Metodología y técnicas de atletismo. Joan Rius Sant

Metodología y técnicas de atletismo - Joan Rius Sant


Скачать книгу
se refiere, los primeros juegos sobre tartán revolucionaron la velocidad. A partir de este momento se consolida el claro dominio de los atletas negros. Es la primera final olímpica de 100 m en la que los ocho corredores son negros. En los 200 m Tommie Smit y John Carlos, primero y tercero de la carrera, hacen pública su protesta por el trato que la sociedad americana daba a los ciudadanos negros. Escucharon el himno americano con el puño en alto enguantado en negro y declararon que solamente los veían como americanos mientras corrían en la pista. El poder negro continuó arrasando en las vallas altas, los dos relevos y los míticos récords del mundo de Lee Evans en los 400 m lisos y del relevo de 4 × 400. En mediofondo y fondo Keino, Gamoudi, Wolde Biwott fueron la punta de lanza de la avanzadilla africana que ya no dejará de dominar el panorama del mediofondo y fondo mundiales. Solamente dejaron dos medallas de oro para blancos, el australiano Douvell en los 800 m lisos o el mítico inglés Hemery en los 400 m vallas (un caso atípico de corredor de 400 m vallas que posteriormente se pasó a los 110 m vallas). La supremacía negra tuvo que esperar unos años en categoría femenina; el reinado de las atletas del este parecía indiscutible. Quizás el duelo más emocionante e inesperado fue el de las francesas Besson y Duclos, quienes rompieron los 400 m lisos con un dueto francés en el podio.

      Volviendo al pasado, las zapatillas de clavos son un invento muy antiguo; las utilizó por primera vez el norteamericano William Curtis en 1868, y los tacos de salida se comienzan a utilizar en 1929, pero no son homologados hasta 1938. En la mítica película Carros de fuego se puede observar el cuidado con que los protagonistas hacían los agujeros en la ceniza.

      Las vallas. Tienen su origen en los obstáculos naturales que los corredores encontraban, las cercas del ganado y en los setos de los hipódromos. Inicialmente eran cercas de madera fijas en el suelo, para progresivamente ir transformándose en obstáculos vulnerables en caso de tropiezo. La técnica de superar la valla se va transformando; la valla deja de saltarse para pasarse. Esto significa que en la actualidad el centro de gravedad del cuerpo apenas se eleva respecto a la carrera de velocidad.

Images

      Las vallas actuales están diseñadas con un sistema de contrapesos de manera que tocarlas o tirarlas perjudique el tiempo del atleta sin que por ello se provoquen accidentes aparatosos.

      En los antiguos Juegos Olímpicos los saltos formaban parte del pentatlón. El salto de longitud consistía en ejecutar cinco saltos seguidos a pies juntos, sin carrera de impulso y ayudados de dos mancuernas, una en cada mano, que se hacían oscilar adelante y atrás. Además del salto de longitud, existía el askooliasmós, cuyo objetivo era saltar sobre un pellejo untado de sebo y relleno de vino sobre el que se debía mantener el equilibrio. El salto de longitud moderno tiene dos nombres: Bob Beamon, que en México bate un récord estratosférico con 8,90 m que permanecerá durante 23 años hasta que su compatriota Powell lo bata en cinco centímetros.

      El salto con bastón ya existía en muchas culturas antiguas; se buscaba, contrariamente al actual salto con pértiga, caer lo más lejos posible. Se tienen referencias de saltos con garrocha en los juegos taiteanos que se celebraban en Irlanda entre los años 1829 y 554 a.C.

      En los movimientos gimnásticos centroeuropeos, Gus Muths, en 1793, escribe con detalles la forma de saltar con pértiga. Estas pértigas eran de madera, se tomaban carreras de impulso muy cortas y se saltaban alturas algo superiores a los 2 m. En Los British Rural Sports, en 1855, ya se recomendaban las pértigas de bambú.

      Es en 1874, en el Ulverston Criket Club, cuando se revolucionó el sistema de salto: se utilizaban pértigas de fresno y nogal con un trípode en la base.

      El saltador plantaba el trípode y comenzaba a trepar por la pértiga, estilo prohibido a finales del siglo XIX, sustituyendo el trípode por una puya metálica. A fin de evitar resbalones al clavar la pértiga, en 1922 se diseñan los primeros y rudimentarios cajetines. Posteriormente, las pértigas se construían con acero, para pasar finalmente, en los años 1960, a la fibra de vidrio. El dominio mundial del salto con pértiga fue hasta los juegos de Múnich de EE.UU.; el alemán Norwing rompe esta hegemonía americana.

