Inducción Miofascial para el Equilibrio Estructural. James Earls

Inducción Miofascial para el Equilibrio Estructural - James Earls


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aquí, y por ese motivo recomendamos asistir a un curso completo para dominar mejor la técnica. También hay que tener en cuenta que nosotros en este libro presentamos las ideas. La intención es que sirva como recordatorio para quienes hayan asistido a un taller o quizá como apoyo al buscar una dirección ligeramente diferente para quienes ya son expertos en este enfoque. El profesional novato, sin embargo, suele necesitar la guía directa y manual en este estilo para sentirse cómodo con las capacidades básicas sobre las que se crean estas técnicas.

      Con este texto nuestra intención es que entiendas no sólo los mecanismos de una técnica, sino también las razones clínicas y estructurales de su aplicación –la capacidad para cumplir con la fase de valoración para formar una estrategia, así como las herramientas para realizar la intervención. Sin embargo, el lector debe entender las limitaciones obvias de un libro de este tamaño; no puede cubrir todos los casos. Las ideas sirven aquí como plantillas que ofrecen un esquema para conseguir el objetivo deseado. Muchas de las direcciones ilustradas de las manipulaciones son las que más se suelen emplear, pero pueden invertirse con bastante facilidad o modificarse para que se adapten a patrones menos frecuentes. En otras palabras, son directrices, no mandamientos escritos sobre piedra.

      Cuanto mejor entiendas la naturaleza de las variaciones de la fascia, mejor podrás adaptar tu contacto a tu objetivo. La aponeurosis, la capa profunda, las grandes cubiertas de tejidos del epimisio pueden moverse en diagonal, lateralmente, hacia arriba o hacia abajo, y pueden separarse de los tejidos inferiores, pero seguramente precisarán un contacto adecuado y de gran superficie, como el de la base de la mano o la longitud del cúbito. La elongación de la fascia limitada o adherida requiere un punto de contacto más preciso. Los dedos o los nudillos son ideales a la hora de aplicar una liberación centrada o seguir una delgada línea del tejido, y normalmente se emplea un enfoque más firme. La necesidad del tejido areolar de abrirse y dividirse en un septo intermuscular puede requerir una manipulación persuasiva, burlona e insinuante, y el uso de una herramienta lo suficientemente fina como para abrirse paso entre las estructuras adheridas.

      Para que te hagas una idea, imagina que pones un mantel torcido. Para ajustar su posición a la mesa, utilizarías las dos manos para extenderlo y ofrecer un contacto amplio. Pero, si no se ha lavado desde la última vez que hiciste una fiesta para los niños, puede que tenga arrugas y dobleces que se han quedado marcadas debido a las extrañas sustancias que se habían derramado sobre él. En este caso, utilizarías un contacto más preciso para despegar las superficies adheridas. Emplea tu peso con el cliente en lugar de tu fuerza. En cierto modo, la FRT es una forma “perezosa” de trabajo manual porque tanto tu sensibilidad como las sensaciones del cliente dependen del uso del mínimo esfuerzo en tu manipulación. La suavidad de tu manipulación es uno de los elementos esenciales que hacen que este trabajo sea agradable de recibir, que prolongan tu capacidad para realizarlo y que de este modo amplían tu vida laboral. Cuanto más permitas a la gravedad hacer el trabajo, menos tensión tendrás que ejercer en el punto de contacto. Esto también aumentará tu sensibilidad a los cambios del tejido de tu cliente y le ofrecerá a él un contacto más suave.

      Un aspecto importante de esto es el uso de la pierna retrasada. Debe estar más o menos estirada y el talón ha de levantarse un poco. Parece que muchas escuelas enseñan que hay que mantener el pie plano en el suelo, ya que así se gana estabilidad a la hora de empujar. Sin embargo, nuestra experiencia demuestra que, si se eleva la pelvis –y, por tanto, tu centro de gravedad–, hay que “empujar” menos y se puede conseguir movimiento simplemente relajando la pierna adelantada para dejar que el peso del cuerpo y la gravedad hagan el trabajo por ti. Entonces puedes ajustar tu altura levantando o bajando el talón retrasado, aumentando o disminuyendo el ángulo de contacto, y obtendrás además el beneficio añadido de mantener la columna recta y no tener que torcerla durante una manipulación prolongada.

