Aquí América Latina. Josefina Ludmer

Aquí América Latina - Josefina Ludmer


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en la recesión y la represión, el llamado a la resistencia civil y en los primeros estallidos del estado. Y me encuentro también en una especie de déjà vu, donde el presente se duplica en el espectáculo del presente.

      Qué otra cosa hacer para pasar el tiempo sabático que explorar el tiempo del 2000 en Buenos Aires. Tratar de registrar en presente la travesía del futuro hacia el pasado; seguir los signos del tiempo en los relatos de lo cotidiano y en la repetición de lo empírico. Ver las tensiones entre secuencia y serie, ritmo y medida, extensión y simultaneidad. Matar el tiempo.

      Así fue como en el año 2000 en Buenos Aires entregué mi tiempo a los géneros del presente porque a la mañana leía los diarios y a la tarde escribía un Diario de lecturas: “el Diario sabático”. Allí registraba algunas noticias y otras experiencias del tiempo. El Diario era la puerta para entrar al tiempo otro que sentí al llegar. La meta del viaje: las temporalidades de Buenos Aires año 2000 en la fábrica de presente.

      Miércoles 18 de octubre

      El otro yo

      Encuentro con Marta Cisneros en Rosario. ¡Felicidad! Ella viene de Córdoba, yo de Buenos Aires. Tema: el tiempo.

      Me dice MC: Sí, ya sé que tu tema es el tiempo, pero vos seguís hablando del tiempo y hablás del pasado y del futuro como si todos tuviéramos la misma sensación del pasado o del presente… ¿Cómo la misma sensación? Claro, la misma sensación… porque cuando vos decís que en la Argentina la gente vive en el pasado, claro, vos generalizás para poder comparar pero te olvidás… sí, creo que borrás algunas cosas que por aquí todavía no se sabe a qué tiempo pertenecen… a ver… te voy a poner un ejemplo… el año pasado para la última elección presidencial unos amigos recibieron una citación para que el hermano mayor se presentara como presidente de una mesa electoral… ¿En qué tiempo creés que se sintieron? Porque hace veintidós años que lo dejaron de ver cuando lo desa-parecieron los milicos de la dictadura de Videla pero sigue existiendo en los padrones como ciudadano argentino, entre comillas, y ahora tiene en los papeles veintidós años más y seguramente lo van a multar por no presentarse a cumplir con sus deberes ciudadanos… Ah, bueno, pero ese es otro tema, si vos me querés hablar de la memoria… No, te equivocás, yo no estoy hablando del pasado de los recuerdos, por lo menos ahora no estoy hablando de la tan remanida memoria; es más elemental pero más complicado que eso… yo estoy pensando en una, por lo menos una madre que conozco que hace veintitrés años que está esperando que su hijo regrese y todos los días, desde que se lo llevaron los milicos de su casa, está esperando que vuelva porque como todavía no vio ningún cuerpo, no va a dejar de vivir en un… ¿cómo denominarlo con nuestras categorías del tiempo? ¿presente?… Bueno, vos perdoname que insista pero cuando yo hablo de futuro o de pasado no significa precisamente que me olvide de lo que me estás refrescando con tu ejemplo… Está bien… ahora voy a seguir ese otro hilo, ahora voy a hacer memoria… cuando también nosotros vivíamos en el futuro porque estaba ahí, “ahicito nomás” como decimos por aquí, vinieron los actuales dueños del futuro a cagarnos a palos porque el futuro no se comparte, querida mía, y ahí sí deberíamos ambas admitir que no estamos hablando del tiempo, ¿no?, ¿o no te enteraste de que si sacamos cuentas, por cada desaparecido de la Argentina nos “premiaron” con algo así como un millón de dólares? Lindo tema el de la deuda externa para pensar en términos de hipoteca, o sea, en términos de futuro, o sea… que podría seguir…

      Dos experiencias del tiempo

      “Dicen que soy aburrido…”. Fernando de la Rúa, presidente argentino en el año 2000.

      Yo aburrida

      Boredom: a State of Mind.

