Crimen dormido. Vanessa Torres Ortiz
no. Ella no tomaba nada y no creo que estuviesen relacionados con nada parecido, pero hay algo que me ronda la mente…
—Dime, ¿qué es? —inquirió acercándose hacia él.
—Todo esto me huele a mí a crimen pasional. Por mi parte no, claro está: yo no la hubiese matado jamás, menos aún ahora que nos íbamos a ir a vivir juntos, pero por la parte de él… Yo, al igual que Mónica, también pienso que Juan tenía una amante. A lo mejor ha podido ser ella en un ataque de celos quizá.
—¡Claro! Justo, ese es un buen móvil para un asesinato. Bueno, me refiero a que ha habido muchos crímenes por ese motivo —Observó la mesa de al lado; había una pareja sentada y esta no hacía más que mirarlos. Volvió a acercarse a su jefe y bajó el volumen de su voz—. Esto lo tiene que saber la policía, es un dato relevante.
—Espera, Cintia, espera un poco; todo esto lo hemos llevado en secreto durante dos años y ahora que ella ya no está no quiero sacarlo a la luz. Escucha, mañana vas a ir al entierro; imagino que habrá mucha gente, pues ellos eran muy conocidos aquí en Campero. Yo asistiré, pero de la manera más cautelosa posible, así que quiero que tengas los ojos bien abiertos con todas las personas que asistan; si Juan tenía una amante, es muy probable que también asista. ¿Comprendes hasta dónde quiero llegar?
—Sí, perfectamente, lo ideal sería que la encontrase y hablase con ella.
Se dieron un abrazo nada más salir de la cafetería. Ella subió a su nuevo coche y él quiso marcharse caminando; un poco de aire fresco le sentaría bien. De camino a casa Cintia no podía todavía creer lo ocurrido esa tarde en la cafetería. ¡Y Juanra pensando que esa cita era una excusa para flirtear el jefe con ella! «Verás cuando te lo cuente», pensaba en voz alta dirigiéndose a su chico. Sintió mucha pena por Justo: detrás de esa fachada de tipo duro, se escondía un hombre romántico y sensible; tenía que estar pasándolo realmente mal.
Esa noche la televisión solo tenía la utilidad de ser una lámpara más del salón de Cintia: ella continuaba, como de costumbre, navegando en sus pensamientos. Desde el día que encontró los cadáveres de los vecinos, su vida cambió. Sentía que con cada paso que daba sobre el caso todo se complicaba. Y pensar que un matrimonio tan bien avenido encerraba en ellos un gran baúl de secretos; lo que quedaba por descubrir…
Cintia había rechazado la propuesta de Juanra de quedar en su casa para ver una película: se sentía cansada. Además, quiso quedarse a solas y preparar las preguntas que tenía pendientes de realizar al día siguiente en el cementerio.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.