Metodología y técnicas de atletismo. Joan Rius Sant

Metodología y técnicas de atletismo - Joan Rius Sant


Скачать книгу
sistemas de entrenamiento de fuerza. Pero es a partir de los años 1960 cuando la revolución en el entrenamiento de atletismo se lleva a cabo por la vía del eclecticismo. Se deja de buscar el sistema ideal para dirigir los programas buscando los medios más adecuados para alcanzar unos resultados concretos. La tarea del entrenador es apoyada por los médicos deportivos que progresivamente van cobrando protagonismo en el control del entrenamiento.

      La guerra fría entre los países del telón de acero y el llamado bloque occidental llega al mundo del deporte y en especial del atletismo. La estructura atlética americana se apoyaba fundamentalmente en las universidades, la europea en los clubes tradicionales con mayor o menor apoyo del estado. En los países socialistas el estado entra de lleno en la planificación del deporte de rendimiento. La política de captación precoz de talentos, sometidos a un riguroso trabajo, va acompañada de un despliegue de técnicos y científicos dotados de los más sofisticados medios de control de entrenamiento. En especial se trabaja sobre el desarrollo de la fuerza. Esto, junto con la disponibilidad de los atletas para entrenar muchas horas y el supuesto uso de los anabolizantes, lleva a los países del este a dominar el panorama atlético mundial hasta prácticamente la crisis política de los años 1990.

      El caso de Ben Jonson en Seúl abre la veda de caza contra el dopaje. Estos escarceos y tira y afloja decanta la balanza a favor de perseguir el dopaje, un dopaje que va mutando sus estrategias en nuevos productos: nadrolona, EPO y nuevos y sofisticados productos, que cada día tienen menor impunidad. Francia ha encabezado la lucha seria contra el dopaje desde la propia fiscalía pública, tipificando el dopaje deportivo como un delito.

      La revolución de las especialidades de mediofondo y fondo a partir de los años 1970 no viene de la mano de los europeos y norteamericanos ni de los científicos sistemas de entrenamiento. Se inicia la imparable irrupción en los estadios de los corredores africanos, extraordinariamente dotados genéticamente para especialidades de resistencia. Destacan Kenya, Etiopía y los países del Magreb.

      La aplicación de la tecnología médica y del diseño específico de instrumentos de control y medición cada vez más sofisticados está acercando el entrenamiento atlético a un modelo cada vez más científico en el que el entrenador es el centro de un complejo equipo humano que analiza, interviene y sugiere las modificaciones del proceso de entrenamiento

      Las innovaciones técnicas no sólo vienen de la mano del entrenamiento, sino de los equipamientos y materiales deportivos. Los fosos de caída de gomaespuma permiten que los saltadores de altura y pértiga caigan de espalda y de nuca. En la pértiga, aparece la fibra de vidrio que posibilita en los años 1960 alcanzar los cinco metros con relativa facilidad. Las pistas pasan de la tradicional ceniza, cada vez más escasa a causa de la desaparición de las máquinas de vapor, a los materiales asfálticos, el Rubkor y el Bitumbelox, hasta llegar al popular Tartán de México 1968, padre de los actuales sintéticos.

      El cronometraje evoluciona considerablemente: desde 1/5 de segundo, que se reconoce oficialmente en 1880, hasta el actual cronometraje eléctrico, se pasó por diferentes etapas: en 1930 se reconoce la décima de segundo y, gracias a una foto de la llegada, se puede precisar hasta 1/100 de segundo. No obstante, hay que esperar a 1960 para que el cronometraje eléctrico se autorice oficialmente, pero es en 1977 cuando la homologación de un récord de velocidad tiene que ser cronometrado eléctricamente.

      Las casas de material deportivo, en especial Adidas, y su director y principal accionista, Adsler, irrumpen a partir de los años 1950 en el mundo del atletismo, esponsorizando a deportistas e investigando considerablemente en el calzado deportivo. Como dato curioso relativo al boom de Adidas en los equipamientos atléticos, tiene su origen en los Juegos de Melbourne de 1956, los primeros que tendrán una cobertura en diferido por la televisión. Adsler sobornó a los estibadores del puerto de Melbourne para que descargasen sus zapatillas Adidas dos días antes que las Puma que fabricaba su primo. Adsler repartió zapatillas a todos los atletas y prácticamente no dio opción a los representantes de Puma para equipar a los atletas.

