La experiencia deformativa. Antonio Díaz Oliva
se siente feliz cuando otra gente es feliz.Toma el vaso de agua.
Espero que mi tía no lo moleste demasiado, dice ella.
Al contrario, dice el padre. Yo quiero que le pida demasiado. Y mejor que alguien lo discipline, ríe, pero que no sea yo.
Por primera vez ve una sonrisa en el padre de Jimin. Alexia toma agua y deja el vaso sobre la mesa.
Además por fin tenemos un tema para hablar, le dice el padre. Todas las noches, cuando estamos cerrando el restaurant, Jimin me cuenta sobre los videos de su tía. Alexia abre los ojos. Y últimamente lo he visto muy interesado en la exposición.
El padre de Jimin pausa.
Lo tiene muy contento, dice.
Alexia reacciona con un movimiento de nariz, cejas alzadas y la frente arrugada. Sigue con el vaso de agua en la mano.
¿Qué exposición?, pregunta sorprendida.
El padre de Jimin le confirma con una sonrisa. Y un rápido movimiento de cabeza.
La exposición, confirma él. De su tía.
¿Mi tía?, se pregunta ella.
Su tía es artista, dice el padre de Jimin, ¿no es así?
Alexia asiente con la cabeza. Deja el vaso de agua sobre la mesa. La verdad es que hace tiempo que no, dice Alexia. Hace tiempo que no hace nada de… de arte…
El padre de Jimin cambia el tono, agacha la vista.
Jimin la está ayudando con unos videos, asegura. Nada más que eso.
Unos videos, repite Alexia con cierta incomodidad y a la vez queriendo saber más. ¿Qué videos?
El padre de Jimin alza los hombros como queriendo decir que él, la verdad, tampoco sabe mucho. Dice que solo le importa que su hijo esté ocupado y feliz. Luego agrega lo siguiente.
Mi hijo comentó que usted le regaló un teléfono a su tía.
Alexia lo recuerda. Es verdad. Para que estuvieran conectadas. Algo que nunca ha sucedido.
Con ese teléfono graban los videos de arte, dice el padre de Jimin.
Alexia sigue en silencio.
Por lo menos eso me dijo mi hijo, termina el padre de Jimin como para ojalá zanjar el tema. Claro que yo no entiendo mucho de arte.
Aparece la mesera de pelo rojo y le trae su Dolsot Bibimbap. Alexia decide no hacer más preguntas. Falsea una sonrisa. Prefiere disfrutar su almuerzo y más tarde visitar de sorpresa a su tía. Sí, una de esas sorpresas que la señora Gonçalves y esposo odiaban.
El padre de Jimin se levanta y le desea que disfrute su almuerzo.
Se retira.
B
Gato del piso 5, departamento D.
Salta del sillón verde y aterciopelado, donde pasa durmiendo gran cantidad del día, y corre a recibir al conserje quien aparece con una bolsa de supermercado blanca. Apenas entra vierte el contenido sobre el suelo: son ratones de plástico, peludos y sonajeros. Son muchos, todos grises con nariz rosada. En la cara del conserje hay tristeza: sus cejas lucen caídas y el pelo, el poco pelo que le va quedando, ya no está peinado hacia el lado con gel. Parece recién salido de la cama.
El gato se entretiene con los ratones. Los jalonea con sus garras.
Después de varios minutos así, una vez que el gato parece más calmado, el conserje se acerca, le acaricia el lomo y lo levanta por el aire.
A
Jimin regresa, aquel sábado, con parlantes dentro de una bolsa de plástico. Ha pasado la mañana en el Persa Bío Bío buscando artefactos para mejorar su miniestudio de grabación y edición. Almorzó algo por ahí en el centro, y fue al cine a ver la última de superhéroes. Y, a eso de las ocho de la tarde, aparece por el Daegu para ayudar a su padre con el cierre.
Ese era el acuerdo: desde la muerte de su madre, cinco meses atrás, Jimin podía tomarse libre, o casi libre, los sábados.
Al llegar ve que el restaurant parece estar por cerrar. Las sillas están sobre las mesas, las luces bajas y el olor vinagroso de cuando se trapea el suelo le llega a la nariz. Valery, la mesera que ayuda los fines de semana, le hace un gesto con el dedo. Tu papi, le dice. No parece preocupada ni nada. Pero el gesto es obvio; su padre lo está esperando atrás, en uno de los biombos.
Gracias Valery, dice Jimin, quien encuentra a su padre solo y bebiendo licor de arroz. Frente a sí tiene varios papeles del restaurant (probablemente cuentas), así como su teléfono, del que salen noticias en coreano, y una taza de cristal con té de yuja sobre un plato de porcelana blanca.
Se saludan de mirada, sin intercambiar palabra.
El padre de Jimin le sirve un vaso. Jimin deja la bolsa con los parlantes a sus pies. Toma un sorbo: el licor le quema la lengua y baja hasta su estómago.
Tú sabes lo que le pasó a tu madre, ¿no?
Jimin asiente.
Se equivocó, dice. Pensó que no era perejil.
Su padre asiente.
Jimin sabe que no es así. La noche de la muerte de su madre hizo lo que cualquier adolescente hubiera hecho: lo googleó.
Y esto encontró en Reddit:
El consumo accidental de cicuta se debe a que se la confunde con el perejil y el hinojo, estos sin embargo se diferencian por su olor fétido desagradable. Todas las partes de esta planta son tóxicas, pero en especial las hojas, las raíces y los rizomas. Muy habitual en multitud de parques y jardines urbanos, sólo con un gramo de cicuta es suficiente para condenar a una persona a una muerte.
Su padre, en un principio, le mintió: dijo que su madre se había equivocado. Hasta esa tarde.
Tu madre lo sabía, dice. Ella tomó una opción, no pensó en consecuencias, ni en nosotros. Fue egoísta.
Estaba ahogada, responde Jimin.
Y el padre de Jimin asiente. Con su mano presiona el vaso, solo entonces alza los ojos y encara a su hijo.
¿Te sientes mal hablando de esto?
Jimin no sabe qué hacer, por lo general no intercambian miradas con su padre. Y no es que no quiera hablar de esto; sino que por fin está ocupado con algo y ese algo es la exposición de la señora Gonçalves; por eso últimamente no piensa tanto en su madre. No como antes.
La pregunta queda en el aire.
Y ya que su hijo no agrega nada, el padre de Jimin entiende que es mejor cambiar de tema.
Hoy vino la sobrina de la señora Gonçalves, dice.
Jimin alza los ojos.
Me dijo que ahora ella ayudará a su tía.
Jimin pestañea rápidamente por varios segundos. Se termina el vaso de licor de un trago. Le desea buenas noches a su padre y su padre le desea lo mismo.
Antes de subir a su habitación Jimin va al patio trasero. No le cuesta reconocer la planta: flores blancas y pequeñas, cinco pétalos curvados hacia el centro. Encuentra una madura. Busca las semillas. Son pequeñas y negruzcas. La mayor concentración, le dijo Gjcounter en Reddit, se encuentra en esas semillas.
B
Trotadora del piso 5, departamento E.
Dos siluetas entran y caminan por entre la banca con pesas, por entre la bicicleta elíptica y la bicicleta estática. Hay más polvo que la última vez, por lo que una de las siluetas tose y se detienen al lado de la trotadora. La otra se agacha, saca una bolsa de plástico y con un cuchillo comienza a rascar algo que parece ser sangre. Luego dan vueltas por el departamento por una hora. Y una vez que finalizan se alejan de la trotadora del piso 5, departamento D, y caminan dándonos la espalda. Por detrás su chaqueta dice PDI, policía