantes. Los avances tecnológicos en la actualidad permiten que se produzca un caudal de imágenes. En palabras de Clément Chèroux, desde un punto de vista de sus usos, “se trata de una revolución comparable a la instalación de agua corriente en los hogares en el siglo XIX. Hoy disponemos a domicilio de un grifo de imágenes que implica una nueva higiene de la visión” (Fontcuberta, 2002: 96).
No obstante, y comparado con la enorme diversidad y producción fotográfica realizada en, y sobre, México desde el mismo año que se inventó la fotografía hasta el presente, todavía permanecen abiertos temas y propuestas para historiarla y analizarla. Una veta aún por explotar, pese a que lo propusieron dos autores en 1998, sigue siendo la “refotografía”, que consiste en investigar “qué sucedió con las personas que aparecen en una foto”, si aún viven se les fotografía de nuevo, “se produce así, también, una vuelta a los pueblos y a las personas fotografiadas” (De Miguel y Ponce de León, 1998: 104). ¿Qué sucedió, para continuar este ejemplo, con los niños veracruzanos que los fotógrafos norteamericanos retrataron? ¿Varios de ellos se convirtieron a la postre en generales o presidentes de México? tal y como ironizaron los fotógrafos, como lo explican Servando Ortoll y Julia Preciado en el capítulo cinco de este libro.
2 En este estudio introductorio escapa a nuestro interés establecer la cronología de la fotografía en México. Existen textos acerca de ese tema cuyas referencias las encontrará el lector en la bibliografía al final de este libro.
EN TORNO A LA FOTOGRAFÍA
A raíz de que en 1976 el gobierno de México adquirió el Archivo Casasola y lo preservó el INAH —puede decirse que con esa acción se fundó la Fototeca Nacional—, se estudiaron la fotografía y su praxis de manera sistemática y científica —en la medida que lo permiten las ciencias sociales—. Desde entonces y especialmente en la última década del siglo XXI la atención por este tipo de análisis se ha extendido a otros lugares de México, como Sonora, Oaxaca, Yucatán, Zacatecas y San Luis Potosí, por citar algunos. Este relativo auge en los saberes acerca de la imagen fotográfica ha permitido que grupos académicos como el del Instituto Mora o el Seminario de Fotohistoria del INAH desarrollen métodos de análisis; esos estudios junto con los ensayos y artículos publicados en revistas como Alquimia, Cuartoscuro, y Luna Córnea han conformado un sólido discurso en torno a la fotografía como arte, memoria y testimonio.
La veracidad, la manipulación de la información y las emociones que provocan las imágenes fotográficas son un tema de interés actual de la fotografía: ya sea que se utilice para registrar la violencia que de muchas maneras se manifiesta en nuestro país, o para atestiguar la vida de personajes al margen de la norma. Todos estos temas de historia y análisis de la fotografía nos motivaron a integrar un seminario de investigación con el tema de la historia y el análisis de la fotografía. Fundar un grupo interdisciplinario con investigadores de diversas instituciones académicas que se interesaran en estudiar la fotografía como documento histórico y testimonio social. Derivado de lo anterior examinaríamos conjuntos de imágenes en los que se leyeran diferentes discursos: desde los usos históricos de memoria y testimonio, hasta la imagen actual que refleja los tiempos en que vivimos.
Nos interesó exponer y discutir textos relacionados con la historia y el análisis de la fotografía; con el propósito de integrar este libro colectivo con los proyectos que investigaríamos a la par que desarrollábamos el seminario. El seminario de historia y análisis de la fotografía, del que A cuadro: ocho ensayos en torno a la fotografía, de México y Cuba es producto, se planteó que afuera de la capital del país, debatiéramos en cómo explotar la fotografía como fuente primaria.3 Investigadores y egresados del CIESAS Occidente; del Centro de Estudios de la Cultura y Comunicación de la Universidad Veracruzana; del Departamento de Historia de la Universidad de Guadalajara y del posgrado de Historia del Arte de la UNAM, integramos este seminario con sede en Guadalajara, Jalisco.
La primera parte la dedicamos a los conocimientos históricos básicos de la historia de la fotografía y de su práctica en México; en la parte teórica con las lecturas de Susan Sontag, y Roland Barthes identificamos que la imagen contiene significados y significantes; para Barthes “la fotografía además de ser un producto y un medio es también un objeto dotado de autonomía estructural, por tanto, requiere de un método propio de análisis” (Barthes, 1992: 27) por lo que sugiere estudiar los signos culturales presentes en cada imagen y que despierten el interés del observador.
Por el carácter histórico de gran parte de los ensayos que preparábamos revisamos, especialmente, Visto y no visto: el uso de la imagen como documento histórico, del historiador inglés Peter Burke (2001) respecto a cómo estudiar las imágenes fotográficas o pictóricas. Burke juzga que las imágenes deben considerarse fuentes para la historia social y cultural, como ya lo mencionamos antes. En principio, Burke aconseja al historiador de frente a una imagen que “empiece por estudiar el objetivo que con ella persiguiera su autor”. Como Burke creemos que “al igual que los textos o los testimonios orales, las imágenes son una forma de documento histórico. Reflejan un testimonio ocular” (Burke, 2001: 17).
Nuestros avances de investigación los discutimos en cada una de las sesiones mensuales del seminario. Además, presentamos las versiones acabadas en el coloquio del seminario “Historia y análisis de la fotografía”, en el Museo de Historia Regional, en Guadalajara, Jalisco, el 29 y 30 de septiembre de 2016. Los comentarios y sugerencias que recibimos de colegas, estudiantes y público en general robustecieron nuestros ensayos, que finalmente aparecieron a cuadro.
3 Un ejemplo de este tipo de metodología es el libro de Claudia Negrete Álvarez (2006), acerca de los Valleto.
TESTIGOS DEL TIEMPO
El eje principal de A cuadro: ocho ensayos en torno a la fotografía, de México y Cuba es el cronológico dividido en una lectura temática y otra metodológica. En cuanto a la primera incluimos los temas clásicos, retratos y paisajes y los diferentes usos que la fotografía ha tenido desde el registro doméstico, la puesta en escena de la vida privada al testimonio que representa la fotografía en tiempos violentos. En estos usos y funciones sociales es también muy interesante detectar los avances tecnológicos y como estos consiguen nuevos manejos sociales de la imagen; de la pesada máquina que usó Pedro Magallanes a la cámara Kodak de la familia Flores Magón y a la digital que usa Félix Márquez existen procesos técnicos que mejoraron las condiciones para fijar la imagen.
Existen también en los sujetos fotografiados marcadas diferencias: de la familia porfirista a los jóvenes sicarios, y de ahí a los travestis en la Habana. Los ensayos presentan un variado paisaje de personajes a lo largo del tiempo en los que se advierten actitudes y cambios sociales. Esa circunstancia nos habla, además de cómo se modificó el interés de los fotógrafos respecto a las personas que les atraía fotografiar. Para ejemplo los muertos de la invasión a Veracruz en 1914.
Respecto a la metodología, en A cuadro: ocho ensayos en torno a la fotografía, de México y Cuba, empleamos el método histórico, análisis de la imagen y del discurso, fotohistoria, historia del arte, lectura de paisaje, y ecología histórica. Las imágenes que analizamos provienen, especialmente, de colecciones privadas, de instituciones y de colecciones en archivos