KOS, grabado en las piedras. Francisco Arnau

KOS, grabado en las piedras - Francisco Arnau


Скачать книгу
marzo de 2022

      Seguir a Rigel había sido sencillo, pero esa periodista metomentodo ya había hecho su papel, y su oficio y carácter eran una seria amenaza para la patente y los derechos de Minius Labs en KOS. Los escrúpulos no eran precisamente la cualidad más destacada de Bootes Sagitta y sabía que una deuda que Etamin Mintaka tuviera con él, podía ser el camino perfecto para obtener un alto cargo en la nueva Mintaka Labs. Esa niñata no iba a ser impedimento para que los aires de grandeza de aquel hombre se hicieran realidad. Un accidente fortuito sería sencillo de provocar en una aficionada a los deportes de riesgo. Se encargaría él mismo. Era un trabajo minucioso que estaba acostumbrado a realizar.

      El acceso a su ordenador había sido sencillo, ya que ella misma se conectaba a través de aplicaciones de control remoto, y bastó un simple escaneo de su red wifi para conseguir las credenciales que le otorgaran acceso ilimitado a ese viejo portátil. Instalar un agente de información sensible le costó algo así como veinticinco segundos, y era suficiente para saber si aquella Venus Hadar era o no alguien por la que preocuparse... Y resultó ser que sí. Sus pesquisas habían sido un éxito y espiar los movimientos de Rigel había demostrado que se estaba ocultando y procesando información fuera del entorno cerrado de KOS y Minius Labs. En definitiva, se estaba saboteando información. En el particular juicio de la mente de Sagitta la sentencia estaba dictada. Rigel aguantaría mientras fuera necesario, pero a esa estúpida ya le había llegado la hora.

      El sabotaje de un soplador o un arnés no le llevaría mucho tiempo y culminaría una acción magistral que evitaría que nada saliera de donde nunca debió salir. Hacer desaparecer a Rigel sería más complicado ya que se había erigido como figura más mediática, y sus actividades de mayor riesgo eran sus diarias carreras por el Turia de sus amores. Ya buscaría otro método menos fortuito, pero igual de efectivo, que el que había pensado para Venus cuando llegara el caso. Además, sus conocidos encontronazos con la alta dirección de Mintaka Labs podría poner en una situación complicada al propio Bootes Sagitta y a su jefe, el todopoderoso Etamin Mintaka, en caso de cometer algún error, por lo que había que organizarse bien.

      20

      Valencia, marzo de 2022

      Venus intuía que aquel reciente reportaje sobre el envío de señales a los centros nerviosos con aquel extraño artilugio '...u234’, debía tener algo que ver con las cosas que le habían pasado últimamente, pero lo cierto es que no encontraba ninguna relación. Había cubierto muchos reportajes de corte científico en los últimos tiempos, prácticamente un par a la semana, y lógicamente se había entrevistado con casi un centenar de personas de distintas empresas solo en este último año.

      La natural simpatía de Venus le había hecho congeniar con muchas de ellas, con otras no tanto, pero nunca había llegado a ser tan violenta que derivara en posteriores amenazas o similares. Comenzó con búsquedas que pensaba arrojarían información en su agenda digital pero lo que encontraba era una continua sucesión de resultados inconexos, que no hacían más que marearla más de lo que ya estaba. Después decidió organizar los artículos ordenados por las etiquetas con las que solía clasificar la temática de los reportajes.

      Tras repasar varios asuntos llegó a la entrevista con aquel atractivo científico que lideraba ese extraño proyecto KOS. Hacía ya un año de aquello, y prácticamente había olvidado los detalles de la entrevista. Pero gracias a que tenía una memoria de pez, solía acompañar la información de su almanaque con imágenes que casi nunca eran publicadas, pero que le servían para recuperar los detalles que de alguna forma quería conservar de cada encuentro. Así, recordó aquella tarde junto a la estación hablando de algo más de lo que una entrevista profesional debía propiciar. Aquel chico le había causado una sana admiración. Su carácter tímido inicial se había tornado, tras un par de horas de conversación, en un pozo de sorpresas.

