El sello y la pluma. Carlos Ibañez
Aires.
Sucedió entonces un hecho insólito, el vapor Porteña fue tomado por las armas por un grupo de personas a las órdenes del general Ricardo López Jordán17 con el objeto de usarlo como custodia de otras embarcaciones cargadas con armas que se intentaban desembarcar en la provincia de Entre Ríos, con propósitos revolucionarios. Parte del pasaje y de la tripulación fue desembarcada en el pueblo de San José. Fue un error, el rápido aviso a las autoridades posibilitó que la Porteña fuera perseguida por el buque Garibaldi. En su huida, la Porteña quedó encallada en la frontera brasileña, donde los revolucionarios fueron detenidos y trasladados a Río Grande do Sul donde, con sugestiva rapidez, fueron dejados en libertad. Pero esa es otra historia.
Pedro Güerri falleció el 30 de abril de 1883 en la Penitenciaría Nacional. Francisco Güerri fue indultado el 4 de enero de 1890 por decreto de Juárez Celman, presidente de la República. El 8 de mayo del mismo año volvía a la cárcel por robo y lesiones.18
Ricardo López Jordán fue el responsable del asesinato del capitán general Justo José de Urquiza. La noche del 11 de abril de 1870 un grupo de exaltados penetró al galope en el Palacio San José, Urquiza vivía solo con su familia, no tenía guardias que lo custodiasen. Se resistió todo lo que pudo hasta que una bala traidora lo hirió de muerte en el rostro. Según algunas fuentes, días después Ricardo López Jordán se hizo designar por la legislatura como gobernador de la Provincia de Entre Ríos. El 22 de junio de 1889, Ricardo López Jordán fue asesinado en la calle por el joven Aurelio Casas, quien lo acusaba de haber ordenado asesinar a su padre, el capitán Zenón Casas. López Jordán pudo sobrevivir a su enemigo Sarmiento, pero no a la muerte violenta.
16 Algunas versiones indican que Aquiles Segabrugo habría sido ministro de Ricardo López Jordán.
17 Ricardo López Jordán era hermano de Cruz López Jordán quien fuera la tercera mujer de Urquiza y con quién tuvo dos hijos, Cruz era también madrina de Walmiro Urquiza, hijo de Justo José con Segunda Calvento. Walmiro fue asesinado horas después de consumada la muerte de su padre.
18 Historia de la Policía Federal – Tomo V 1868-1880, Biblioteca Policial, 1966 pág. 82/95.
Bandera Argentina
Sello postal: América – UPAEP. Símbolos patrios.
Sello que destaca la Bandera de la Nación Argentina, uno de los dos valores que integra la serie conmemorativa “Símbolos patrios”. La Unión Postal de las Américas, España y Portugal (UPAEP) fue fundada en 1911 y tiene como objetivos coordinar los servicios postales de sus integrantes y facilitar la comunicación postal. Viñeta: Bandera nacional; impresión offset multicolor. Leyenda: “AMERICA UPAEP”. Valor: $1,50. Fecha de emisión: 27 de marzo de 2010.
Historia
La Asamblea del año 13 instituyó junto con el Escudo y el Himno, la Bandera como símbolo nacional. Sin embargo, la insignia ya era enarbolada por los ejércitos patriotas desde antes.
A principios de 1812 el Gobierno tuvo noticias que, en Montevideo, la escuadra española se estaba preparando para remontar el Paraná y realizar ataques y saqueos. Manuel Belgrano fue enviado a Rosario con la misión de impedir el paso de la escuadrilla. Puesto a la obra se instalaron dos baterías fortificadas bautizadas con los nombres: Libertad una y la otra Independencia. Belgrano consideró que las tropas a su mando no debían combatir bajo el estandarte rojo y gualda de los españoles. Tuvo la “osadía” de concebir una bandera que llevara los colores de la Escarapela19, lo que ya había sido aprobado por el Gobierno a petición suya el 18 de febrero de 1812 y que ya lucían sus soldados. El día 27 de febrero debía efectuarse la ceremonia de inauguración de las baterías. Belgrano, sin previa consulta, ese día hizo enarbolar una bandera de su creación adoptando los colores blanco y azul celeste20.
Para la ceremonia, Belgrano ordenó formar la división en batalla, recorrió la línea a caballo, luego mandó formar cuadro y, levantando la espada, se dirigió a las tropas en estos términos: “Soldados de la patria, en este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela nacional; en aquel —señalando la batería Independencia— nuestras armas aumentarán sus glorias. Juremos vencer a nuestros enemigos interiores y exteriores y la América del Sud será templo de la Independencia y de la Libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo ¡Viva la Patria! Los soldados contestaron con un prolongado ¡Viva!”21.
El Gobierno desaprobó lo hecho por Belgrano y le ordenó arriar la bandera, ocultarla y enarbolar en adelante la bandera realista que siempre se había usado. El Triunvirato consideraba que no estaban dadas las circunstancias, sostenía lo que se había dado en llamar “la máscara de Fernando VII”: el ocultamiento de los propósitos independentistas. Y también, aunque no lo dijeran, de no contrariar al embajador lord Strangford, sometiéndose a la hipócrita estrategia inglesa de sostener buenas relaciones con España.
Belgrano no alcanzó a conocer esa nota oficial, ya que estaba marchado hacia Jujuy. Hallándose allí y a fin de conmemorar el 2° Aniversario del 25 de Mayo, aprovechó la circunstancia para hacer bendecir la bandera y jurar por las tropas. La Bandera fue bendecida en la Iglesia de Jujuy por el canónigo Dr. Gorriti, en presencia de las autoridades. Horas más tarde, Belgrano la presentó a las tropas y fue aclamada por los vítores y el tronar de los cañones. En su arenga dijo: “El 25 de Mayo será para siempre memorable en los anales de nuestra historia y vosotros tendréis un motivo más para recordarlo cuando sois testigos, por primera vez, de la bandera nacional en mis manos, que nos distingue de las demás del globo… esta gloria debemos sostenerla de un modo digno con la unión, la constancia y el exacto cumplimiento de nuestras obligaciones… Jurad conmigo ejecutarlo así, y en prueba de ello repetid: ¡Viva la Patria!”.
Enterado el Triunvirato, un indignado Rivadavia ofició a Belgrano: “El Gobierno deja a la prudencia de V.S. mismo la reparación de tamaño desorden (se refería a la jura de la Bandera), pero debo prevenirle que ésta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside y forma, los que jamás podrán estar en oposición a la uniformidad y orden V.S. a vuelta de correo dará cuenta exacta de lo que haya hecho en cumplimiento de esta superior resolución”. La nota del Gobierno produjo en el ánimo de Belgrano la más grande de las decepciones; de nuevo era censurado, lo contrario a lo que esperaba. Respondió el 18 de julio de 1812: “… he izado la bandera en dos oportunidades para exigir a V.S. la declaración respectiva en mi deseo de que estas provincias se cuenten como una nación del globo… (pero ya que el Gobierno no dictaba la independencia no le cabía otra conducta que recoger la bandera) Y la desharé para que no haya ni memoria de ella… si acaso me preguntan, responderé que se reserva para el día de una gran victoria…”.22
La victoria de Tucumán rehabilitó a Belgrano. La designación de un 2° Triunvirato, afín a una política más resuelta hacia los ideales de independencia dieron mayor sustento a sus anhelos y objetivos. Así pudo Belgrano hacer flamear por tercera vez el pabellón nacional, al celebrar la ceremonia del juramento de obediencia que debía prestar la tropa a las nuevas autoridades y a la Asamblea General Constituyente que se había formado.