El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila

El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos - Eliseo Vila


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tu altar, oh Señor. Si pensamos que la grandeza otorga el privilegio de la impunidad, David era un rey; o que la gracia de su alma podía haberle liberado del fango del pecado, era “un hombre conforme al corazón de Dios”.128 Que no confíen los grandes personajes excesivamente en su grandeza, porque cuanto más largo es el manto, más se arrastra por el suelo y mayor suciedad acarrea: un exceso de poder se transforma con facilidad en causa de gran condenación. Y en cuanto a la pureza, estamos ante una generación que afirma estar libre de pecado, pero no hay verdad en ellos, se engañan a sí mismos. Digan lo que quieran los teólogos de Roma sobre el poder de la naturaleza y la libre voluntad, a nosotros, miserables pecadores, se nos enseña a darnos mejor cuenta de nuestra propia enfermedad. Pues incluso un apóstol de Cristo, el fuerte y osado Tomás, falló en su fe ante la evidencia de su resurrección;129 y Pedro (cuya cátedra ahora se nos dice que es la sede de infalibilidad) negó a su Maestro.130 David, “un hombre conforme al corazón de Dios”,131 tuvo necesidad de ser purificado; y ¿quién puede decir: Señor, “soy limpio delante de tus ojos”132? Ciertamente, oh Señor, ninguna carne es justa ante tu mirada.133

      No, el mejor fundamento para el gozo cristiano, es reconocer como David nuestros propios pecados;134 golpearnos el pecho como el publicano de la parábola, en lugar de escudarnos como el fariseo en los defectos de los demás.135 ¿Por qué nos pasamos el día, como hacen los sastres, tomando medidas a los demás en lugar de medirnos a nosotros mismos, sabiendo como sabemos que aún en lo mejor de nosotros abunda la imperfección y el pecado? Fijémonos en cómo David se analiza antes que nada a si mismo haciendo cuenta de sus propios pecados: “Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí”.136 Oh, cuán poderosos son los efectos de la piedad cristiana cuando por la acción reflexiva de la comprensión, la ciencia se transforma en consciencia, y nuestros conocimientos en el espejo de nuestra imperfección, un espejo en el cual la visión de nuestros pecados nos manda directamente a Dios, como vemos que sucedió con David en este caso, cuando hace de sus imperfecciones un diálogo exclusivo entre Dios y su propia alma: “oh Señor”. Inicia su ascenso desde el suelo raso de la humildad a la vista de sus propios pecados, y se eleva paulatinamente por las alas de la fe hasta al trono de la misericordia de Dios exclamando: “oh Señor”. Se ve a si mismo con sus propios ojos, no los de la iglesia, no a través de lupa inquisitiva del sacerdote en confesión; él mismo es su propio confesor y penitencia; aquí no hay intercesión de los santos, no hay misas de intenciones, no hay méritos, indulgencias, treintenas, novenas o responsos: todo queda entre él y Dios: “Oh Señor”. Con los ojos de la humildad se ve a sí mismo en su propia miseria; y ello le capacita para contemplar a continuación con los ojos de la fe a Dios y su misericordia, y de estas dos visiones brota una tercera virtud, la del arrepentimiento, y que se refleja en su acción preparatoria, lavar el fango de su pecado en un baño de lágrimas de tristeza: “Lavaré en inocencia mis manos, y así andaré alrededor de tu altar, oh Jehová”.

      ISAAC BARGRAVE [1586-1674]

      En un sermón ante la “House of Commons”, 1623

      Lavaré en inocencia mis manos. David, deseoso de expresar su disposición para orar a Dios con un corazón puro, lo hace buscando el paralelismo con el rito de lavamiento de los sacerdotes:137 así como el sacerdote primero lava sus manos, y después ofrece la oblación, David se compromete a mantener siempre su pureza a la par con su devoción.