      Venus había quedado realmente sorprendida de las comparaciones que aquel joven científico le hacía entre una catedral y la memoria. Al parecer Rigel había dado con una clave importante para la comprensión intrínseca de la memoria humana al asociar el comportamiento de las dovelas y las piedras clave de las catedrales con las conexiones neuronales de las celdas de memoria humana. El hecho de entender la disposición de dichas celdas permitiría articular mecanismos para el gobierno de ella.

      Al igual que las cimbras en las catedrales eran unas estructuras de madera con forma de arco que sujetaban las dovelas de la bóveda hasta que se ponía la pieza central o clave, la memoria se sustentaba en estructuras que permitían gestionar recuerdos que se asentaban en piezas claves que Rigel había conseguido descifrar. Gobernar la memoria era fundamental, no solo para conseguir extraer los recuerdos de las personas, sino para empresas mucho mayores. Rigel conocía detalles acerca de esas células dovelas clave, que permitirían borrar los recuerdos perniciosos, causa en muchos casos de depresiones y traumas. Rigel había dedicado prácticamente los últimos diez años de su vida a estudiar unos mecanismos neurosensoriales muy complejos que finalmente había conseguido entender.

      —Entonces, ¿puedes borrar cosas de la memoria? —le había preguntado Venus, entre curiosa e interesada.

      —Realmente no se borran, simplemente cambiamos las piedras clave de esos recuerdos, llevándolos a otros arcos de la memoria... Ya sé que suena raro, pero funciona. De esa manera, siempre puedo recuperarlos, sabiendo qué es lo que he tocado...— Contestó aquel enigmático y atractivo muchacho.

      Recordó haber apuntado sus datos de contacto, pero no los tenía a mano. Su email y su teléfono los había añadido a la ficha del contacto en el periódico. Debía esperar al día siguiente para contactar con él, pero tenía la certeza que ese Rigel Bader podía ayudarle a entender algo de un sobre con extrañas fotografías y de un enigmático robo, que sin comerlo ni beberlo, la empezaba a incomodar. Se durmió con la certeza que al día siguiente se aclararía algo de todo este misterio.

      21

      Valencia, marzo de 2022

      Lo había planeado de forma sencilla. Bootes Sagitta debía aprovechar el momento adecuado, y ese momento podía ser el instante en el que había decidido requisar las pruebas de aquel complot. Además de robar el ordenador y aquellas imágenes, un cuidado corte en su arnés debía ser suficiente para provocar un desafortunado accidente, sabiendo que se avecinaba la conquista de un nuevo pico en la ya larga lista de montañas que Venus iba a coronar.

      Y así fue. Un fin de semana que debía ser de ensueño se tornó en trágico al caer el cuerpo de aquella joven periodista por la gruta de los olvidos, cuando enfilaba las últimas cuestas de aquella ascensión por el anillo Vindio de los Picos de Europa. Nada se podía hacer por ella. Los medios aéreos no podían llegar a aquel punto, y sus compañeros de escalada habían intentado lo imposible, pero la mala suerte se había cebado con Venus. La 'gruta de los olvidos' se llamaba precisamente así por lo olvidados que quedaban los desafortunados que habían caído en ella. Nadie había salido de allí con vida. Era una gruta inaccesible y casi imposible de explorar, por diferentes razones.

      La primera de ellas se apoyaba en las características morfológicas de la misma, es decir, la profundidad que tenía y la elevada altura en la que se encontraba su boca. La segunda, la elevada presencia de metano en su interior, que hacía incompatible la vida en ella sin máscara protectora. A todo ello, había que sumar la manifiesta imposibilidad de introducir más de dos personas simultáneamente por la apertura de la gruta debido al altísimo riesgo de desprendimientos. La casualidad quizá se cebó en ella, pero el primer golpe la dejó inconsciente y nada impidió que su cuerpo inerte cayera por aquella sima eterna que nadie había podido explorar hasta la fecha. El riesgo de montar una expedición de rescate era tan alto que todos sabían que antes que salvar una vida, lo más probable sería la pérdida de aquéllos que lo intentaran sin los medios adecuados.

      Desde luego, a Bootes Sagitta le había salido la jugada niquelada. Ni en el mejor de sus planes hubiera imaginado que el cuerpo de Venus no se encontraría, y que ningún rastro de su sabotaje podría ser investigado. De momento, un obstáculo había sido


Скачать книгу