La experiencia deformativa. Antonio Díaz Oliva

La experiencia deformativa - Antonio Díaz Oliva


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la bienal dijeron lo siguiente.

      Que colgarían pantallas del techo con cadenas. Que cada pantalla tendría uno de los videos, un compilado de momentos de la gente que la señora Gonçalves observa y graba, en constante repetición. Que cada compilado sería editado y musicalizado por Jimin.

      Y que la gente avanzaría de video en video, siguiendo las vidas ajenas y su evolución temporal.

      B

      Trotadora del piso 5, departamento E.

      Es como una esfinge: sentado sobre la pantalla controladora de la trotadora que alguna vez perteneció a sus dueños. Es el gato del piso 5, departamento D. En un momento entra el conserje y lo primero que hace es cerrar la ventana. Parece agitado. También un poco preocupado. El conserje estornuda y el gato lo mira estornudar. El conserje saca de su cotona uno de los ratones grises. Lo tira al suelo y el gato comienza a jugar. El conserje camina por entre la trotadora, la banca con algunas pesas, la bicicleta elíptica y la bicicleta estática. Se detiene. Se saca la cotona azul: queda en una sudadera. Se sienta en la banca. Permanece pensativo unos segundos. Se pone de pie y se acerca a las pesas. Toma las de 20 kilos, alza los brazos y los baja hacia los lados, todo esto frente al espejo de cuerpo completo. De a poco se relaja. Por un momento el gato deja de jugar con el ratón y mira al conserje levantar pesas.

      A

      La noche anterior Alexia la visita. No se puede grabar a la gente y exponer sus vidas sin antes pedirle permiso, le dice. Su tía le responde que Jimin borra sus rostros. Nadie se dará cuenta. No importa, responde Alexia, al borde de enojarse por primera vez con su único familiar vivo. Además yo soy responsable por usted. Solo yo puedo autorizarla para hacer la exposición.

      La señora Gonçalves la mira con hastío.

      B

      Mujer del piso 14, departamento G.

      Está de rodillas, apoyando los codos sobre el colchón y rezando en silencio, con los ojos cerrados, cuando algo sucede. Se pone de pie. Se arregla el pelo. Y la vemos pasar de su pieza al living, y de ahí camino a la entrada del departamento.

      Segundos más tarde regresa con algo en sus manos: es una torta. Ahora la mujer del piso 14, departamento G, parece extremadamente feliz. Detrás de ella viene el hombre del piso 8, departamento F. Este no solo trajo la torta, sino que también una bolsa de nylon con casetes de VHS. Se nota que es primera vez que entra al departamento de ella, ya que permanece quieto y sin saber qué hacer, aunque de a poco se relaja. Se sienta sobre el sofá de cuero negro. Ella va a la cocina y regresa con la torta con forma de pelota de fútbol. Corta dos pedazos mientras el hombre del piso 8, departamento F instala el VHS. Con varios gestos le explica lo que están a punto de ver. Ella parece feliz.

      A

      Con sus manos mueve las ruedas. La señora Gonçalves avanza desde su dormitorio hasta el living.

      Ahí está el trípode. Y sobre el trípode está el iPhone plateado. Y de este desciende un cable con un interruptor que la señora Gonçalves usa para grabar, detener, reproducir, avanzar y pausar.

      Está por tomar el cable cuando golpean la puerta.

      Escucha que alguien entra.

      Es Jimin.

      De su mano cuelga la habitual bolsa con el almuerzo.

      Las miradas de ambos se encuentran. Saben que aquella será la última vez. Desde mañana en adelante Alexia le traerá el almuerzo. La sacará a pasear. Y de seguro le hará muchas preguntas.

      Minutos más tarde avanzan por el centro de Santiago, camino a una notaría. Jimin la lleva a toda velocidad y parecen felices, eufóricos, incluso extasiados. La señora Gonçalves se ríe de ella misma y su interés por la vida de los demás. ¿En qué estaba pensando? Su esposo estaba muerto. Jimin también sonríe. Aunque no sabe por qué. Puede que sea porque la gente que camina por el paseo Ahumada los mira extrañados: un chico de pelo largo y rape al costado, y una señora anciana en silla de ruedas. Se mueven rápido y sin pedir permiso.

