Tecnología y ciencia en la Orinoquia y la Amazonía. Diana Patricia Barajas Pardo
Nacional de Memoria Histórica, 2018). Estos factores presentados por el Centro de Memoria Histórica ofrecieron ventajas a los actores ilegales en la lucha histórica por apropiarse del territorio.
En su edición del 13 de marzo del 2013, la Revista SEMANA presentó “Tierra a la vista”, un diagnóstico de la Orinoquia con el cual anunciaba un trabajo especial que circuló en la edición del 17 de marzo siguiente. La Revista, no el gobierno nacional, convocó a más de 600 invitados de la región, entre quienes estaban autoridades, empresarios, representantes de los gremios, dirigentes políticos, miembros de la sociedad civil y gobernantes de la región (Semana, 2013). Fue la oportunidad para presentar un diagnóstico de la Orinoquía y la Amazonía con temas de economía, infraestructura, medio ambiente, cultura, seguridad y orden público, entre otros. El Director de Semana, Alejandro Santos, subrayaba que “el Gobierno Nacional le ha dado la espalda a esta región y solo después de 200 años de vida Republicana está volteando a mirar hacia la Orinoquía, la región está viviendo un gran momento” (Semana, 2013). El Director de Semana sugería “conciliar la inversión extranjera con unas realidades locales diversas”. (Semana, 2013). Este fue el significado explícito de la convocatoria. Lo que significó abrir las oportunidades para que llegaran inversionistas extranjeros, de otras regiones del país, que han cumplido la tarea de desplazar a los indígenas y a apropiarse de las tierras adquiridas por medios legales e ilegales, porque algunos están en procesos judiciales. Es pertinente resaltar que, como sostiene otra edición de la Revista Semana, entre los invitados al evento, “más del 90 por ciento de los colaboradores son personas que no cuentan con un conocimiento cercano y vivible de lo que es la realidad regional. Algunos, aunque son autoridad en su campo, describen con total desconocimiento, demostrando una solvencia falsa, sobrevalorando la experiencia de permanecer uno o dos días en la región, o de haber sobrevolado y observado el paisaje local, con total desfachatez pontifican, lanzando opiniones endebles sobre los problemas y soluciones de la región (Semana, 2013). La descripción es del Secretario Técnico del Comité Universidad- Empresa - Estado del Meta, Manuel Javier Fierro Patiño.
El evento de Semana sirvió para ratificar el aislamiento histórico de la Orinoquia y la Amazonía, para mostrar el desconocimiento de quienes se encuentran en el exterior de la región acerca de sus habitantes, potencialidades y necesidades en la presentación de soluciones pertinentes y, sobre todo, para presentar la avanzada de nuevos pobladores que compartirán las tierras con quienes han sido los pobladores tradicionales en la región.
Estos acontecimientos plantean el escenario para revivir el concepto de frontera originado y aplicado en los Estados Unidos por Frederick Jackson Turner en 1893. Para él, las características particulares de las instituciones norteamericanas se deben a que estas se han tenido que adaptar los cambios propios de un pueblo en crecimiento y expansión, lo que genera, a su vez, la abolición de los regionalismos y permite construir una idea de nación americana, distinta de lo europeo (Jackson Turner, 1996). Una de las preocupaciones en la avanzada del Este al Oeste, en los Estados Unidos, fue por el pluralismo cultural y el cambio social que ponía en entredicho las identidades regionales (Rausch, 2010). Una consecuencia de la economía asimétrica en Colombia ha sido la marginalidad y la urbanización exagerada, a lo que se suman otras distorsiones como el elevado índice de desempleo y la mala calidad de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y electricidad, que no satisfacen las necesidades de una población en crecimiento (Gouset, 1998). Sin embargo, Villavicencio terminó totalmente integrada en la sociedad colombiana (Rausch, 2010). A pesar de que históricamente Colombia ha sido reconocida como un país de regiones, debido a su supremacía, sigue careciendo de una verdadera identidad nacional (Bushnell, 1993), que daría desarrollo a la democracia y a la participación activa de los ciudadanos, independientemente del territorio que habiten. La focalización de los esfuerzos institucionales a unas regiones ha producido abandono y desmedro en las demás, entre ellas los Llanos Orientales. En este proceso, se ha producido un efecto caracterizado por la debilidad de la identidad nacional.