Images

      El origen de las carreras atléticas es tan antiguo como la propia humanidad. Las primeras referencias escritas de carreras reglamentadas las encontramos en el 786 a.C.; se trata de los primeros juegos olímpicos que registraron los nombres de los vencedores. El dromo era la única carrera, y correspondía a un estadio, lo que equivalía a 192,27 m, resultando vencedor Corebo. Posteriormente, se introdujo el diaulo, que correspondía a dos estadios, y el dólico, que correspondía a 12 vueltas a un estadio en forma de u de 211 m de largo por 23 m de ancho; los corredores, en la parte abierta de la u, giraban en torno a un poste.

      Dando un salto en el tiempo, y pasando por alto numerosas formas más o menos locales, nos detenemos en la Inglaterra del siglo XVI, con la figura del footman, el criado especialista en correr delante de los carruajes que apartaba los obstáculos de los caminos. Estos criados comenzaron a participar en competiciones sobre largas distancias y bajo el marco de las apuestas. Entre caballeros y nobles comenzó a despertarse el interés por realizar grandes hazañas pedestres. Esta figura del criado corredor aparece en otros países como en Francia y Austria. Los footmen ingleses van profesionalizándose poco a poco hasta percibir un porcentaje de la apuesta.

      La reinvención de las carreras en recintos específicos surge en Inglaterra, en los intermedios de las carreras de caballos en los hipódromos, y los criados corrían a pie entre carrera y carrera de caballos. La competición entre criados se regía por el mismo reglamento que entre caballos.

      Con la aparición de cronómetros más precisos se posibilita contabilizar récords en distancias mucho más cortas, pero las hazañas de los grandes footmen prevalecen entre los ingleses. De todos los corredores, cabe destacar al capitán Robert Bacarlay Alardice (1779-1854), en un intento por aristocratizar las carreras que hasta el momento estaban dominadas por criados y ciudadanos de las clases populares. Bacarlay corrió la 440 yardas en 56" y las 2 millas en 9'57". En 1833 Walter Tom publica el primer texto de carreras, un relato entre la crónica periodística y un tratado de entrenamiento.

      La profesionalización de los corredores pasa el Atlántico; en América, en el siglo XIX, las carreras de gran fondo proliferan entre profesionales. Un ejemplo de las hazañas de estos corredores la tenemos en Payson Weston, quien a los 70 años tardó 101 días en ir de New York a San Francisco.

      En Europa resulta definitiva la aportación de Thomas Arnold (1795-1843), un clérigo de Rugby que veía en el deporte un medio excelente para formar a los jóvenes escolares. El atletismo comienza a tomar un camino hacia el amateurismo, camino consolidado por su vinculación con el movimiento olímpico.

      Las pistas de atletismo eran inicialmente campos de césped o tierra que se marcaban con estacas y cuerdas, de ahí que el perímetro interno de la calle uno reciba el nombre de cuerda.

      Las salidas de velocidad inicialmente se hacían en pie; después se comienzan a adoptar posiciones agachadas y a hacer agujeros en la ceniza, pues las pistas de atletismo se hacían con los residuos del carbón de las máquinas de vapor. Eran las pistas de ceniza, que tenían una gran capacidad de drenaje cuando llovía. La crisis de las máquinas de tren a vapor agota la posibilidad de utilizar ceniza y se hacen experiencias con tierra batida. Las pistas de los Juegos de Roma 60 y Tokio 64 son de polvo de ladrillo, similar a la tierra batida de las pistas de tenis. Paralelamente se hacen otros inventos con derivados asfálticos mezclando alquitrán con gravilla, pero los resultados son pistas muy duras que castigaban mucho las piernas de los atletas. Hubo que esperar la revolución del reciclaje de los materiales plásticos. Con los restos triturados de los neumáticos de caucho, mezclados con colas sintéticas, se consiguió un material compacto, elástico y con una dureza adecuada para poder correr con clavos, no sufrir alteraciones con la lluvia y permitir una impulsión extraordinaria a los corredores y saltadores. Nacía el tartán, un nuevo material


Скачать книгу