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       Figuras 2.5a y b. a) Fíjate en cómo el pie retrasado se levanta para que el cuerpo se eleve por encima del punto de contacto, lo cual permite al cuerpo más profundidad; b) el talón se baja para crear un ángulo hacia delante en la manipulación, ejerciendo contacto en la capa adecuada.

      Como ya hemos expuesto, es necesario anclarse en un punto de contacto para llegar al tejido. Puedes conseguirlo fácilmente si mantienes el talón levantado mientras profundizas en el tejido y luego lo bajas ligeramente para disminuir el ángulo y conseguir la onda delante de tu mano, tu codo o tu antebrazo.

      Cuando tengas anclado el tejido, toda la parte superior de tu cuerpo se estabilizará suavemente para mantener la forma correcta, pero debe hacerlo de un modo que parece contrario a tu instinto natural. Muchos terapeutas novatos quieren hacer presión en el tejido lo más firmemente posible, por lo que bloquean las manos y proporcionan una sensación dura al cliente. Pero si relajas las manos todo lo posible y trabajas desde el principio desde la cintura y el centro de gravedad de tu pelvis, o tu hara, podrás mantener un contacto suave y la fuerza provendrá del lugar más alejado del cliente que sea posible. Tus muslos, especialmente el adelantado, controlarán gran parte del peso.

      Esto no sólo es mucho más cómodo para el cliente, sino que también te ofrece la posibilidad de ser más sensible al tejido del cliente y a cualquier respuesta que dé como resultado de tu trabajo. Como la tensión existente en tus husos musculares afecta su capacidad de respuesta a los cambios de tensión, cuanta menos tensión tengas en tu punto de contacto, más receptivo estarás, y por lo tanto responderás mejor a cambios sutiles.

       Uso de la mano

      La mano completa o la base de la mano pueden ser una herramienta muy útil para trabajar con grandes extensiones de capas fasciales. El contacto amplio permite un vasto agarre.

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       Figuras 2.6a y b. a) Las manos y las bases de las manos en particular son útiles para mover las capas superficiales de la fascia y para calentar y preparar el tejido antes de realizar un trabajo más específico y profundo; b) el ángulo de las muñecas ha de ser bastante bajo para minimizar la tensión en la articulación y los tejidos que la rodean, lo cual permite que la fuerza se transfiera a través de los huesos carpianos desde el antebrazo.

       Uso de los dedos

      Los dedos son neurológicamente la herramienta más sensible que tienes, pero de la que con más facilidad abusamos mecánicamente. Es muy importante mantener en los dedos una flexión neutra o ligera. Nunca los mantengas extendidos, ya que forzarás la integridad de sus ligamentos y al final de sus articulaciones (esta hiperextensión puede ser inevitable al principio, pero, por favor, esfuérzate por mantener una ligera flexión lo antes posible). En las figuras 2.7a y b puedes observar que la muñeca también se mantiene neutra. Toda la fuerza del movimiento se transfiere en línea recta desde los codos, a través de los huesos carpianos y metacarpianos, hasta las falanges. Los ajustes del ángulo vienen desde los hombros al levantar o bajar el pie retrasado.

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       Figuras 2.7a y b. Fíjate no sólo en el cambio de ángulo a la hora de tratar el tejido de (a) a (b), sino también en que las manos y los dedos están ligeramente flexionados o extendidos. Nunca mantengas una hiperextensión en articulación alguna.

      Las primeras veces que realices este tipo de manipulación sentirás que la piel empieza a tirarte por debajo de las uñas. Esto se suaviza con la práctica y quizá sea un signo de que trabajas demasiado o de que necesitas agua o cera para facilitar la manipulación, ya que la piel puede estar algo seca y ofrecer demasiada resistencia. Con la práctica, aprenderás muchas de las alteraciones sutiles que se pueden hacer para minimizar esto.

       Uso del puño

      Normalmente, el puño se ignora o se infravalora como herramienta, y cuando se emplea, suele hacerse con mucha tensión, perdiéndose toda su sensibilidad potencial.

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