Tu Mañana empieza Hoy. Rafael González

Tu Mañana empieza Hoy - Rafael González


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consejo... “Aprovechemos todo lo aprendido”

      Anoche vino a mi memoria una hermosa reflexión que escuché hace años de una maestra jardinera, y mencionaba que “todo lo que hay que saber sobre cómo vivir, qué hacer y cómo debo ser”, se aprende en el propio jardín de infantes... porque según me explicaba esa docente; -la sabiduría no está en la cima de la universidad, sino allí “en el mismísimo arenero”-.

      Estos son algunos de los conceptos que por entonces atesoré:

      - Compártelo todo/ Juega limpio/ No pelees con tus compañeros/ Vuelve a poner las cosas donde las encontraste/ Limpia siempre lo que ensucies/ No te lleves lo que no es tuyo/ pide perdón cuando lastimes a alguien... (entre otros muchos consejos recibidos). Según nos repetía esa maestra con gran sabiduría... “La vida es inmensamente larga; trabaja, aprende, piensa, ríe, canta, dibuja, pinta, baila, y descansa bien cada día”.

      Toma cualquiera de estos ítems, tradúcelo en términos adultos, y aplícalos a tu vida familiar, a tu trabajo, a tu rutina, y veras que aquellos conceptos se mantienen vigentes, claros y firmes. Lamentablemente, con los años vamos perdiendo muchos de esos valores, y actuamos de forma inconsciente aun sabiendo que nuestros actos y conductas son perjudiciales para nuestra salud tanto física como emocional.

      Aun recuerdo la voz de aquella maestra repitiendo enérgicamente; - “Si rompes algo repáralo”-. Con esa misma autoridad ya en la adultez deberíamos repetirnos en voz alta: “Si hice algo malo en la vida, o perjudicial para mi salud, ahora es mi obligación corregirlo”. Porque si hoy somos responsables directos de todos los problemas que nos perturban, también tenemos el compromiso, el poder, y el deber de solucionarlos lo antes posible.

      No confíes solo en tu suerte, no implores al cielo, no hagas promesas, no esperes milagros... porque el único milagro está en el poder infinito de tu mente, en tu particular fe, y en esa descomunal energía que tu propio cuerpo genera.

      ¡Mucha Suerte a todos! y espero nos reencontremos al final de éste largo recorrido... allá, en esa delgada línea que separará nuestro descolorido presente, de un futuro multicolor.

      Rafael González

       El punto de partida

       Comienzo de una nueva etapa

      Más allá de la edad que uno tenga, nuestra vida siempre estará formada por miles de días que nunca podrán repetirse, ni ser uno igual al anterior.

      El día “D” es quizás la fecha más significativa en el calendario de un individuo, porque es la bisagra en donde cada ser humano experimenta internamente un cambio de actitud y carácter para enderezar un destino adverso. Muchas veces ocurre que nos proponemos mentalmente cambiar algo, pero ese deseo interior se desvanece en pocos minutos, porque nuestro cuerpo no parece estar en sintonía con esos pensamientos, o los estímulos son demasiado débiles para comenzar una nueva etapa. El cerebro se niega a explorar un nuevo rumbo, y el organismo está habituado a determinadas costumbres y conductas.

      Lamentablemente, “la motivación” no se puede comprar, no se exhibe en las góndolas, ni es un medicamento que pueda encontrase en farmacias.

      Ese día, que aparecen “las ganas imperiosas de cambiar”, surge casi sin querer, o promovido por alguna circunstancia impensada, logrando que nuestros “planetas internos se aliñen”.

       ¡Hoy es el día! Ahora es el momento en que tú eliges entre ser una víctima del destino... “O ser lo que quieres ser”

      1° “LA IDEA” Previamente y para que éste “día especial” aparezca, uno debe enviarle información al cerebro de cuál es la meta, y que es lo que realmente se desea alcanzar. Puede ser una dieta, un ascenso, una plan de estudio, un éxito deportivo, un vicio a vencer, una enfermedad a curar, o... cualquier otra motivación que demande esfuerzo, trabajo y dedicación.

