El islam y la cultura occidental. Lourdes Celina Vázquez Parada
Vivimos hoy en día en un mundo globalizado, en el cual la cultura anglosajona tiene una fuerte presencia; pero el inglés, como lengua vehicular universal, no debe sustituir a las numerosas lenguas que existen en el mundo: “Si cada uno de nosotros se viera conminado a renegar de sí mismo para acceder a la modernidad, tal como esta se define y se definirá, ¿no generalizarían las reacciones retrógradas y con ellas la violencia?”.69 Ahí tenemos, por lo menos en parte, una explicación de los atentados islamistas en el mundo.
Maalouf es un intelectual que se comunica a nivel global utilizando el francés, que hasta la primera mitad del siglo xx era la lengua universal. Su obra forma parte de la historia de la literatura de ese país. El francés, después del árabe, es su segundo idioma, igual que para Tahar Ben Jelloun. Los casos del árabe Rafik Schami, quien escribe en alemán, y del iraní Kader Abdollah, novelista de lengua holandesa, son parecidos. “Para cada uno de nosotros ese segundo idioma sería, desde la escuela, la principal lengua extranjera, pero sería también mucho más que eso, sería también la lengua del corazón, la lengua adoptiva, la lengua elegida, la lengua amada…”70
En realidad, Maalouf debe al francés, su segunda lengua, su gloria literaria. Es uno de los escritores más importantes de la literatura francesa actual. Identidades asesinas, un ensayo de calidad literaria, termina con una paradoja: “hay libros que uno quisiera que fuesen eternos…”71; pero en este caso el autor tiene la esperanza de que sus nietos ya no lo lean, y que para ellos los problemas tratados en la obra no tengan actualidad. Tiene esperanza en que los conflictos de identidad se resuelvan pronto; solo así las nuevas generaciones leerían este brillante ensayo como una interesante fuente histórica que nos permite comprender mejor el presente.
Las Cruzadas como choque de culturas
En su libro Las Cruzadas vistas por los árabes, Maalouf nos lleva a pensar la historia de una manera diferente: nos cuenta los sucesos de las Cruzadas de los siglos xi a xiii basándose en fuentes árabes. Desde esta perspectiva, la de un cristiano oriental, los malvados no son los infieles musulmanes, sino los caballeros cristianos, cuyos intereses eran en realidad económicos y no religiosos, como lo muestra el saqueo a la ciudad cristiana de Bizancio o Constantinopla.
Desde la visión occidental, las Cruzadas (1096-1291) son la gran hazaña de los caballeros medievales cristianos, para los cuales era una misión sagrada liberar la ciudad santa de Jerusalén de la ocupación de los moros infieles. Actualmente sigue siendo una ciudad de choques religiosos, principalmente entre judíos y palestinos, que afectan también a los peregrinos de otras religiones. Si en la Edad Media se enfrentó la Iglesia católica a los musulmanes, en el conflicto actual, entre judíos y palestinos, el Estado de Israel es apoyado por sus aliados de Occidente. Jerusalén no es solo un lugar sagrado para los cristianos; es un sitio fundante de las tres religiones abrahámicas, donde se encuentran símbolos importantes de cada tradición. En realidad podría ser un lugar de encuentro, como se ha pretendido en diferentes momentos.
