Tercera edad. Pilar Pont Geis
de envejecimiento, el cual no causará ninguna frustración ni planteará problemas, sino que la vejez será una eta-pa más de la vida en la que podremos estar de forma natural. Hay que dar al organismo lo que necesita para mantenerse sano: una comida equilibrada y una actividad física adecuada, evitando, en lo posible, tomar medicamentos o similares.
El organismo envejece, se transforma y va perdiendo progresivamente sus facultades. En cada persona, este proceso se produce a un ritmo diferente. Hay quien, aun conservándose en óptimas condiciones físicas, pierde facultades mentales como, por ejemplo, la memoria. De todos es conocida la demencia senil, en que hay una degeneración de las capacidades mentales de la persona como puede ser: despiste, pérdida progresiva de la memoria, poca capacidad para prestar atención. A medida que pasan los años, estas alteraciones se van acentuando. Ello no significa que todas las personas mayores sufran esta alteración; también puede ocurrir lo contrario, que una persona se conserve en óptimas condiciones psíquicas y que, sin embargo, pueda tener problemas de tipo físico, como artrosis, problemas cardio-circulatorios, o bien respiratorios. Lo que sí es cierto es que frente a todas estas posibles alteraciones que puedan sufrir las personas mayores, la actividad física actúa positivamente, ya sea como prevención o bien como mantenimiento. Así pues, cada persona deberá practicar el tipo de actividad física que más le convenga y que se adapte mejor a sus necesidades, trabajando a la intensidad y al ritmo que le sea más cómodo.
Para trabajar de la forma más adecuada, es importante que cada persona conozca su cuerpo, sus posibilidades de movimiento, su capacidad de realizar un ejercicio de forma correcta sin llegar al agotamiento físico ni psíquico, que controle sus necesidades y sea consciente del tipo de actividad que le es más conveniente.
Por ejemplo, no realizará la misma actividad física una persona mayor que se haya inscrito a los cursos con la finalidad de mejorar una serie de alteraciones físicas como dolores musculares o bien articulares, que una persona cuyo objetivo sea más de tipo social, o sea, formar parte de un grupo, tener con quien hablar, hacer amigos, ya que esta persona necesitará una actividad más lúdica, basada en juegos, bailes, etc.
A continuación vamos a desarrollar, en primer lugar, todos aquellos aspectos referentes a la biología del envejecimiento, las características físicas de las personas mayores, analizando cada parte del organismo, observando cuáles son sus funciones y viendo cómo responden al envejecimiento. Veremos también la incidencia que tiene la actividad física en este proceso y las mejoras que con ella se obtienen.
El mismo tratamiento daremos a las características psíquicas como son las capacidades intelectuales, la atención, la memoria y también a los aspectos sociales y afectivos propios de las personas mayores.
BIOLOGÍA DEL ENVEJECIMIENTO
Hay dos preguntas fundamentales en gerontología. Por un lado, ¿cómo es que los diferentes organismos tienen períodos de vida característicos? Las diferencias clásicas, como el desarrollo, la diferenciación, la senescencia, ¿tienen, en realidad, significación biológica?
Hoy en día, los estudiosos están de acuerdo en que los diferentes acontecimientos que tienen lugar durante cada intervalo de tiempo sólo pueden ser entendidos completamente en términos de lo que les precede y de lo que les sigue. El envejecimiento aparecerá como un fenómeno subordinado.
Por otro lado, el envejecimiento, ¿es un fenómeno intrínseco, inevitable? O al contrario, ¿debe considerarse como un error biológico, como una enfermedad y como tal podía tratarse?
Las investigaciones realizadas en el campo de la biogerontología experimental han demostrado que muchos protozoos, algas unicelulares, estirpes celulares malignas pueden cultivarse crónicamente y no envejecen...
