El sello y la pluma. Carlos Ibañez

El sello y la pluma - Carlos Ibañez


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la tierra…

       Fangio –Su secuestro en Cuba–

       Tango, origen y nacimiento

       Teatro, La comedia espejo de la vida

       Tragedia en el Ballet Nacional

       José María Paz –Un tiro de boleadoras–

       Una vieja polémica educativa – ¿Laica o Libre? –

       Vida de Perros

       Vuelta de Obligado

       Yerba Mate –Leyendas–

      Introducción

      Escribimos en tiempos de pandemia, el llamado Covid-19 ha obligado a la población mundial a aislarse y, paradójicamente, a repensar sus vínculos con el otro. Cosa curiosa, si creemos estar ante una sociedad hipertecnológica, que concibe un cambio profundo en la forma en que convive y trata con las cosas a través de una especie de “realidad virtual”, que supone la ausencia de las dimensiones física y biológica de los seres. Un ser humano perpetuamente abstraído, un homo absortus que concentra su atención, su actividad y su pensamiento en lo que ocurre en una pequeña pantalla, aislándose de lo que lo rodea encerrado en su propia burbuja, ahora añorando, reclamando y revalorizando el contacto físico.

      Este comentario es reflexivo. Tal vez esta especie de plaga bíblica que hoy asola al planeta, signifique para la sociedad en que vivimos un recordatorio de que el verdadero mundo es el natural, un mundo que tiene sus ciclos, su viento, su agua, sus aromas… Ese mundo que nos espera afuera y merece ser vivido.

      La emisión de un sello postal siempre obedece a un motivo: conmemora un episodio en particular y lo fija en el tiempo. Desde una perspectiva simple, un sello postal es un pequeño trozo de papel impreso con un valor por el servicio de correo de un destino a otro. Pero no es sólo eso. Para el coleccionista, los sellos postales son un universo de relojes detenidos en un tiempo preciso, cada uno contiene una historia. La filatelia es una guía que conduce a los libros y en ellos se aprende a mirar intelectualmente la historia, la sociedad, el mundo… la vida. A educarse con lucidez, a reconocer los valores, las luces y las sombras de los pueblos y de los hombres en el devenir de su historia.

      Los temas abordados en el trabajo, como en toda selección son arbitrarios, sin embargo, nos hemos preocupado de incluir entre ellos a aquellos que permitieran transmitir aspectos quizá poco conocidos, o tal vez olvidados. Hemos considerado que la forma más práctica de presentarlos era por orden alfabético; el uso de la cronología o la temática para agruparlos hubiera sido engorroso. Hemos tratado de plasmar en los escritos una mirada ecuánime, despojada de chauvinismo y demagogia. El lector sabrá perdonarnos si no lo hemos logrado, al fin la forma en que se percibe la realidad está determinada por la historia de cada uno y su modo de ver la vida.

      Ojalá es una interjección que denota el deseo de realización de algo. La expresión proviene del árabe “in sha’a Allah” que significa “si Dios quiere”. Tenemos la esperanza de que cuando pase esta pandemia podamos construir un mundo “algo” mejor. Y también el deseo de que algunas de estas líneas hayan sido del agrado del lector. ¡Ojalá así sea!

      Prólogo

      El sello y la pluma. La abstracción de estos términos da título a nuestro trabajo.

      Coleccionar es un instinto humano básico y muy antiguo. Ya sea de estampillas o de cualquier otra cosa, una colección puede convertirse en una pasión de por vida, con todo lo que ello implica. La “llamada” del coleccionismo está sin duda muy ligada a aspectos de personalidad. El perfil del coleccionista es propio de personas organizadas, extremadamente ordenadas y cuidadosas, aunque no se puede hablar de un patrón estricto, pero si de una característica muy propia de los auténticos coleccionistas.

      Si bien la filatelia concede libertad en el armado de la colección, el coleccionismo de sellos tiene una metodología que requiere técnica, disciplina y tiempo, al coleccionista le motiva la búsqueda y sabe esperar pacientemente esa pieza que anhela así fuera por muchos años. Tal constancia amolda el carácter.

      En la experiencia personal de quien esto escribe, la filatelia es más que una mera afición o hobby: es una verdadera pasión que revela mucho más que lo que cada estampilla conmemora en sí misma. Y tal vez es mucho más que eso; el estudio de las estampillas, es la puerta de entrada a un mundo de realidades, mitos y leyendas. Un mundo que puede abordarse desde la historia o la ficción, lo abstracto o lo específico; un mundo que involucra tanto al individuo como a la colectividad en su relación con sus tradiciones o sus ideas de avanzada. Un mundo que reviste un interés particular precisamente por su capacidad de descubrir, de extraer del objeto coleccionado historias apasionantes que revelan el espíritu por preservar la memoria que da sentido a la efeméride.

      Los sellos postales nos permiten viajar a cualquier país sin necesidad de pasaporte; de su mano podrá conocer al hombre y su entorno: la aldea, la populosa ciudad, el orbe; pisar su suelo, contemplar sus paisajes, su flora, su fauna; adentrarse en su historia, con sus luces y sombras; conocer su cultura, sus ritos, su música…

      Como todo coleccionismo, la filatelia reconoce otro aspecto de su actividad, quizá más prosaico, que es su relevancia en el ámbito económico: todo coleccionismo promueve diversidad de negocios. La universalización de la filatelia ha ido conformando un movimiento comercial de importancia: negocios especializados, casas de subastas, fabricantes de insumos, editores de álbumes, eruditos catálogos y bibliografía especializada.

      Podemos decir, a modo de cierre, que el presente trabajo no intenta ser un manual o compendio sobre filatelia, los sellos postales han sido, en todo caso, la guía para la creación del contenido, aunque también contenido en sí mismos. Los datos “técnicos” que acompañan a los sellos aquí incluidos y que se exhiben son mínimos, pudiendo el lector interesado recurrir a bibliografía especializada para ampliar información


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