El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila
pastor, predicador, escritor y poeta escocés; escribió varios comentarios numerosas obras y poemas; entre ellas un comentario a los Salmos; al Evangelio de Mateo; uno a las Epístolas (en latín y en inglés); una “Terapéutica Sacra: cuestiones de conciencia resueltas” (en latín); y un “Treatise of the Promises”, “Tratado de las Promesas”).
5 Salmo 25:21.
6 Como en el caso del Salmo anterior KRAUS observa que: «no hay vestigio alguno de lamentación (ver Salmo 25, nota 3) […] Más bien, habrá que clasificar el Salmo 26 dentro del amplio marco de los cánticos de oración […] o apelación de una persona que es perseguida y acusada, a pesar de ser inocente […] Perseguido por los acusadores, el orante corre a refugiarse en el santuario, encuentra asilo en él, encarece su inocencia e invoca como juez justo a Yahvé».
7 “Enarrationes in Psalmos” 3. Comentando versículos 2-3.
8 En hebreo שָׁפְטֵ֤נִי יְהוָ֗ה šāp̄əṭênî Yahweh, de שָׁפַט shaphat, “impartir justicia”. Era la fórmula habitual de apelación con la que una persona acusada falsamente y perseguida invocaba a Dios implorando justicia. En los Salmos 7:8; 35:22-24 y 43:1 tenemos otros ejemplos evidentes. SCHÖKEL considera que uno de los ejemplos más claros de esta apelación de un inocente a Dios ante una falsa acusación lo tenemos en el Salmo 17: “Oye, oh Jehová, una causa justa”.
9 Salmo 139:23; Jeremías 17:10; Romanos 8:27.
10 En el original “to carry his suit into the King’s Bench of heaven”. El tribunal del “King’s Bench”, (también llamado “Queen’s Bench” en caso de que la regente fuera una mujer), fue creado a finales del siglo XII, y funcionaba como un tribunal de apelaciones para revisar juicios emitidos por tribunales inferiores, básicamente las emitidas por el “Court of Common Pleas”. Su equivalente en España sería el Tribunal Supremo.
11 Salmo 143:2. Dice TEODORO DE MOPSUESTIA [350-428]: «No debemos entender este “Júzgame”, como hacen algunos comentaristas, en un sentido amplio y absoluto (conducta y méritos), porque en tal caso decir “júzgame” equivale a decir “condéname”. […] Lo que está diciendo es: vistas las actitudes y comportamiento de cuantos me rodean, “emite un veredicto favorable” o “falla a mi favor” […] porque yo, aunque transgresor he actuado con inocencia: no he alterado mis intenciones de proceder rectamente ni he dudado un instante de la esperanza que tengo puesta en tu misericordia». Y AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «¿Por qué razón pide algo tan arriesgado y peligroso como “júzgame, oh, Señor”? ¿Qué subyace tras esta solicitud de ser juzgado? Su deseo de no ser contado entre los malos. Algo que expresa aún más claramente en otro Salmo: “Júzgame, oh Dios, y discierne mi causa de una gente no santa (Salmo 42:1 Vulgata / 43:1). Aunque habite en medio de ellos: ¡distíngueme, Señor de ellos! Pues aunque transgresor como ellos, yo he procedido de buena fe “en mi integridad he andado y he confiado en ti sin titubear”, y eso me hace distinto a ellos».
12 Una afirmación tan contundente respecto a su propia conducta, al lado de unos términos tan duros y tajantes al enjuiciar la maldad y vileza de sus adversarios, podrían entenderse como un acto de vanagloria.
–CASIODORO [485-583] en sus “Expositio Psalmorum” rechaza esta posibilidad: «No hay aquí en la alegación de sus propias virtudes vanagloria ni arrogancia alguna, como tampoco pretensión de eludir la responsabilidad de sus propias transgresiones, ciertamente abominables; tan solo la justa petición de un siervo fiel de ser considerado aparte de otros comparativamente en una situación de impiedad extrema y separado de ellos para no compartir su misma suerte (26:9-10). No presume de andar en integridad por sus propias fuerzas, ni pide a Dios que lo juzgue porque se siente ufano de su conducta y seguro en base a sus propios méritos, sino porque confía en la misericordia de Dios para redimirle (26:11), como hace también el apóstol: “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, el juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:8). Es exclusivamente en este sentido que alega “integridad”, de su confianza en la misericordia del Señor para redimirle y que no le sean imputados sus pecados».