Estudiar la historia de las Cruzadas nos permite entender mejor los actuales conflictos entre el Occidente cristiano y el Oriente musulmán. Son muy conocidas en el campo de la historiografía las obras monumentales de René Grousset y Steven Runcinman, L´Histoire des croisades et du royaume franc de Jérusalem.72 En 1983, Amin Maalouf publicó su investigación basada “casi exclusivamente en los testimonios de los historiadores y cronistas árabes de este tiempo”.73 Para el escritor franco libanés “está claro que el Oriente árabe sigue viendo en Occidente un amigo natural. Cualquier acto hostil contra él, sea político, militar o relacionado con el petróleo, no es más que una legítima revancha; y no cabe duda de que la quiebra entre los dos mundos viene de la época de las Cruzadas que aún hoy los árabes consideran una violación.74
La interpretación de Maalouf choca con la visión romántica y heroica de los historiadores occidentales. Nos muestra claramente que los motivos de los caballeros medievales, conocidos por los árabes como francos o franys, eran más políticos que religiosos, y lo que les importaba era, sobre todo, aumentar su poder. La Iglesia católica puso como ejemplo de santidad a sus fieles al rey Luis ix de Francia, quien organizó la fracasada cruzada de niños. Este tipo de actos brutales y salvajes de los franys, fue lo que para los orientales marcó principalmente las Cruzadas. Para Maalouf, los caballeros medievales llamaban la atención por su falta de cultura, que resultaba chocante para un pueblo tan refinado como lo era el árabe en ese tiempo. Ellos no se interesaban por la guerra y pusieron al mando de sus ejércitos a generales turcos o kurdos. La brutalidad de los franys escandalizaba también a los bizantinos, quienes fueron también sus víctimas. Las antiguas civilizaciones de Arabia y Bizancio se vieron enfrentadas a la invasión de bárbaros del norte de Europa que fueron capaces de realizar actos salvajes inauditos. No solo los cronistas árabes de la época, sino también los historiadores cristianos del siglo xix, nos describen cómo los franys devoraban a hombres adultos y a niños. Pero los historiadores occidentales modernos, como Grousset y Runcimann, mencionan estos actos bárbaros solo de paso o simplemente los omiten. Quieren evitar la impresión de que estos salvajes cristianos se enfrentaron a musulmanes civilizados y refinados. Todavía Arabia, desde España hasta Irak, era “el depositario de la civilización más avanzada del planeta”,75 señala Maalouf. Hay que reconocer que los franys aprendieron de ellos y asimilaron los logros de esta civilización en decadencia. Así, “el centro del mundo se desplaza de forma decidida hacia el oeste”,76 donde siguen desarrollándose la medicina, la arquitectura y las ciencias.
No podríamos imaginarnos un mundo sin el sistema decimal que los árabes introdujeron en las matemáticas. La presencia de los franys se termina en 1291 en el Medio Oriente, pero la conquista de España avanza a grandes pasos. Los turcos dominan cada vez más a los refinados y decadentes árabes: conquistan Constantinopla en 1453 y asedian Viena en 1529. Pero los verdaderos herederos de la gran cultura árabe son los occidentales. Los turcos retroceden a los Balcanes en el siglo xix y Grecia recupera su independencia. Durante la Primera Guerra Mundial se señala a Turquía como al “hombre enfermo del Bósforo”, cuyo territorio se reduce al que ocupa actualmente. Los ingleses llenan el vacío que dejaron los turcos en Palestina y los judíos se preparan para fundar un nuevo Estado. Durante los siglos xix y xx, ingleses y franceses colonizan gran parte del mundo árabe. Los occidentales controlan de nuevo gran parte de Arabia. Ahora, Israel y el petróleo son los focos de conflicto entre Oriente y Occidente.
Fanáticos religiosos, como los combatientes del Estado Islámico, tienen el propósito de vencer a Occidente, y una de sus armas más eficaces es el terrorismo, que se manifiesta con frecuencia a través de atentados suicidas. Con respecto a este fenómeno, el libro de Maalouf aporta un dato interesante. Nos describe a la secta de Los Asesinos, fundada en 1090 por el científico y poeta Hassan As-Sabbah, amigo del poeta místico Omar Khayyam. Hassan impuso su ideario político y religioso mediante métodos terroristas que pretendían eliminar a todas las personas que se opusieran a su secta: “para Hassan, el crimen no es un simple medio de quitarse de encima a un adversario; es, ante todo, una doble lección que hay que dar en público: el castigo de la víctima y el sacrificio heroico del adepto ejecutor, llamado Feday, es decir, comando suicida, porque siempre lo matan en el acto”.77
Esta secta no pudo imponerse y desapareció; pero es asombrosa la similitud de los actos de Los Asesinos del siglo xi y los atentados suicidas de los yihaidistas actuales. Maalouf, quien no es musulmán sino cristiano oriental, nos ofrece, en su historia de las Cruzadas, interpretaciones interesantes que nos permiten entender mejor los actuales conflictos entre Oriente y Occidente.
Relaciones entre las culturas islámica y occidental. Abdelwahab Meddeb
Uno de los ensayos más lúcidos sobre los problemas actuales del mundo musulmán es el libro La enfermedad del islam de Abdelwahab Meddeb,78 publicado en París en 2003 y traducido el mismo año al español y muchos otros idiomas.
Meddeb nació en Túnez en 1946 y vive en París desde hace más de treinta años, donde es profesor universitario de literatura. Conoce a fondo la cultura oriental del islam y la occidental del cristianismo, y eso le permite comparar las dos civilizaciones que tienen muchos problemas en común. “Si el fanatismo fue la enfermedad del catolicismo, y el nazismo la enfermedad