Etnografías nómades. Leticia Katzer

Etnografías nómades - Leticia Katzer


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sociales y jurídico-políticos globales a escala provincial, nacional e internacional. No se trata entonces de recortar un supuesto “universo indígena”, expresión de una voluntad general y un sistema de representación unívoco, sino más bien de localizar una red de actores y agencias diversificadas que conforman circuitos en contextos de producción de relaciones de alianza y negociación con distintas agencias: academia, agentes estatales, instituciones religiosas, ONG, empresas, atendiendo a lo que cada una de estas agencias produce textualmente (por ejemplo, respecto de legislación, normativas y saberes científicos) como organizacionalmente (mediante observación y entrevistas sobre prácticas concretas). Así, cada red, cada circuito lleva consigo un sistema de representación, un esquema de poder, un conjunto de estrategias y un conjunto de tácticas específicas. En este sentido, se identifican distintas trayectorias que abarcan diferentes posiciones subjetivas (actores, roles y redes sociales), expresan distintas memorias y formas de vida-en-común y conforman distintos circuitos colaborativos. Así, más que recortar un “grupo”, el “grupo étnico”, se diferencian circuitos y redes que lo cortan transversalmente.

      En tanto “experiencia”, implica pensar el trabajo etnográfico en tanto una forma específica de estar, pensar y sentir en-común. La experiencia refiere a cómo se vivencia el trabajo de campo de manera interna y colectiva, respecto de las modalidades e implicancias afectivas y políticas de las relaciones que se tejen, las identificaciones y oposiciones que se generan, las preocupaciones y expectativas comunes, las sensibilidades, los estilos de vida, las búsquedas compartidas.

      Dentro de la reflexión teórico-metodológica nos abocamos al análisis del propio proceso etnográfico porque entendemos que la cualidad y calidad de la experiencia etnográfica es la que posibilita que la pluralidad de rutinas se exprese (Katzer y Samprón, 2011). Hemos sostenido que la posición de los interlocutores en la estructura social, las expectativas individuales, experiencias y relaciones previas de los sujetos, y los recursos simbólicos y materiales constituyen intermediaciones que definen las propiedades de las relaciones y por ende los alcances del conocimiento producido. Así leída, la experiencia etnográfica se construye como el soporte de una forma específica de producción del “otro”. Estas reflexiones intentan contribuir a desnaturalizar y visibilizar la complejidad de los contextos de interacción, considerando que abarcan distintas dimensiones y aspectos –tales como posición de los interlocutores en la estructura social, expectativas individuales, experiencias y relaciones previas de los sujetos, y recursos materiales y simbólicos en intermediación– que no siempre son problematizados por los analistas, enfatizando así el carácter situacional y dinámico de esas relaciones de interlocución. Entender el trabajo etnográfico como compuesto de “situación” implica asumir una posición metodológica que lo define como un campo dinámico de relaciones, en el que se delinean diversas estrategias e iniciativas discursivas y de acción por parte de los actores involucrados, configurando marcos de negociación, colaboración y conflicto a la vez.

      Finalmente, con relación a las implicancias políticas de las etnografías consideramos tres aspectos: 1) la forma de relación academia-campo; 2) el alcance teórico y la operatividad respecto de las posibilidades de traducción de los registros etnográficos en materia de políticas públicas, y 3) el alcance que tiene, en tanto trabajo multisituado, respecto de la articulación interinstitucional (academia, comunidades, organismos gubernamentales, ONG, empresas). El trabajo etnográfico multisituado involucra como objeto de registro a agencias e instituciones gubernamentales, aquellas que operativizan los marcos legislativos y el delineamiento de las políticas públicas en materia de diversidad cultural (entidades gubernamentales, empresariales y ONG vinculadas a proyectos de desarrollo económico y social), a agencias y actores locales dentro de la población que se adscribe étnicamente. El diversificar y ponderar científicamente diferentes puntos de vista puede expresarse en la diversificación y delimitación de políticas más inclusivas o menos excluyentes de criterios culturales distintos. El desafío es achicar la brecha que se establece entre las lógicas (y los mecanismos propios de la gubernamentalidad a través de los cuales los sentidos de “pertenencia étnica” son reconocidos y legitimados) y las reelaboraciones que los individuos o familias concretas hacen de ellos.

      Hemos tomado contacto con diferentes referentes indígenas, tanto del secano como del área urbana del Gran Mendoza y el área andina, huarpes y mapuches. Pero el área donde se ha desarrollado el trabajo etnográfico con mayor intensidad es el secano, puesto que esa zona presenta especificidades históricas, ambientales y culturales que hemos considerado fundamental puntualizar, sobre todo porque dan muestras de una práctica nómade contigua, tema central de nuestra investigación. Dentro del extenso territorio que cubre el secano, que son cerca de 10.000 km², hemos recorrido diferentes parajes y puestos. Los lugares donde nos hemos centrado son Lagunas del Rosario, San José, El Cavadito, Asunción; en los cuatro casos, tanto en los parajes como en diferentes puestos de alrededor, a saber: El Puerto, Agua Dulce, La Golondrina, Las Cuentas, Las Delicias, La Primavera, El Picaso, por mencionar solo algunos.

      El libro articula una dimensión teórica y una dimensión empírica. Presentamos problemáticas de orden teórico-metodológico y epistemológico, aglutinando léxico antropológico y filosófico. Este itinerario teórico delinea dos recorridos: 1) inscribe planteos derridianos y foucaultianos en fórmulas y supuestos de la crítica poscolonial y decolonial para nosotros centrales respecto de la investigación etnográfica, y 2) incursiona en el potencial epistemológico que tiene esta lectura en la exploración del ámbito de la etnopolítica contemporánea. La dimensión de orden más descriptiva y empírica reúne registros, notas y reflexiones etnográficas desde nuestra propia experiencia y biografía de campo. En el marco de estos registros presentamos también una descripción y un análisis del proceso de realización del documental reflexivo Nómadas. La búsqueda compartida.

      En el capítulo 1 realizamos la descripción del espacio etnográfico, respecto de ambiente, formas de trabajo y residencia, mecanismos de utilización de recursos y formas de organización locales. En el capítulo 2 exponemos los desarrollos epistemológicos de la deconstrucción, la hermenéutica genealógica de Foucault y la crítica poscolonial y sus articulaciones. Apuntamos a remarcar su potencial teórico como matriz de abordaje etnográfico. Analizamos la etnografía en tanto “dominio histórico” (texto-proceso-experiencia) describiendo, en su historicidad, su delimitación como “método” y su delimitación como proceso político, en el marco de una arqueología y una filolítica del saber etnológico/etnográfico. En el capítulo 3 realizamos una revisita de la crítica cultural, explorando los alcances y las limitaciones de sus supuestos y colocando como propuesta


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