Teología en movimiento. Arianne van Andel
únicas que hacen pública la vida de estas mujeres y les dan una cara.
Conocí a Ivone Gebara en un curso, que seguí con ella en el verano de 2002 en Buenos Aires sobre teología feminista ecológica. Me fascinaron sus agudos análisis sobre las relaciones en la sociedad y sus desafiantes pensamientos teológicos. Después estudié parte de su trabajo para la tesis final de mis estudios y usé sus ideas en mis cursos con grupos de mujeres y comunidades de base en Chile. Pero estos días, oficialmente sin trabajo, y simultáneamente inmersa totalmente en el trabajo, me sentí más que nunca reconocida por Gebara, por su atención a la obstinada realidad diaria y, por eso, querría escribir ese artículo de todo corazón, con material de otros tiempos en que me sentía menos ocupada por la vida concreta de cada día.
¿Logra Gebara vincular su análisis sociopolítico con la vida personal en su reflexión teológica? ¿Cómo se relaciona su trabajo, en este aspecto, con el paradigma de la teología de la liberación clásica, donde encontramos el origen de su propia teología?2 Esas eran algunas de las preguntas de mi tesis final de teología, que terminé en 2004. En este artículo reflejo una parte de esta investigación, que nunca ha sido traducida al castellano.
Primeramente, describo brevemente el cambio de paradigma más importante de la teología de la liberación: la opción por los pobres. Con esta opción los y las teólogos/as de la liberación tomaron en serio que toda la teología tiene implicaciones políticas y está determinada por posiciones sociales de sujetos. Luego observo cómo esta posición, de los primeros teólogos de la liberación, se relaciona con su imagen del ser humano. A continuación, describo cómo Gebara cambia el sujeto y la antropología de la primera generación de la teología de la liberación y saco algunas conclusiones en las que retomo la pregunta sobre la relación entre lo político y lo personal.
El nuevo sujeto de la teología de la liberación
La teología de la liberación se origina en los años 1960 y 1970 en Latinoamérica, continente marcado por una desigualdad que condenó a grandes masas a la pobreza, y por dictaduras despiadadas que defendieron los intereses de los ricos. Dentro de la Iglesia Católica surgió un movimiento de sacerdotes y religiosos/as que creían que la teología no puede ser neutra cuando hay represión y explotación de seres humanos. Ellos optaron por orientar su teología en beneficio de la liberación de estructuras opresoras, contrariamente a la teología occidental tradicional, que generalmente eligió el lado de los dominadores. El fino análisis político del trabajo de Ivone Gebara la caracteriza como alguien que está impregnada de los puntos de partida de la teología de la liberación. Esa teología la inspiró para entrar en una congregación religiosa y formó el cauce de su quehacer en los años 1970 y 1980, cuando dio clases en el Instituto Teológico de Recife bajo el liderazgo inspirador de Monseñor Helder Cámara3.
Lo más revolucionario de la teología de la liberación, en su primera época, era el desarrollo de un marco teórico nuevo para la teología, con una perspectiva diferente y un método distinto al de la teología occidental tradicional. La nueva perspectiva de la teología de la liberación fue su opción por los pobres. Esa opción significaba que los pobres fueron percibidos como el sujeto principal de la teología. Cuando los teólogos de la liberación hablaban de los pobres, no se referían a un grupo de personas pobres individuales que merecen nuestra compasión, sino a una clase del pueblo oprimido y hecho pobre, empobrecido. Manifestaban que la pobreza no es consecuencia de una carencia moral o un retraso en el desarrollo, sino de una estructura socioeconómica determinada, donde una clase explota la otra4. Cuestionan fuertemente el modelo desarrollista de los años 50’, usando la teoría de la dependencia, para explicar que el desarrollo de los países ricos es el resultado de un proceso histórico de explotación sistemática de los países “subdesarrollados”, generando tremendos desequilibrios sociales, tensiones políticas y empobrecimiento.