      HENRY HAMMOND [1605-1660]

      “Paraphrase and Annotations on Book of Psalms”, 1659

      En inocencia. La verdadera ἀκμή 138 y corona de toda nuestra preparación para la adoración a Dios, el agua más pura en la que podamos lavarnos, es la inocencia; y la inocencia es una virtud del corazón, además de las manos: “Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.139 ¡Ojalá nuestro lavamiento fuera como el bautismo defendido por Cipriano,140 ad tincturam, hasta quedar impregnados, teñidos en arrepentimiento y en la sangre de Cristo. Procurad que vuestro arrepentimiento sea equivalente en medida a la suma de vuestros pecados. Ofreced primeramente vuestra inocencia, y tan solo después vuestro sacrificio. No basta con que vengáis al altar habiendo cumplido con las ordenanzas, debéis traer ante todo vuestra inocencia. Dios exige el cumplimiento de la segunda tabla de la ley, tanto como el de la primera; y aborrece los actos externos de piedad en los que no halla ningún sentido ni práctica de inocencia.

      ISAAC BARGRAVE [1586-1674]

      En un sermón ante la “House of Commons”, 1623

      Lavaré en inocencia mis manos. Una mañana, mientras llenaba de agua el recipiente para lavarse, Gotthold141 se acordó de las palabras de la Escritura: “Lavaré en inocencia mis manos” un texto que demuestra cuán diligentemente el salmista, profeta regio, se había esforzado en llevar una vida intachable, y caminar habitualmente en el temor de Dios. Reflexionando sobre ellas, se dijo: Dios mío, de ahora en adelante, cada vez que vierta agua para lavarme, recordaré que mi obligación como cristiano es limpiar ante todo mis manos de malas acciones, mi boca de palabras ociosas,142 y mi corazón de deseos impuros y maliciosos, a fin de sentirme habilitado para levantar ante ti en adoración manos santas,143 y alabarte, en lo mejor de mis capacidades, con labios puros y un corazón sin mancha.144 ¿Pues de que me aprovechará cuanto me esfuerce en la limpieza externa de mi cuerpo, si mi corazón sigue contaminado y es abominable delante de ti? ¿Acaso la comida que haya ganado con manos contaminadas, o conseguido por métodos tortuosos, de violencia e injusticia, va a servir para nutrirme propiamente? ¿Me aprovechará aquello que coma con insensibilidad o ingratitud? ¡Ah! no, mi Dios; lejos quede de mí comer de semejante modo. Mi preocupación primordial será la de andar delante de ti sin mancha; y la segunda, en caso de que involuntariamente me haya contaminado, será lavar esa mancha, y apartar toda maldad de delante de tus ojos: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve”.145

      CHRISTIAN SCRIVER [1629-1693]

      También conocido por su pseudónimo, Gotthold “Gotthold’s Emblems: Or Invisible Things Understood By Things That Are Made”, 1671

      Y así andaré alrededor de tu altar, oh Señor. El día siguiente al de la fiesta (Fiesta de los Tabernáculos146), el pueblo, con ramas de palmera en sus manos, rodeaba el altar siete veces, en recuerdo de la destrucción de Jericó ... Y no tan solo las ramas,147 sino que también los días mismos de la Fiesta de los Tabernáculos eran llamados הוֹשִׁ֘יעָ֥ה hōwōšî‘āh,148 u Hosanná que era la aclamación habitual de las personas mientras blandían las palmas en sus manos.

      THOMAS GODWYN [1587-1643]

      “Moses and Aaron: Civil and Ecclesiastical Rites, Used by the Ancient Hebrews”, 1678

      Alrededor de tu altar, oh Señor. Con la frase “alrededor de tu altar”, o bien alude a alguna costumbre levítica de caminar alrededor del altar, como solían hacer los sacerdotes en la oblación o presentación de sus ofrendas, y también el pueblo, en especial los más celosos y devotos, que probablemente se trasladaban de un lugar a otro, aunque dentro del propio atrio, para poder contemplar mejor lo que sucedía en los diversos ángulos del altar, y así experimentar mayor devoción; o puede, más bien, que se refiera a que tenía intención a ofrecer diversos sacrificios a la vez, lo que requeriría la participación de varios sacerdotes alrededor del altar.

      MATHEW POOLE [1624-1679]

      “How May Detraction Be Best Prevented or Cured?”, 1674

      Vers. 7. Para exclamar con voz de acción de gracias, y para contar todas tus maravillas. [Haciendo resonar mi voz de acción de gracias, y proclamando todas tus maravillas. RVR] [Proclamando con voz de acción de gracias y contando todas tus maravillas. LBLA] [Haciendo oír mi voz de gratitud, y contando


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