Guerras A-D. Jesús A. Ávila García

Guerras A-D - Jesús A. Ávila García


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círculo. Los consejeros esperaron afuera, no sin antes avisar a cada uno de sus priis asignados en dónde estarían. Los dos ángeles caminaron hasta colocarse frente al grupo. Ricgar dijo:

      —Estamos aquí para que nos pregunten lo que gusten. Antes de comenzar, vamos a hacer lo que llamamos un intercambio de conocimientos. Algunos de ustedes han hecho preguntas a nosotros o a algunos de sus consejeros. Para no repetir esas preguntas vamos a hacer que todos conozcan las respuestas. Este método es limitado y solo cierta cantidad de conocimiento se puede intercambiar, porque depende de la interpretación de cada persona. Todos cierren los ojos hasta que les indiquemos que los abran.

      Cerraron los ojos y Ricgar y Gammar levantaron los brazos. Seis esferas de luz blanca aparecieron en el aire y se colocaron encima de cada uno de los amigos. Al detenerse, cambiaron de color al de las ciudades correspondientes, excepto las de Jessav y Agztran. Las esferas volaron encima de Ricgar y giraron alrededor de sus brazos. Se elevaban cada vez más e iban acercándose entre sí hasta que se combinaron. Se formó una esfera más grande que tenía los cinco colores, que iban de un lado a otro en la superficie. Después se dividió en seis esferas idénticas que se colocaron encima de los jóvenes. Bajaron hasta tocar la cabeza y desaparecieron instantáneamente. Los seis vieron imágenes en su mente. En pocos segundos conocían la información que alguno de ellos había preguntado con anterioridad.

      —Pueden abrir los ojos —dijo Gammar y así lo hicieron todos—. Para tener un mejor orden cada uno puede hacer una pregunta. Cuando todos hayan hablado volveremos a comenzar. Ricgar será quien dará las explicaciones a menos que me pida que lo ayude.

      —¿En dónde estamos exactamente? —preguntó Adifer.

      —Como ya saben, este mundo se llama Primon. No podemos dar una ubicación exacta, porque estamos en una dimensión distinta a la suya.

      —¿Para qué estamos aquí? —preguntó Lormin.

      —En este mundo existen priis y un ejército de ángeles que tienen como objetivo proteger las esferas de luz de los demonios. Los priis viven en los palacios y están conectados a las esferas de luz. Los demonios, nuestros enemigos, atacan las ciudades o sus alrededores y para eso están los ángeles. Existen dos ángeles para cada ciudad, por lo que serían ocho en total. Gammar y yo somos ángeles de Ciudad Zul. Los priis y ángeles tienen ese rol toda su vida. Al morir otros toman su lugar y no pueden ser reemplazados hasta que cada esfera de luz lo indique. Generalmente, cuando quedan solo dos o tres ángeles, nuevos candidatos aparecen para completar el ejército. Ustedes están aquí para sustituir a los priis y ángeles anteriores.

      —¿Por qué fuimos elegidos? —preguntó Homian.

      —En la esfera de cada una de las ciudades aparece la imagen de los sucesores. No sabemos por qué son elegidos ni por qué a veces tardan tiempo en mostrarlos. Con los ángeles sucede igual. Generalmente las esferas de luz eligen grupos de amigos o familiares. Suponemos que debe ser por el lazo de unión que tienen. Casi siempre son personas de otro mundo fuera de Primon.

      —¿Qué pasará en nuestro mundo? ¿Y nuestras familias? —cuestionó Omjand.

      —En su mundo es como si ustedes nunca hubieran nacido. Al transportarlos a nuestro mundo toda su existencia fue eliminada de esa dimensión.

      —¿Se puede regresar? —preguntó Agztran.

      —No podría darles una respuesta, nunca lo hemos intentado. Las esferas de luz pueden traer gente a Primon, pero no sabemos si pueden enviarlos de regreso.

      —¿Y qué ocurrirá con la gente con la que interactuamos en nuestro mundo en el pasado? Una vez salvé a un niño de ahogarse en una piscina. ¿Ahora él está muerto? —dijo Jessav.