      B

      Piso 10, departamento C.

      La mujer del matrimonio está por dejar el departamento cuando justo entra el conserje. Se saludan con deferencia y cordialidad. Antes de desaparecer le pasa unas llaves y le pide que firme un documento.

      Después de hacerlo el conserje, quien parece más musculoso, entra al departamento.

      Esta vez no viste cotona azul, sino mocasines negros, jeans y una camisa amarillo zapallo con los botones del pecho abierto. El conserje pasa directo a la cocina donde permanece por una hora y tanto preparando el almuerzo.

      Entonces llega su hijo y el pololo de su hijo.

      El primero es muy flaco, con ojos como de sapo, el pelo largo y un par de rastas entremedio; el segundo es menos flaco y de brazos musculosos, con la cabeza calva y sudorosa.

      El conserje los hace pasar.

      Luego de mucho tiempo salen de su departamento, del departamento H. Los invita al comedor. Ya tiene la mesa puesta: tallarines con pesto, la misma ensalada de lechugas con rábanos que parece de plástico, pisco sour, pan con pebre, una Coca Cola. El hijo y su pololo se miran entre ellos, con algo de extrañeza. Ríen. El conserje indica una tabla con quesos y crackers y aceitunas moradas. No alcanzan a hablar demasiado cuando tocan el timbre. El hijo y su pololo se miran extrañados. El conserje sale del comedor y regresa: trae del brazo a una mujer de su edad, digamos de unos sesenta años, la cual lleva un vestido negro escotado, tacones también negros, abultado pelo ruliento y rojo.

      El conserje presenta la mujer a su hijo y al pololo de su hijo. Es un almuerzo de mesa larga. Dura hasta las cinco de la tarde, hora en que deben devolver el departamento para el próximo cliente.

      A

      Una vez de regreso en el departamento, ya con el documento jurado, Jimin va a la cocina. De uno de los potes plásticos saca la sopa de res. La echa en un plato de porcelana y la calienta en el microondas. Sus manos tiemblan. ¿Fue así como lo hizo su madre? Se recuerda a sí mismo que la idea es de la señora Gonçalves. Que él no está haciendo nada malo. Al contrario. La señora Gonçalves le dijo que lo viera como un favor. Le estaría eternamente agradecida.

      De su bolsillo saca una bolsa Ziploc con solo un gramo de semillas pequeñas y negruzcas. Las muele como si fuera pimienta. Las echa sobre la sopa. Se lava las manos. De nuevo: esto es lo que la señora Gonçalves le ha pedido. Una vez que regresa al living la encuentra con el iPhone frente a ella. La señora Gonçalves quiere grabarse a sí misma.

      B

      Trotadora del piso 5, departamento E.

      Las siluetas entran y caminan por entre la banca con pesas, por entre la bicicleta elíptica y la bicicleta estática. Hay incluso más polvo que la última vez. Dan vueltas por el departamento hasta que lo encuentran: el gato del piso 5, departamento D. El gato duerme sobre la trotadora, sobre el panel de control. Está acurrucado como si fuera un camarón. Es de esos gatos dóciles y por lo tanto se deja cargar sin problemas y acto seguido las siluetas se alejan de la trotadora del piso 5, departamento E, y nos dan la espalda con su chaqueta que dice PDI, policía de investigaciones.

      A

      El martes siguiente Alexia pide permiso en el trabajo para almorzar un poco antes, y por eso ahora vamos a caminar por la vereda norte de la Alameda hasta llegar al Cine Arte. A un costado está Los Secretos del Inca, donde pide la colación del día. En cosa de minutos le pasan un envase de plumavit con papas a la huancaína, una ensalada en un contenedor de plástico transparente y pan trozado, y en otro contenedor, esta vez chico, una salsa blanca y picante.

      Mientras camina por la Alameda piensa sobre lo sucedido el sábado pasado.

      Aquel sábado pasado, Alexia le dijo al padre de Jimin que se sentía mal. Que no era su intención dejar a su hijo sin trabajo. Lo que pasa es que prefería, de ahora en adelante, ella misma ayudar a su tía. El padre de Jimin dijo comprenderla. Le pidió, eso sí, un par de días para que Jimin se despidiera. Hace


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