      El salto de altura tiene sus orígenes en los juegos taiteanos, en Irlanda. Posteriormente, y al igual que en el salto con pértiga, Guts Muths, desde Centroeuropa, propone sobrepasar una cuerda elevada, saltando de frente y botando sobre un trampolín. Aunque las primeras competiciones modernas no las encontramos hasta 1800 en los Highland Games escoceses, y en 1866 en el primer campeonato de Inglaterra, su evolución ha ido muy ligada a las necesidades impuestas por el reglamento y por la seguridad en la caída. Al carecer de fosos de caída mullidos, la tijera resultaba ser la forma más eficaz de salto; poco a poco, con la mejora de los fosos, se iban imponiendo formas ancestrales de rodillo, es decir, pasar sobre el listón girando sobre el eje longitudinal del cuerpo que iba lo más paralelo posible al listón.

      Esta forma de rodillo va evolucionando hasta llegar al rodillo ventral, siendo el mítico Balery Brumel quien elevó el récord mundial a 2,28 m a principios de los años 1960. Un desgraciado accidente de moto truncaba su carrera deportiva en el momento en que irrumpía el estilo flop. La aparición de la gomaespuma permite ensayar formas diferentes de salto sin preocuparse por la forma de caer, y en 1968, en México, Dick Fosbury pasa el listón de espaldas y con el eje longitudinal casi perpendicular al listón. A pesar de las controversias que esta forma de salto suscita, termina desplazando al rodillo.

      En el salto de altura, los saltadores llevan en el pie de batida una zapatilla compensada, con la parte anterior de la suela más gruesa (2 cm es el máximo permitido) y con dos clavos en el talón.

      El triple salto tiene su origen remoto en juegos irlandeses, aunque no en la forma actual, en que el reglamento condiciona la forma de ejecutar los tres saltos. Es una especialidad muy polémica por su excesiva rudeza. En EE.UU. ha sido prohibida en algunos períodos del siglo XX. Quizás el nombre mítico del triple salto sea el del ruso Saneiev y en la última década del siglo XX el gran Eduards constituye un ejemplo de tenacidad, educación constancia y deportividad.

      En los primeros Juegos Olímpicos se ejecutaban competiciones de saltos con un peculiar estilo. Se debía saltar sin carrera de impulso. El hombre de goma fue el apodo que le dieron al invencible Ray Edwin, el indiscutible rey de estas desaparecidas modalidades.

      El lanzamiento de martillo tiene su origen remoto en los últimos siglos de los juegos taiteanos, si bien no se popularizó hasta el siglo III de nuestra era de la mano del rey Cormac Mac Art, quien popularizó las competiciones en su residencia de Tara. Estas prácticas se extendieron por la Islas Británicas, en especial en Escocia. Allí lanzaban los martillos de hierro con mangos de madera, práctica que alcanza gran popularidad. En el siglo XIX cambian el bloque de hierro cuadrado por uno esférico. En Irlanda, aún en el siglo XIX, cambian el mango rígido por un cable. Esta prueba no se incorpora a los Juegos Olímpicos hasta la segunda Olimpíada, dominando la especialidad los atletas irlandeses. Desde los años 1960 el lanzamiento de martillo tiene un nombre propio: Anatol Bondarchuk, primero atleta y luego entrenador, que revolucionó la técnica del martillo y la periodización del entrenamiento de los lanzadores con su propuesta de ciclación del entrenamiento.

      El lanzamiento de disco tiene un origen muy curioso. Debemos remontarnos a los antiguos juegos helénicos. Si bien las primeras competiciones aparecen en los relatos de la guerra de Troya, la función utilitaria de tal artefacto podía parecer dudosa. La forma lenticular no se debe a un diseño específico, ni a ningún objeto utilitario; los discos, que pesaban unos 7 kg, eran lingotes de metal fundido (tenían la forma del plato que servia para dar forma al molde de arena) a la espera de ser transformados en objetos utilitarios.

      Se dice que a los vencedores de los juegos los obsequiaban con lingotes lenticulares de metal. Los atletas poseedores de tales trofeos se los solían apostar en un juego de lanzamiento. De aquí que posteriormente introdujeran esta actividad oficial en los juegos. El lanzamiento de disco aparece en los primeros Juegos Olímpicos modernos, lanzándose con estilo similar


Скачать книгу