–SCHÖKEL comenta al respecto: «Creo que el conjunto del salmo templa esa primera impresión (de arrogancia o vanagloria). El orante confiesa su “confianza” en el Señor (26:1), cuenta con su “lealtad y fidelidad” (26:3), y pide “redención y compasión” (26:11). Es decir, su integridad no es prestación puramente humana. Por tanto, no es un acto de auto-glorificación, sino la necesidad de que su conciencia de honradez sea refrendada por la instancia suprema. Recordemos las palabras de Pablo, testigo de excepción en esta materia: “Yo en muy poco tengo el ser enjuiciado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso quedo absuelto; pues el que me enjuicia es el Señor” (1 Corintios 4:3-4) […] el orante parece referirse a una honradez sustancial, libre de delitos graves, no afirma la total impecabilidad». [Salmos, Tomo I, 1-72, Ediorial Verbo Divino, Estella, Navarra, 1992].
13 1 Samuel 24:1-22.
14 1 Samuel 26:1-12.
15 Génesis 27:1-29.
16 Génesis 22:1-18.
17 2 Corintios 10:18.
18 Deuteronomio 32:35; Romanos 12:19.
19 Levítico 1:3; 3:1.
20 La versión griega de los LXX o Septuaginta lee la última parte del versículo como: καί ἐπί ὁ κύριος ἐλπίζω οὐ μή ἀσθενέω que la Vulgata traduce al latín como: “et in Domino sperans non infirmabor”, “y esperando en el Señor no seré debilitado”.
21 El comentario tiene que ver más bien con las diferencias de traducción entre el “Book of Common Prayer” de la Iglesia Anglicana, y la versión inglesa KJV: “I shall not fall”, dice el primero, y “I shall not even slide” traduce la KJV. Aunque la mayoría de nuestras versiones españolas traducen correctamente “sin titubear”, ayuda a entender el sentido.
22 Dice al respecto AGUSTÍN DE HIPONA [354-430]: «Si hubiera puesto mi esperanza en algún hombre cabría la posibilidad de que este cayera arrastrado por el diablo. Toda esperanza cifrada en un ser humano está sujeta a los altos y bajos que este pueda tener: cuando él vacile vacilará mi esperanza, y si él cae caerá mi esperanza. Pero dado que tengo puesta mi esperanza en el Señor: “no titubearé”».
23 La versión griega de los LXX o Septuaginta lee la última parte del versículo como: πυρόω ὁ νεφρός ἐγώ καί ὁ καρδία ἐγώ que la Vulgata traduce como: “ure renes meos et cor meo”, “quema mis riñones y mi corazón”.
24 En hebreo בְּחָנֵ֣נִי יְהוָ֣ה וְנַסֵּ֑נִי bəḥānênî Yahweh wənassênî. SCHÖKEL indica que tan solo encontramos otro pasaje donde coincidan ambos verbos: בְּחָנֵ֣נִי bəḥānênî de בָּחַן bachan y וְנַסֵּ֑נִי wənassênî de נָסָה nasah; y es en el Salmo 95:9: אֲשֶׁ֣ר נִ֭סּוּנִי אֲבֹותֵיכֶ֑ם בְּ֝חָנ֗וּנִי ’ăšer nissūnî ’ăḇōwṯêḵem b-ḥānūnî; “cuando vuestros padres me tentaron, me probaron”. El verbo נָסָה nasah significa “tentar, poner a prueba” (Deuteronomio 8:2).
25 Parece ser que Spurgeon llega a esta deducción a partir de los tres verbos hebreos distintos que utiliza el salmista: בְּחָנֵ֣נִי bəḥānênî de בָּחַן bachan con un sentido prioritario de prueba por tacto;