El Zodiaco. Margarita Norambuena Valdivia
parecía tener una solución.
— ¿Qué? —sonreí emocionada, Escorpio solía tener buenas y rápidas soluciones y si requería mi ayuda seguro que no se trataría de algo desagradable, al menos no que involucrara más sangre.
— Acompáñame, iremos a limpiar todo. —yo lo observé primero pasmada, no me esperaba algo como eso, pero luego sonreí y asentí con convicción, después de todo Escorpio tenía razón, limpiar sería la manera más eficiente y rápida de evitar salir en las noticias.
— Yo también voy chicos, no seré capaz de volver a ver a Virgo a la cara si el enano se entera de lo que hemos hecho. —Acuario se veía muy arrepentido, además, un par de manos extras no vendrían mal. Como todo había sido idea de Escorpio esperé su respuesta.
— De acuerdo, andando. —Escorpio se levantó de la mesa y Acuario y yo lo seguimos.
— Llévense la camioneta. —ordenó Aries.
— ¿Por qué? —Acuario fue el primero en protestar.
— Acuario tiene razón —Escorpio tampoco parecía querer usar la vieja camioneta—. Si nos llevamos el descapotable pasaremos desapercibidos.
— Tal vez, pero no quiero que lo manchen de sangre. —Aries se cruzó de brazos alzando una ceja, Escorpio y Acuario cruzaron miradas antes de suspirar aceptando su derrota.
— Como digas, jefa. —Acuario alzó la mano despidiéndose mientras arrastraba sus pies en dirección a la salida.
— Como sea, la camioneta estará bien. —y ese fue el orgullo de Escorpio hablando.
Me sonreí cubriéndome la boca mientras seguía al par de chicos. Me causaba gracia la forma en la que terminaban aceptando las órdenes de Aries. Estaba segura de que, si de verdad quisieran, ellos podrían hacer lo que se les viniese en gana, pero supuse que aunque Aries sea ocho años menor que Acuario y siete años menor que Escorpio, ser la líder del Zodiaco le daba poderes especiales.
— Por cierto, Libra y yo nunca dijimos que habían sido los 3R los que pusieron la bomba. —Piscis se inclinó de modo confidente sobre el centro de la mesa, por un momento se hizo un silencio, incluso Acuario, Escorpio y yo dejamos de caminar para prestar atención.
— Piscis, sí sabes que ya no estamos discutiendo eso, ¿verdad? —preguntó Cáncer, dudando que Piscis hubiera puesto real atención a toda nuestra conversación.
Leo hizo rodar sus ojos y yo decidí unirme a Acuario y Escorpio, quienes habían retomado su camino al exterior. Piscis era, después de todo, la más distraída del grupo.
Me emocionaban las misiones que debía compartir solo con Acuario y Escorpio; siempre eran divertidas y de algún modo era mejor si solo íbamos los tres porque comenzaban a tornarse en misiones serias a medida que más gente se nos unía.
En realidad, debería decir que me gustaba pasar tiempo con ellos, punto.
Acuario y Escorpio hacían un buen equipo a la hora de salir de fiesta. Esos dos eran una bomba cuando estaban juntos y tenían las ideas más locas a la hora de encontrar diversión. Acuario era casi nueve meses mayor que Escorpio y también un par de centímetros más alto; alcanzaba el metro ochenta exacto.
Luego de Capricornio, quien tenía veinticinco, Acuario y Escorpio eran los mayores, con veintitrés y veintidós respectivamente. Con ellos no había momentos para aburrirse, o respirar. Además, ninguno de los dos encontraba descabelladas mis sugerencias para pasar nuestras alocadas noches de festejo.
Escorpio tomó las llaves de la camioneta y salió en dirección al garaje, que quedaba a unos doscientos o trescientos metros atrás de la casa. Para salir había que pasar frente a la casa, no tenía sentido que camináramos los tres así que nos quedamos Acuario y yo en la puerta de entrada; él se dedicó a revisar su móvil mientras esperaba y yo me dediqué a observarlo a él: su apariencia solía ser relajada y refrescante.
