El sello y la pluma. Carlos Ibañez
la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
Ajedrez–II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
Reina, torre directa y peón ladino
Sobre lo negro y blanco del camino
Buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
Del jugador gobierna su destino,
No saben que un rigor adamantino
Sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(La sentencia es de Omar) de otro tablero
De negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonías?
4 Jorge Alberto Rubinetti, falleció el 19 de septiembre de 2016 a los 71 años, había nacido el 19 de marzo de 1945. Alcanzó la jerarquía de Maestro Internacional de Ajedrez. Ganó cuatro veces el Campeonato Argentino de Ajedrez, participó en diversos torneos internacionales y representó a nuestro país en ocho Olimpíadas.
5 François-André Danican, apodado Filidor: Análisis del Juego de Ajedrez, Librería de la Vda. De CH. Bouret, París 1914, pág. IX. Filidor (07/09/1726—31/08/1795), músico y ajedrecista francés, es considerado uno de los mejores ajedrecistas del siglo XVIII
6 Miguel Najdorf, nació en Varsovia el 15 de abril de 1910 y falleció en Málaga el 4 de julio de 1997. Alcanzó el título de Gran Maestro Internacional. La variante Najdorf de la defensa siciliana es llamada así en su honor.
7 Oscar Roberto Panno, nació el 17 de marzo de 1935. Gran Maestro Internacional ganó múltiples torneos. Según el sistema de ranking Élő, Panno es considerado el segundo mejor jugador argentino de toda la historia, detrás de Miguel Najdorf.
8 José Raúl Capablanca, nació en La Habana el 19 de noviembre de 1888, falleció en Nueva York, el 8 de marzo de 1942. Campeón mundial de ajedrez de 1921 a 1927. Considerado uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.
9 Paul Charles Morphy (22/06/1837 – 10/07/1884). Estadounidense, se le considera el más grande ajedrecista de su época. Bobby Fischer lo incluyó en su lista de los diez mejores jugadores de todos los tiempos y lo describió como: “el jugador más preciso que haya existido jamás”.
10 Jorge Luis Borges: Obra Poética 1923–1967, Emecé Editores 1967, Pág. 175 y 176.
Antonio Berni
–Pintor de marginados–
Sello postal: Centenario del nacimiento de Antonio Berni
Hoja block que integra la serie emitida en conmemoración del centenario del nacimiento del pintor argentino Antonio Berni. Viñeta: obra “Manifestación” del año 1934; impresión offset multicolor. Leyenda: “ANTONIO BERNI 1905-1981 “MANIFESTACIÓN”, 1934”. Valor: 75c + 75c. Fecha de emisión: 12 de marzo de 2005.
Historia
Delicio Antonio Berni nació el 14 de mayo de 1905 en la ciudad de Rosario. Su padre Napoleón Berni, inmigrante italiano ejercía el oficio de sastre, su madre Margarita Pico era costurera, oriunda de Santa Fe. En los tempranos años de su vida, recuerda el mismo Berni, “… mi padre había alquilado un local a un italiano inmigrado igual que él, que tenía una librería. Entonces la clientela era escasa y este hombre se la pasaba todo el día dibujando, viéndolo, yo me puse a hacer los mismo… él habrá visto algo especial en mí porque recuerdo que le dijo a mi padre que yo tenía “un don especial para el dibujo” y le aconsejó que me mandara a estudiar… yo tendría 10, 11 años. Este hombre conocía un taller de vitrales de unos catalanes; la firma era Buxadera y Cia… él o mi padre hablaron y me tomaron”. Berni ingresa como aprendiz al taller de vitrales, “fileteaba y arreglaba vidrios en horas en que la escuela primaria me lo permitía, luego pasé a la categoría de ayudante, lo que significó un mejor sueldito. En aquel taller trabajaba un pintor catalán Eugenio Fornells”. Luego comenzaría a tomar clases con el mencionado pintor Eugenio Fornells y con Enrique Juan Munne en el Centre Catalá de la ciudad. A los catorce años, con el apoyo de Fornells expuso diecisiete óleos y ocho retratos al carbón. Fue su primera muestra individual, comentada elogiosamente por periódicos y revistas de Rosario. Al año siguiente las galerías Witcomb le pidieron obras para exponer en Buenos Aires.
Cinco años más tarde viaja a Europa con una beca del Jockey Club de Rosario y, tras una breve estadía en Madrid, se instala en París, donde estudia en los talleres de André Lhote y de Othon Friesz. Su constante curiosidad lo lleva a experimentar en diversas direcciones durante este período de formación; así, entra en contacto con importantes movimientos plásticos de avanzada y frecuenta las bohemias artísticas, donde conoce a Horacio Butler y Héctor Basaldúa, entre otros artistas. Después viajará por Italia, Bélgica y Holanda. En 1927 Berni regresa a su ciudad natal, pero al poco tiempo vuelve a París con otra beca, esta vez otorgada por el gobierno de la provincia de Santa Fe. Asegurada la subsistencia, aprende técnicas de grabado en el Atelier de la Grand Chaumière; allí conoce a Paule Cazenave —estudiante de escultura y secretaria del escritor socialista Henri Barbusse—, con quien se casa a fines de 1929.
Durante esa época recibe estímulos de la Scuola Metafísica y también del movimiento surrealista, al que consideraba “toda una visión nueva del arte y del mundo, la corriente que representaba a toda una juventud, su estado anímico, su situación interna después de terminada la Primera Guerra Mundial. Era un movimiento dinámico y realmente representativo … un campo de experimentación para mí”.
En 1930 Berni regresa al país, que se halla sacudido por el golpe cívico militar del general Uriburu; la situación imperante marcará una impronta en su obra artística. Dicha transformación tiene lugar en un contexto mundial afectado por nacionalismos y crisis económicas que, en nuestro país, se ve agravado por el derrocamiento de un gobierno democrático. Expresa Berni: “Cuando regreso de Europa, me integro e identifico con el mundo del cual soy originario, del cual no he tenido tiempo de desarraigarme… Así que yo no hice más que asumir como artista mi compromiso con el país. El artista está obligado a vivir con los ojos abiertos y, en ese momento, la dictadura, la desocupación, la miseria, las huelgas, las luchas obreras, el hambre, las ollas populares, eran una tremenda realidad que rompía los ojos”.
La revolución de 1930 había provocado el derrocamiento de un gobierno constitucional legitimado por el voto democrático, en manos de golpe cívico militar que fue convalidado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Un acontecimiento catastrófico por las consecuencias que tuvo a futuro para el sistema democrático de nuestro país. Aunque pasaba por una etapa de mediocridad Yrigoyen