El misterio del amor matrimonial. Ricardo E. Facci

El misterio del amor matrimonial - Ricardo E. Facci


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sabemos que al varón le es muy difícil vivir sin la mujer! Pero esto, no le justifica hacer que su esposa quede en segundo plano. El esposo debe esforzarse por pensar en ella, por dedicarse a la esposa. Hay que atenderla. ‘La enamoraste y te regaló la vida, debes hacer lo imposible por hacerla feliz’. Lo material también es necesario, pero no suficiente. ¡A jugarse!

      ¡Ojo, no se agranden las esposas! La canción puede ser diferente, puede escribirse al revés. El esposo puede entrar en una etapa de frialdad, por su propia responsabilidad, pero puede haber, también, responsabilidad de la esposa. El esposo necesita, también, una flor. Una flor que puede ser su comida preferida, esperarlo del trabajo con algo especial, brindarse a él. Hay madres que han matado a la esposa. Los hijos pasaron a ocupar el primer lugar y el esposo el segundo. Se debe saber que los hijos son desvelo para la madre, pero ésta nunca debe desatender al papá de sus hijos. ¡Esposas despierten! El mal siempre anda dando vueltas, hay mujeres que en lugar de conquistar su hombre, andan viendo a quien se lo roban. ‘Lo enamoraste y te obsequió la vida, todo lo que era, ahora sólo debes desvivirte para hacerlo feliz’. El esposo, necesita sentir que su vida y su amor le hacen vibrar, soñar, saber que el amor está vivo, que la felicidad matrimonial es posible.

      Él, en la canción, está un poco duro con ella. En la realidad, hay que escucharse, atender las necesidades que tiene el otro. Ambos son necesitados, especialmente del cariño, del ser románticos, de esa generosidad íntima y profunda que cada uno espera del otro. No se olviden, todos vienen de un mundo común y sencillo (el ser solo) y la vida matrimonial les ha dado un castillo (el esposo, la esposa, los hijos), ¿qué más necesitan? ¡Valoren, aprecien, cuiden el castillo! El amor debe ser total, no sólo pasa por los sentimientos, sino que, además, entra en juego la inteligencia y la voluntad.

      A veces los sentimientos no estarán en su mejor momento, inteligentemente habrá que encontrar la solución lo antes posible. “Una flor” exige que la inteligencia lo piense, la voluntad lo quiera, ¡y qué hermoso sentimiento se generará! Para que entre en juego la totalidad de la persona, es necesaria la generosidad, porque la inteligencia tiene, naturalmente, muchas cosas de que ocuparse.

      Hace poco tiempo se realizó una estadística en la que se concluyó que el romance pesa más que la pasión en los matrimonios. Para qué estadísticas, si ustedes lo muestran en sus vidas. Pienso en Alicia y Oscar, Marta y Francisco, Silvia y Pino, Susana y Hugo, Rosa y Germán, Estela y Víctor, Graciela y Néstor, Silvia y Víctor, Clara y Juan Manuel, son tantos, por favor coloquen aquí sus nombres:

      ......................................... Y .........................................

      Que puedan en cada instante de sus vidas decir: “¡Mi amado es para mí, y yo soy para mi amado!”.

      Para dialogar en pareja.

      1.- ¿Qué aspectos del cuidado de nuestro amor hemos olvidado? Cada uno exponer sus necesidades.

      2.- ¿Qué gesto generoso del otro, recuerdas con más fuerza?

      3.- ¿Cómo cultivar y acrecentar el aspecto romántico de nuestro amor?

      Para orar juntos.

      Señor Jesús,

      te agradecemos la oportunidad

      que nos has regalado, como esposos,

      de construir un castillo juntos,

      de poder disfrutar de la maravilla del amor.

      Te pedimos, que permanentemente cuidemos nuestro amor;

      que conservemos la frescura de la generosidad romántica,

      sin perder la capacidad de pensar en el otro,

      de sorprenderlo con aquello que más le agrada,

      de hacerle sentir que vive, que el amor vibra entre los dos,

      que es muy importante.

      Ayúdanos, a que nuestro amor

      jamás envejezca,

      que sea como el vino,

      cuanto más añejo, mejor.

      Amén.

      El amor: sello y fuego eterno de los esposos

      Como el manzano entre los árboles silvestres,

      así es mi amado entre los jóvenes;

      bajo la sombra del deseado me senté,

      y su fruto fue dulce a mi paladar.

      He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;

      he aquí que tú eres hermosa.

      (Cantar de los cantares 2,3. 4,1)

      Esto se Llama Amor

      (Autor: P. Favini - N. Gurvich.

      Canto: Trío San Javier y María Celeste)

      Hola amor, ¿cómo estás?

      Acércate que quiero darte un beso.

      Que mejor ocasión, ahora, justo ahora que regreso.

      Soy feliz con la paz

      que encuentro cuando vuelvo a nuestra casa,

      y es por ti,

      que me das un mundo

      de ternura y de confianza.

      Hola amor, ¿cómo estás?

      ¡Qué ganas que tenia

      de abrazarte!

      Compartir un café,

      que tengo tanto tanto

      que contarte.

      Otra vez te extrañe,

      igual que ayer,

      que hoy y que mañana,

      otra vez, espere espiando

      tu llegada en la ventana.

      Esto, esto se llama amor,

      esto que tiene el sello

      de nosotros dos.

      Esto, esto se llama amor,

      esto que tiene el fuego

      eterno de los dos.

      Sabes bien,

      que tú y yo a veces

      discutimos por tonteras,

      es la ley del amor,

      porque el perdón

      después vale la pena.

      Bien o mal,

      pero igual luchamos

      y seguimos adelante,

      esta es la razón para

      entregar el alma a

      cada instante.

      Esto, esto se llama amor,

      esto que tiene el sello

      de nosotros dos.

      Esto, esto se llama amor,

      esto que tiene el fuego

      eterno de los dos.

      Él: Te parece bien…

      esta noche vamos al cine

      y después vamos a cenar.

      Ella: Me parece bien,

      pero prefiero

      ir primero a cenar

      y después al cine.

      Él: Pero es que después

      no nos queda tiempo

      para ir al cine.

      Ella: ¿Cómo no nos va

      a quedar tiempo?

      Él: Pero, ¿cómo?

      Ella: Que ocurre,

      tengo apetito.

      Él: Bueno, pero es que

      no puede ser que hagamos

      lo


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