      Sábado 1º de julio

      Clarín, sección Policía

      Matar por matar. Un caso que conmueve a Italia

      Tres chicas asesinan a una monja para “matar el aburrimiento”

      Fue en un pueblo del norte de Italia donde desde hace 50 años que no ocurría un asesinato. Las acusadas tienen 16 y 17 años, son de clase media alta y están presas. Engañaron a la monja y le dieron 19 puñaladas.

      Eran tres chicas “normales” de clase media alta, estudiantes de la escuela comercial y del Instituto de Hotelería, dominadas al parecer por un enorme vacío existencial. Las tres habían intentado sacudir esta cultura de la nada acercándose al satanismo, al rock pesado, a elogiar a la “familia” Manson (que en los años 60 mató en un rito satánico en Los Ángeles a la actriz Sharon Tate, que esperaba un hijo del director Roman Polanski).

      “Queríamos matar a un cura o a alguien de la Iglesia”… “Había que matar a esa bastarda”… Las tres se comunicaban continuamente por medio de sus respectivos celulares. En Italia hay más de treinta millones de estos teléfonos y todos los chicos “bien” los tienen. “Las tres manejaron bien los tiempos”.

      Lunes 3 de julio - Jueves 6 de julio

      El aburrimiento como experiencia del tiempo

      A veces, en el 2000, me atacaba el aburrimiento. Es un agujero o un pozo de tiempo que altera el mundo, como en algunos estados semejantes del sueño. Parece sin fin y no distingue pasado, presente y futuro. El aburrimiento es una experiencia subjetiva del tiempo típicamente moderna; nació en la misma era que las ideas de ocio y de persecución de la felicidad. A diferencia de su más distinguido primo el ennui, el aburrimiento es considerado una afección tonta o reaccionaria. Dado el oprobio político y moral, de victimización y confinamiento, que algunos atribuyen al aburrimiento, muchos lo niegan para sí mismos mientras lo ven en los otros, de otro tipo: clase, sexo, edad. En el siglo XVIII las mujeres lo atribuían a los hombres; en el XIX, los hombres lo atribuían a las mujeres y la clase media a la aristocracia. El aburrimiento puede ser una intriga capitalista o el efecto inevitable de los avances tecnológicos. Repudiado, atribuido, pretendido, está en todas partes y cambia de forma según los tiempos.

      El aburrimiento se presenta como la forma negativa del deseo. Asegura a su víctima la incapacidad de desear o de realizar el deseo; esa sería la forma atroz del aburrimiento como pozo de tiempo. Hoy algunas alternativas al aburrimiento, además de especular y escribir, son la transgresión y el delito. Pero si ya no hay transgresión ni siquiera en el satanismo, o si la esfera de la transgresión se amplía hasta cubrirlo todo y perderse (no solamente abarca el adulterio y la cocaína sino también los cigarrillos, el café y el chocolate…) solo queda matar como única alternativa. El 8 de diciembre de 1991 The Washington Post titula: “Para luchar contra el aburrimiento, algunos en los suburbios se dedican a la bebida y al crimen”.

      Los miércoles a las 23 entre octubre y diciembre de 2000

      La vida cotidiana como experiencia del tiempo

      Veo por TV Okupas. ¡Felicidad!

      Yo adicta

      En la televisión, en Okupas, en la realidadficción, encontré la temporalidad de lo cotidiano. Una organización de las horas del día (Max Weber la remonta a los monasterios y las reglas de ciertas órdenes religiosas que cultivaban la tierra); una organización del tiempo que no solo depende de la tecnología y los medios (reloj, radio, TV, diarios, blogs, e-mail, Internet) sino de una política de la representación y del sentido. La temporalidad cotidiana es una categoría tecnológica, capitalista, de la mercancía y de los valores.

      Imaginemos que la temporalidad cotidiana es la forma misma de la vida cotidiana. A la vida cotidiana se la define como en negativo, como lo otro y lo que no es… Lo cotidiano sería el concepto filosófico que designa lo no filosófico, el concepto literario que designa lo no literario, el concepto histórico que designa lo no histórico: lo que escapa a la historia, a la literatura, a la filosofía.

      La vida cotidiana fue un tema central para los surrealistas (de donde lo tomó Walter Benjamin para tratarlo como objeto privilegiado de una experiencia histórica). Y para Henri Lefebvre, que dijo en 1947 y en 1958: la vida cotidiana


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