Desde la perspectiva del conocimiento científico, es acepado que “no hay modernidad sin ciencia ni hay desarrollo económico sin tecnología” y “apropiar una revolución del conocimiento significa institucionalizar la investigación en cuanto práctica social” (Gómez y Jaramillo, 1997, p. xi). En relación con la Orinoquia y la Amazonia existe una barrera que bloquea el diálogo de saberes internos con los externos. Esa dificultad es fracturada por las universidades que se han instalado en la región y que tienen como objetivo la difusión del conocimiento científico en la variedad de profesiones que son asimiladas por las generaciones de estudiantes que pasan por sus aulas. Igualmente, los investigadores han sorteado esfuerzos para mostrar las características, potencialidades, problemas y soluciones de los pobladores, la vasta riqueza del entorno biótico y abiótico de la región y de las subregiones de los departamentos1. En el exterior de la región han ocurrido transformaciones de la ciencia cuyo conocimiento no ha fluido hacia adentro; pero también los conocimientos producidos en la región y consolidados como prácticas ancestrales son desconocidos por científicos y gentes del común que se encuentran en ambientes diferentes a la región.
Hace falta un diálogo que ponga en evidencia unos y otros conocimientos para que sean aprovechados en la superación de las debilidades y contribuyan a mejorar las potencialidades. A continuación, se hace una presentación sucinta de la ciencia solamente con la intención de puntualizar algunos elementos que los investigadores desarrollarán en sus trabajos presentados en estas dos publicaciones o en entregas posteriores.
El desarrollo de la ciencia
La organización de las ciencias que actualmente conocemos ha pasado por un complejo proceso desde su vinculación genérica a la filosofía hasta la segmentación en ciencias naturales y ciencias sociales. La pregunta que conviene resolver es cómo se produjo este proceso y a qué circunstancias respondió y con qué consecuencias.
Mario Bunge (1979) definió la ciencia como el conjunto de conocimientos racionales, sistemáticos, verificables y falibles. La siguiente afirmación es, igualmente, contundente: “donde no hay método científico no hay ciencia” (Bunge, 1983, p. 29). Estas afirmaciones parten del supuesto de la existencia de una sola forma epistemológica, teórica, metodológica y técnica para acceder, desarrollar, organizar el conocimiento y calificarlo como “científico”. Si bien tal posición tuvo sus defensores, también generó sus contradictores que florecieron por doquier. El supuesto tenía implicaciones profundas en su aceptación para todos los campos de conocimiento que pueden ser presentados con el respaldo científico. La pregunta sobre la existencia de un método científico es compleja, e igualmente las respuestas que aquí se esbozan en sus aspectos generales.
La historia ha debatido los argumentos que presentaron unos y otros en la concepción y en la aplicación de lo que consideraron “ciencia”. Las diferencias no se han zanjado con el tiempo, sino que se han profundizado a pesar de los esfuerzos de conciliación y de búsqueda de alternativas de “unificación de la ciencia”. Este ideal fue abordado por el positivismo lógico con el liderazgo de Rudolf Carnap y de Otto Neurath, entre otros, que proponían La Enciclopedia de la Ciencia Unificada, natural o social, en torno a un lenguaje común: el lenguaje de la lógica moderna. La discusión epistemológica se canceló, se redujo a la metodología y luego a técnicas. Los manuales de “investigación” encontraron un mercado en las universidades que acogieron la solución sin discusión. La muerte de Neurath en 1945 detuvo el impulso de la organización.
Entretanto apareció la Estructura de las Revoluciones Científicas de Thomas Samuel Kuhn que causó una controversia mayor con implicaciones filosóficas, científicas e, incluso, teológicas. Estos, y otros campos, fueron afectados por sus tesis demoledoras. Su tesis doctoral en Física en la Universidad de Harvard en 1947 significó un desplazamiento hacia la historia de la astronomía y, por esta vía, accede a la filosofía de la ciencia con planteamientos polémicos que se confrontaban con Karl Popper. Kuhn defendía la tesis de que la filosofía de la ciencia es una reflexión filosófica acerca de las teorías científicas. Se encuentra con que los científicos y las comunidades científicas, lo que hacen es, construir, difundir y aplicar teorías de las ciencias. Mientras desarrolla estas operaciones cambia, confronta, acepta y rechaza teorías por cuanto la ciencia es modificable si, y sólo si, los argumentos