¡Cumplir 50!. Cristina Fabré Tomás

¡Cumplir 50! - Cristina Fabré Tomás


Скачать книгу
te gusta.

      43. Que la comunicación y la empatía te hacen mejor.

      44. Que tu intuición no te engaña.

      45. Que lo material se queda en un armario, lo vivido en el corazón.

      46. Te das cuenta de que la vida es tiempo y que tú lo llenas con quien quieres y con lo que quieres.

      Te dejo a ti las últimas cuatro.

      47. ..............................................................................................

      48. ..............................................................................................

      49. ..............................................................................................

      50. ..............................................................................................

      ¿Qué tal hasta aquí? Puede que estés de acuerdo con algunas cosas y con otras no. Estas reflexiones son generales, pero las que importan son las tuyas. Anímate a escribir tu propia lista de tus cincuenta ventajas de cumplir cincuenta.

      Te invito a que, en tu libreta, recojas todas las que se te ocurran para hacer un recopilatorio desde un punto de vista positivo.

      Por cierto, el nombre que yo le he dado a partir de mis cincuenta es “Sí a la vida”.

      “La vida no se mide por las veces que respiras,

      sino por los momentos que te dejan sin aliento”

      Frase de la película Hitch,

      protagonizada por Will Smith

      2

      El salto de la infancia a la madurez

      Demos un paseo por nuestra infancia porque vas a re-descubrir cosas que te sorprenderán por lo sencillas pero importantes que son:

      • Cuando somos pequeñas la curiosidad nos motiva.

      • Las ilusiones son más fuertes que los miedos.

      • No tememos a las críticas.

      • Solo nos ‘‘enfocamos’’ en llegar a lo que nos importa.

      • No nacemos con el “cartel” de administrativa, ama de casa o ejecutiva. Eso lo creamos.

      • No creemos en fantasmas hasta que nos hablan de ellos.

      • Nacemos sin ideas preconcebidas y con deseos de descubrir el mundo.

      ¿Recuerdas algo que te llamaba la atención y que te costaba alcanzar? Tal vez estaba guardado en un cajón o en alguna zona prohibida, ¿a qué no te importaba? Puede que cuantas más veces te decían que no, tú más lo hacías. ¿Te pasaba eso? A mí ¡sí!… Siempre he sido un poco cabezota.

      • ¿Cuántas veces te caíste cuando empezabas a andar después de gatear?...

      • ¿Dejaste de intentarlo?

      • ¿Por qué no?

      • De haberlo hecho, de haberte rendido ¿qué sería ahora

      de ti?

      ¿Qué pasaba? No entendíamos el miedo, tampoco el peligro, solo la motivación y la ilusión por hacer algo.

      Con el paso del tiempo, sin embargo, vamos creando miedos que se van instalando en nuestro cerebro de modo que ni siquiera intentamos ir a por lo que nos motiva por miedo a lo que pueda pasar, a que no nos salga bien, al qué dirán… y ¿qué podemos hacer cuando nos asalta el miedo?

      • Empezar a correr como queriendo escapar, huir…

      • Prestarle atención a nuestro miedo. En capítulos posteriores hablaremos de él.

      • Preguntarnos qué está tratando de decirnos ese miedo y avanzar gracias a él.

      Y ¿si resulta que a pesar del miedo las cosas SÍ salen bien? ¿Cómo lo sabrás si hoy no te atreves a hacerlo?

      Cada etapa necesita una versión mejorada de ti misma. Lo que antes valía, ahora quizás no. Y a la inversa: lo que antes no te valía quizás ahora sí. ¡Has aprendido tanto! Entonces, ¿qué tal si sustituyes el “y si no...” por el “y si sí…”?

      Fíjate en esto…

      Durante las veinte primeras semanas de gestación se desarrollan cien mil millones de neuronas que se van conexionando entre sí. Entre los cinco y los siete años de edad, la mayor parte de estas conexiones ya se han realizado. Algunas se crean por estímulos automáticos y otras se van grabando como consecuencia de los estímulos sensoriales que vamos recibiendo del exterior. Son lo que conocemos como “creencias”. Esa es la razón por la que piensas cómo lo haces.

      Cuando se ha instalado un miedo dentro de ti, “das por hecho” que aquello que querías hacer no saldrá bien y por lo tanto decides que no vale la pena ni siquiera intentarlo. Le das permiso para entrar en tu vida a un “fantasma imaginario” llamado “Miedo” creado por ti. Tal vez ni lo intentas porque ese miedo está tan arraigado en tu subconsciente que ni siquiera lo ves. Es decir, tu propio diálogo interno te paraliza sin ni siquiera darte la oportunidad de intentarlo.

      ¡Atrévete! Concédete la oportunidad de hacer o ir hacia donde deseas. Primero, porque lo mereces y, en segundo lugar, porque lo que antes pudo ser un miedo real, hoy puede no tener sentido. Piensa en algo que te dé miedo actualmente: ¿qué crees que puedes hacer para superarlo? Cuando le pongas la intención, el corazón y las ganas será más fácil que puedas vencerlo, porque será entonces cuando actúes y te animes a probar sin miedo a perder. Veamos un ejemplo que te resultará familiar: ¿cómo se vence el miedo a nadar? Nadando. ¿A hablar en público? Haciéndolo. Si lo pensamos bien, nuestros miedos son, a menudo, cadenas que nos impiden avanzar porque tienden a protegernos de algo o alguien real o inventado. ¿Recuerdas los fantasmas que nos explicaban en los cuentos? Resultaron ser sábanas blancas con dos ojos negros que alguien inventó.

      “Si el pasado y las experiencia de otros cerraron

      algunas puertas, ¡no importa! Es hora de abrir las que darán entrada a nuevas, inesperadas y gratas sorpresas”

      ¿Qué te parece si iniciamos el viaje, mochila en mano? Para ello vamos a dar un paso más, rescataremos la mochila que utilizábamos de niñas para ir al colegio.

      ¿La recuerdas? Yo sí. Desde muy chiquita me colgaban una bolsita en la espalda tipo mochilita en la que llevaba colores, un cuaderno y mi merienda. Desde ese momento, a medida que vamos creciendo, va aumentando el tamaño de la bolsa, que pasa a ser una mochila pequeña, luego más grande y más pesada. En ella vamos metiendo aprendizajes, experiencias, satisfacciones y también disgustos.

      El colegio termina y la mochila está a rebosar. Luego empieza otro curso y otro, una nueva etapa y otra... La vida sigue y la mochila, física o no, sigue llenándose de experiencias. ¿Dejamos de cargar con ella en algún momento? Lo que llevamos dentro es la suma de nuestras vivencias, un recopilatorio de nuestra vida hasta este momento que se llama “hoy”.

      Hay experiencias que pesan, pero otras son agradables y ligeras. Vayamos por partes.

      Las experiencias pasadas no se puede modificar, puesto que forman parte del pasado, que ya se fue. Lo que te queda después es una sensación de aprendizaje, de decepción o desencanto. ¿Con cuál te quedas?

      Piensa por un momento:

      • ¿Qué te conviene más?

      • ¿Qué le recomendarías a un amigo que hiciera?

      • ¿A qué le sacas más partido?

      La elección es tuya. Elige a tu favor.

      No se trata ni de dónde vienes ni de dónde estás ahora, se trata de a dónde quieres llegar.

      Desde mi punto de vista, todo lo que nos pasa nos va a servir de experiencia en el futuro, aunque, en el momento que sucede, no lo parezca.

      Es


Скачать книгу