      —No hay forma de saberlo. Quizá alguien más lo haya salvado o quizá murió. Es imposible saber cómo se comporta la dimensión de la que fueron traídos. Suena duro, pero una sola vida no es tan importante cuando está en juego la seguridad de todos los mundos existentes. Si los demonios se apoderan de las esferas de luz podrán ir a cualquier dimensión.

      Permanecieron en silencio por un momento reflexionando todo lo que habían escuchado. Estaban en Primon y no podían cambiarlo. Adifer rompió el silencio:

      —Espero que puedan entendernos. Dejamos nuestras vidas atrás para llegar a un mundo desconocido. No dimos nuestro consentimiento para venir. Es difícil, aunque entendemos que este mundo es importante para la protección de los demás.

      —Nos quitaron nuestras vidas —reclamó Homian.

      —Ustedes llegaron para comenzar una vida nueva. Para proteger algo más importante. Aquí su vida está dedicada a la protección de las esferas de luz. Es solo una leyenda, pero se dice que las esferas de luz fueron las que crearon este mundo y los demás. Por eso tienen el poder de traer personas a esta dimensión —dijo Ricgar.

      —Ricgar y yo no nacimos en Primon. Fuimos transportados de nuestros mundos para continuar con el cuidado de las esferas de luz. Pasamos por lo mismo que ustedes están viviendo en este momento. Sabemos cómo se siente —comentó Gammar—. ¿Tienen más preguntas?

      —Dijeron que los demonios quieren las esferas de luz. ¿Por qué no han atacado las ciudades aún? —preguntó Adifer.

      —Transportar personas de una dimensión a otra agota su energía. No atacarán hasta dentro de un mes o más. Necesitan recargar su poder.

      —¿Qué diferencia hay entre los poderes de los priis y los ángeles? —preguntó Lormin tocándose la frente.

      —Los priis pueden usar poderes sin gastar celdas de poder. Los ángeles tenemos un número limitado de celdas que usamos para nuestras técnicas. Dependiendo de la magnitud del poder es la cantidad de celdas de poder que utilizan. La técnica que más celdas de poder utiliza es el de revivir a una persona. Los priis pueden sanar, disparar un rayo de energía, aparecer su vehículo personal, comunicarse con cualquier persona en este mundo, y algunas otras habilidades que irán aprendiendo. Sus ayudantes les enseñarán a utilizar los poderes.

      —¿Tenemos que estar siempre en los palacios? O podemos salir a ver el mundo y otras ciudades —preguntó Homian pensando en Adifer.

      —La mayoría del tiempo tienen que estar en su palacio, porque si los demonios los capturan pondrían en riesgo la esfera de luz. Pueden salir de la ciudad siempre y cuando al menos uno de los ángeles permanezca en ella. Por lo que sí, puedes ver a Adifer casi cuando gustes. Además, pueden comunicarse con quien deseen en este mundo de manera remota.

      —¿En dónde están los otros ángeles guardianes? —preguntó Omjand.

      —Son de una dimensión diferente a la suya. Los seis fueron transportados hace unos días.

      —¿Qué diferencia hay entre los distintos tipos de ángeles? —preguntó Agztran.

      —Los poderes son los mismos. Visualmente la única diferencia son los colores de la luz. Cada uno tiene el color de la esfera de luz a la que pertenecen. También hay distintos tipos de demonios: planta, obscuridad, roca y eléctricos. Tú y Jessav serán ángeles de Ciudad Zul, como nosotros.

      —¿Qué pasa cuando las celdas de poder se agotan? —preguntó Jessav.

      —Con una celda es suficiente para usar las técnicas básicas y volar. Si se agotan completamente regresarás a ser un humano normal. Después les explicaremos todo lo que necesitan saber acerca de las celdas de poder.

      —No sé qué preguntar —comentó Lormin.

      —¿Alguien más tiene preguntas? —dijo Ricgar.

      —Llevamos en este mundo varias horas y no me ha dado hambre —dijo Agztran.

      —En este mundo no es necesario comer. Todo funciona gracias a las esferas de luz y su energía. Pueden comer por gusto, pero no lo necesitan para vivir.

      —¿De dónde salen los demonios? ¿Tienen alguna ciudad? —preguntó Omjand.

      — En realidad, nadie la ha visto,


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