Según Gustavo Gutiérrez, uno de los teólogos de la liberación de la primera hora, la situación de desigualdad y violencia contra los pobres en Latinoamérica implica necesariamente una situación de conflicto, expresada en el concepto “lucha de clases”, que hace imposible que la teología tome una posición neutral5.
El concepto “los pobres” tiene en la primera teología de la liberación un significado socioeconómico, histórico y sociológico. Socioeconómicamente, los pobres componen dos tercios de la población mundial. Históricamente, la existencia de pobres puede atribuirse a causas históricas. Sociológicamente, los pobres forman un sujeto colectivo, conflictivo y ético6. Los teólogos de la liberación quieren devolver a los pobres su lugar en la historia. Aquellas y aquellos que no contaron como personas dignas y cuya voz no fue escuchada, ahora son reconocidas/os como sujetos de su lucha de liberación.
En general, estos teólogos no definen con precisión el concepto de “sujeto”. De cualquier modo, no manejan un concepto “idealista”, sino “materialista”, lo que significa que perciben el “ser sujeto” de las personas, sobre todo, como un producto de sus circunstancias históricas, y menos como un producto de su mente7. También hablan sobre “el nuevo sujeto histórico” de los pobres.
La opción por los pobres significaba, primeramente, que los teólogos de la liberación querían, desde su posición intelectual, ponerse al servicio de los movimientos sociales de resistencia, contra la injusticia de la pobreza y querían ayudar a dar forma a la Iglesia desde su medio8. Segundo, significaba que los teólogos de la liberación repensaron la teología desde la perspectiva de los pobres.
El hombre nuevo
En la lucha por la liberación de la pobreza y la injusticia se trataba, según Gutiérrez, en último lugar de la “creación de un hombre nuevo”. Eso nos lleva a la antropología de la teología de la liberación clásica. Gutiérrez describe al ser humano como una creación autónoma, que colabora en el proceso de la creación, sobre todo por su trabajo. “El ser humano es el resumen y el centro de la creación, y es llamado a conseguirlo por medio del trabajo (comp. Gn 1,28)”9.
La forma de pensar de los primeros teólogos de la liberación está influenciada por la corriente teológica europea que parte del mundo moderno, autónomo y emancipado posrevolución francesa y rusa. Confirman la emancipación creciente de las personas, pero evalúan su significado en el contexto específico de sufrimiento y opresión de Latinoamérica. En la primera literatura de la teología de la liberación se encuentra además una idea de progreso muy fuerte, que es característico del espíritu de los años 1960 y 1970.
Los teólogos de la liberación ven –sobre todo por el progreso de la ciencia y la tecnología– que los seres humanos consiguen éxitos, cada vez más grandes en la historia y toman su destino en sus propias manos. Creen que esta tendencia ofrece posibilidades para creer en un nuevo ser humano, en una sociedad mejor. Según Gutiérrez las personas obedecen cada vez menos a los poderes dominantes y empiezan a pensar políticamente y a participar en procesos para cambiar las estructuras sociales10.
Gutiérrez conceptualiza esta “gestación” de ser sujeto en la perspectiva de la autorrealización y liberación continua del ser humano en todas sus dimensiones: “La conquista paulatina de una libertad real y creadora lleva a una revolución cultural permanente, a la construcción de un hombre nuevo, hacia una sociedad cualitativamente diferente”11.
Ivone Gebara se comprometió en cuerpo y alma con el desarrollo de la teología de la liberación y, como muchos otros religiosos y religiosas, fue a vivir en un barrio popular para compartir en la práctica la vida con gente empobrecida. Sin embargo, justamente por convivir con mujeres en los barrios populares de Brasil y por la lectura de textos feministas, ella sintió que era necesario ir más allá de lo que fue la primera generación de teólogos de la liberación en el cuestionamiento de puntos cruciales de la teología occidental tradicional. ¿Cómo se relaciona el trabajo de Ivone con el sujeto nuevo de la teología de la liberación original?12 ¿Y qué cambios propone en la antropología de los primeros teólogos de la liberación?