A pesar de ser un año mayor que Escorpio en ocasiones Acuario daba la impresión de ser incluso menor. Tenía una pequeña barba de chivo que no se esmeraba mucho en cuidar, al igual que su rubio cabello de largos mechones. Solía vestir botas vaqueras, pantalones de mezclilla, camisetas sencillas de cuello en v y una chaqueta de cuero negra de la cual debía prescindir en días calurosos como el de hoy.
Escorpio, en cambio, tenía un look más serio o, mejor dicho, ponía más atención a su apariencia personal. A diferencia de Acuario, mantenía su tieso cabello castaño en un largo apropiado, solo lo justo y necesario para que no le hiciera parecer un puercoespín.
El único de los chicos del Zodiaco que usaba el cabello muy corto era Leo, quien llevaba el peinado estilo militar, casi rapado de las orejas hacia abajo y un poco más largo en la parte superior. El caso opuesto era Capricornio, quien no se molestaba en ir al peluquero ni bajo amenaza de muerte. Su larga y lacia cabellera negra solía recogerla en una cola de caballo.
Una vez, Virgo y Piscis se entretuvieron haciéndole trenzas en el cabello mientras Capricornio dormitaba frente al televisor encendido. Al descubrir la travesura, Capricornio se limitó a suspirar resignado mientras se desenredaba el cabello. Piscis y Virgo se sintieron muy malotes por cinco minutos y luego le estaban pidiendo perdón a Capricornio como si de verdad hubieran hecho algo grave. Él no le dio importancia, salvo cuando Virgo se ofreció a cortarle el cabello para evitar futuros inconvenientes.
Debo reconocer que esa fue la única vez en que vi a Capricornio dudar, supongo que no estaba del todo seguro de los pros y contras de dejar su cabellera en manos del pequeño peliblanco, pero cuando Piscis decidió unirse a la proposición de Virgo, Capricornio declinó decididamente la oferta.
— ¿Crees que alcancemos a ir? —yo sonreí aun recordando la cara de Capricornio, pero me centré en el anunció que Acuario me mostraba en la pantalla de su celular: en la noche se llevaría a cabo un concierto de una banda de rock alternativo en el Altance Arena.
— No creo que queden entradas, Acuario. —hubiera sido una gran idea, el Altance Arena era un gran estadio ubicado en el segundo círculo.
— Querida, el Zodiaco no necesita entradas. —una sonrisa involuntaria y cómplice se apoderó de mi rostro cuando aprecié el brillo pícaro en su mirada de bellos ojos gris azulados.
Acuario tenía razón, no pude evitarlo y dejé ir un par de carcajadas mientras asentía con mi cabeza, justo en ese momento Escorpio frenó ante nosotros.
— ¿Los llevó a algún sitio, mis jóvenes y maravillosos señores? —su sonrisa dejaba ver su perfecta dentadura y anunciaba mil maldades.
— ¿Qué tal la fuente de soda de Nikolay? —propuso Acuario, acercándose a la puerta del copiloto para abrirla en un gesto de caballerosidad, esperando a que yo subiera.
— Oh, dicen que tienen un vodka excelente que te quema la garganta. —me subí sonriendo ilusionada con la perspectiva, aunque creo que era muy temprano para ir donde Nikolay.
— ¿En serio? ¿Has ido? —Escorpio pareció impresionado por mi comentario, Acuario se subió en el asiento trasero y Escorpio puso en marcha el vehículo en dirección al teatro principal.
— No, Leo me contó. —confesé.
— ¡¿Cuándo ha ido Leo?! —saltaron el par de chicos a una voz.
— Bueno… con Tauro fueron la semana pasada, según supe. —fruncí los labios intentando hacer memoria.
— Vaya… tiene que haber sido esa vez que Virgo pensó que Leo había enfermado. —Acuario miró hacia arriba tratando de recordar el incidente. Sujetaba con sus manos tanto el respaldo de mi asiento como el de Escorpio.
— Sí, pobre leoncito, tuvo que pasar todo el día escondiéndose de Virgo para que no descubriese que había salido a beber la noche anterior. —sonrió Escorpio al recordar aquello, yo sonreí cómplice al notar su mirada malvada.
— Oye, ahora que recuerdo, tú no fuiste muy solidario aquella