       “Esta idea de saber lo que se quiere conseguir” es llamada de distintas maneras según el tamaño y la dimensión que ellas tengan; algunas personas las llaman proyectos, metas, propósitos, planes, aspiraciones... y cuando estas ideas parecen demasiado lejanas o inalcanzables, muchos la etiquetan de “sueños”.

      2° “LA MOTIVACIÓN”. Al igual que la fuerza de voluntad, la motivación no es algo que el cuerpo genere, sino algo que la mente encuentra en el momento menos pensado y atraído por alguna circunstancia a veces accidental. Puede aparecer en un tema musical, dentro de un programa de TV, oculto tras la página de algún libro, después de una emoción fuerte, o escondido detrás en una lágrima de impotencia. Lo cierto, es que la motivación aparece siempre de la mano de un “motivo”, a la par de un noble objetivo, y acompañado de un por qué, de un por algo, o de un por quién.

      3° “CONVENCERSE PARA EMPEZAR”. Comenzar este camino es un reto que no será fácil de emprender. Si no sientes pasión por lo que haces, si no estás realmente convencido de lo que quieres, es probable que aún necesites un tiempo más de preparación mental.

       De lo contrario, es factible darse por vencido a la mínima dificultad, y esa impotencia puede acentuar o empeorar las condiciones previas al momento de pretender realizar un cambio. A veces, intentarás conseguir algo con todas tus fuerzas y creerás estar capacitado, pero aun así puedes caer, y si eso ocurre, deberás levantarte las veces que sea necesario. “Si no amas lo que haces, si no te divierte lo que intentas”, acabarás tirando la toalla, y esto es lo que le sucede a la mayoría de las personas.

       Una vez que comiences este recorrido, deberás estar completamente convencido que ya no hay vuelta atrás, y también debes considerar que al final de ese largo camino, “no volverás a ser la misma persona que hoy lo emprende”.

      4° “Pon todo tu ESFUERZO”. Antes de iniciar el camino hacia tu meta, debes entender que esta nueva etapa de tu vida te demandará un desgaste adicional a los que tu mente y cuerpo no están acostumbrados.

       En este punto, deberás estar completamente convencido y preparado para afrontar emociones y tareas adicionales en tu rutina, porque en ese trayecto encontrarás muchos obstáculos, dolores desconocidos, abatimiento, ganas de dejarlo todo, y días que te digas “ESTO NO ES PARA MI”. El esfuerzo real, el sobrepasar tus propios límites, significa que por momentos vas a sentirte incómodo o extenuado, pero ese será el precio que deberás pagar si realmente quieres sentirte orgulloso de ti mismo, o si deseas alcanzar con éxito tus metas.

       Hace muchos años, existía un juego llamado “Rayuela”. Se considera que muy pocos niños lo juegan hoy en día. Sin embargo, en alguna que otra vereda de mi ciudad, pueden verse todavía pintadas algunas de ellas (tal si fuesen lunares del pasado que han quedado en la piel de las calles).

       Según estuve averiguando, el reglamento consistía en pintar una serie de casilleros con números, donde el punto de partida era desde un sector señalado como “tierra”, y otro que era el final (o la meta a alcanzar) denominado “cielo”.

       Quien comenzaba, arrojaba una piedra a un cuadrante determinado, y luego debía sortear ese obstáculo y pasar a los siguientes casilleros, en algunos casos con un solo pie, y en otros con los dos.

       Hace meses, (casi por casualidad) encontré en un parque de esta ciudad, una perfecta rayuela pintada con distintos colores. No llegué a distinguir ningún niño allí jugando, pero ahí estaba, como esperando que alguien se acuerde de ella. Ese día reparé especialmente en los detalles de aquel juego, y de pronto relacioné lo mucho que se parecía “a la vida misma”. Uno la transita con entusiasmo, y con las diferentes piedras que ella nos va poniendo delante, vamos sorteando o pasando los casilleros de nuestra existencia, a


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