En los laboratorios se han creado artificialmente condiciones óptimas de vida y se ha conseguido prolongar el tiempo de vida de algunas especies animales. El hombre mismo ha pasado de tener, a principios de siglo, una esperanza de vida de 35 años, a una de 80 en la actualidad. Y ello se debe a la mejoría de las condiciones vitales, mejor alimentación, mayor control de enfermedades, mayor control de fenómenos externos, etc.
Ahora bien, tanto en el laboratorio como en la naturaleza, inevitable-mente se producen cambios biológicos que conducirán a la muerte. Posiblemente, estos cambios se deberán atribuir al envejecimiento. Este, por lo tanto, será un fenómeno intrínseco.
Llegados a este punto estamos en condiciones de aventurar una definición del envejecimiento. Éste reflejaría la tendencia al desorden que manifestaría un ser vivo organizado como un sistema interrelacionado de substancias químicas inestables que reaccionan de forma secuencial. Esta condición física del envejecimiento situaría a la vida dentro de las leyes de la termodinámica.
En los organismos que envejecen observamos diferentes etapas: fertilización, madurez sexual, detención del crecimiento, muerte. El envejecimiento sería una continuación del. crecimiento, pero si bien el desarrollo incluye los fenómenos de diferenciación, el crecimiento y la maduración que ayudarán a la supervivencia hasta que el individuo sea un adulto reproductor competitivo, los procesos del envejecimiento conducirán a una mayor dificultad de adaptación al medio ambiente y, al fin, a la muerte.
Resumiendo, podemos afirmar que los fenómenos iniciales del desarrollo conducirán a un perfeccionamiento de la función, con lo que el individuo será cada vez más capaz, y los tardíos darán como resultado el deterioro de la función y el individuo será cada vez más incapaz.
Las manifestaciones de la expresión biológica dependerán en gran medida del entorno. Pero los cambios morfológicos y funcionales asociados al envejecimiento serán debidos fundamentalmente a los cambios químicos y, por tanto, fisiológicos determinados por la variabilidad genética.
En la práctica, es imposible diferenciar qué fenómenos son consecuencia de procesos intrínsecos (genéticos) o extrínsecos (entorno ecológico, entorno psico-social, enfermedades). Pero hemos dicho al principio que el hecho de envejecer es un fenómeno intrínseco común a todos los individuos. La pregunta clave es:
¿Por qué envejecemos?
El oxígeno inhalado a través del aparato respiratorio, en nuestro caso los pulmones, es captado por los glóbulos rojos de la sangre. A través del sistema circulatorio es transportado hacia los diferentes órganos y tejidos. Cuando la molécula de oxígeno llega al interior de la célula, penetra en el interior de un orgánulo intracelular denominado mitocondria. Las mitocondrias, mediante complejas reacciones químicas, son capaces de aprovechar el oxígeno y obtener de él energía. Como consecuencia de estas reacciones químicas, se producen unas sustancias de desecho. Esta especie de basura, a medida que se va acumulando, es tóxica para la mitocondria. Cuando haya una cantidad suficientemente grande de basura, la mitocondria será incapaz de realizar nuevas reacciones para aprovechar el oxígeno. Cuando esto ocurra a un número determinado de mitocondrias, la célula no podrá obtener más energía y morirá. Este fenómeno repetido en los diferentes tejidos del organismo vivo condicionará su envejecimiento.
La capacidad de aprovechar el oxígeno, que supone la posibilidad de la vida, es, paradójicamente, la responsable del envejecimiento celular y, por ende, del envejecimiento del individuo.
Envejecimiento por órganos:
Piel
En la piel del anciano se alternan zonas de hiperpigmentación con zonas de pérdida del color natural. Existe también una atrofia de las glándulas sudoríparas y de los folículos pilosos. Esta circunstancia conllevará una disminución en la capacidad de producir sudor, por lo que el anciano tendrá más dificultades para mantener constante la temperatura corporal cuando ésta tenga tendencia a ascender, por ejemplo, al realizar ejercicio físico.
La piel pierde también elasticidad con el paso de los años. Ello es debido a la degeneración del soporte de colágeno, a la pérdida de fibras elásticas y a la deshidratación. Una