El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila
dé también su aprobado.
JOSEPH CARYL [1602-1673]
Júzgame, oh Señor. Como ejemplo de apelación al cielo podemos citar el del gran predicador de la Palabra George Whitefield: «Aunque algunos me consideren un charlatán o un exaltado, alguien interesado tan solo en trastornar sistemáticamente la mente de los demás, me tiene sin cuidado. Pueden cubrirme de improperios y lanzarme toda clase de invectivas, pues Cristo lo sabe todo, lo observa todo, y por tanto, en sus manos dejo mi causa para que sea él quien la defienda, porque es un Señor misericordioso; así lo ha sido para mí hasta ahora, y estoy seguro que seguirá siéndolo. La venganza es suya, él les pagará como corresponde».18
GEORGE WHITEFIELD [1714-1770]
En un sermón sobre Mateo 11:28, titulado:
“Christ the Only Rest for the Weary and Heavy-Laden”.
Porque yo en mi integridad he andado. El término hebreo que utiliza aquí el salmista: בְּתֻמִּ֣י bəṯummî de תֹּם tom o תָּמִים tamim, que traducimos como integridad, quiere decir sin mancha o sin defecto, la misma palabra que se utiliza para describir a los animales apropiados para el sacrificio: “Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá”.19
GEORGE PHILLIPS [1804-1892]
“The Psalms in Hebrew with a Critical, Exegetical and Philological Commentary”, 1846
Porque yo en mi integridad he andado. En el pronombre posesivo “mi” hay una fuerza especial a la debemos prestar la debida atención. El salmista da a entender que por encima de todas las artimañas de sus enemigos ha procedido siempre con rectitud, siguiendo en todo momento un curso previamente trazado, firme y uniforme.
WILLIAM WILSON [1783-1873]
“The Book of Psalms: With an Exposition, Evangelical, Typical, and Prophetical, of the Christian Dispensation”, 1860
Y en el Señor he confiado. La confianza en Dios es el secreto de la “integridad”, su fuente natural. Quien pone su esperanza en Dios no tiene necesidad de impulsar ni defender sus intereses mundanos faltando a sus deberes para con el prójimo: en todo tipo de situaciones adopta la firme determinación de no perder el favor de su Padre celestial violando sus mandamientos, y espera a que todo suceda impulsado desde arriba.
ERNS WILHELM HENGSTENBERG [1802-1869]
“Commentary on the Psalms”, 1860
Sin titubear.20 Una expresión sorprendente, absolutamente expresiva de la firme resolución del salmista y coherente con su lenguaje de seguridad en la protección divina y la mano de Dios sosteniéndole constantemente en su andar en integridad. No es, como leemos en la versión del Libro de Oración Común: “Y no caeré”, sino más bien: “Y no vacilaré”,21 es decir, ni un solo paso en falso, ni un simple tropiezo, ni un tambaleo.22
BARTON BOUCHIER [1794-1865]
“Manna in the heart or daily comments on the book of Psalms”, 1855
Vers. 2. Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. [Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. RVR] [Examíname, oh Señor, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón. LBLA] [Examíname, oh YHVH, y pruébame; escudriña mis riñones y mi corazón. BTX] [Examíname, Señor; ¡ponme a prueba! purifica mis entrañas y mi corazón NVI] [Señor, examíname, ponme a prueba, sondea mi conciencia y mis pensamientos. BLP] [Ponme a prueba, Señor, e interrógame; examina mis intenciones y mi corazón. NTV]23
Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;24 examina mis íntimos pensamientos y mi corazón. Esta petición entraña tres vías distintas de examen o prueba, que en base al texto original podríamos describir como la prueba del tacto, la prueba del olfato, y la prueba del fuego.25 El salmista se considera inocente de las acusaciones que pesan contra él, hasta tal punto, que se somete voluntariamente y de manera incondicional a cualquier tipo de examen que el Señor estime oportuno utilizar.26
Examíname, oh Señor. Mírame exhaustivamente; hazme un examen detallado; interrógame, sondea mis evidencias y constata la información.
Y pruébame. Sométeme a juicio, y confirma si acaso son ciertas las acusaciones de intencionalidad maligna y perversa que mis enemigos me imputan.
Examina mis riñones27 y mi corazón. Evalúame en la misma manera que los metales preciosos son probados en el horno; examina todos los secretos ocultos en mi interior, allí donde los afectos tienen instalada su corte; y ve, o Dios mío, si es cierto o no que soy dado al homicidio, que amo la traición y el engaño. Una apelación extremadamente audaz, que hecha por un hombre como David, que temía a Jehová en gran manera, demuestra una convicción solemne de la más absoluta inocencia. La peculiaridad de las expresiones utilizadas en este pasaje debe enseñarnos la minuciosidad del juicio divino, y la necesidad de ser completamente sinceros en todo, no sea que finalmente seamos hallados en falta.28 Nuestros enemigos son severos con nosotros con la severidad propia del odio y el rencor, y esta cualquier hombre valiente la afronta sin miedo; pero la severidad de Dios es la que dimana del derecho inmutable. ¿Y quién puede someterse a un examen de ese nivel? El dulce cantor de Israel se pregunta en otro pasaje: “¿Quién puede resistir ante su frío?,29 y nosotros bien podemos preguntarnos: «¿Quién puede resistir ante el calor de su justicia?».
C. H. SPURGEON
Examíname, oh Señor, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón.30 El Salmista usa aquí tres verbos distintos, aunque conexos entre sí: “examiname”, “escudriñame”, y “pruebame”.31 El propósito es abarcar todos los métodos posibles en que puede ser puesta a prueba la realidad de algo; y al incluirlos en su conjunto, demuestra su voluntad y deseo de se hiciera de su proceder la más concienzuda investigación, sin eludir ningún tipo de prueba.
ALBERT BARNES [1798–1870]
“Notes, critical, explanatory, and practical, on the book of Psalms”, 1868
Examíname, escudríñame, pruébame. Así como el oro es purificado de la escoria por el fuego y brilla con mayor fulgor, así también la sinceridad del corazón y la simplicidad del verdadero cristiano se ven mejor y se hacen más evidentes en medio de las tribulaciones y la aflicción. En la prosperidad cualquiera puede pasar por piadoso, pero las aflicciones hacen salir del corazón lo que hay dentro verdaderamente, ya sea bueno o malo.32
ROBERT CAWDRAY [1538-1604]
“Treasury of Storehouse of Smiles”, 1609
Pruébame. La función de la conciencia en nuestro interior es la de probarnos. Dios ha puesto una luz dentro de nosotros y cuando esta luz es inflamada por la Palabra, ilumina nuestro pecho haciendo que irradie luz por doquier. La persona fiel y piadosa se deleita en que este proceso iluminador de la Palabra de Dios sea tierno y activo, que indique claramente cada servicio, y advierta en contra de todo pecado. Fijémonos en la eficacia y celeridad con la que funcionaba ese mecanismo en David, cuando se dice que: “Su corazón le golpeaba”,33 y el apóstol Juan nos advierte diciendo: “si nuestro corazón nos reprocha algo, mayor que nuestro corazón es Dios, y él conoce todas las cosas”.34 ¡Ay! Si en tu interior tú mismo te reprochas a ti mismo tu conducta pecaminosa en esto o aquello, piensa en cuanto más no lo ha de hacer Dios. Pon a prueba tu integridad: ¿estás dispuesto a tener una conciencia sensible y bien informada? ¿Te complace escuchar lo que la Palabra de Dios tiene que decirte sobre tu conducta? ¿Y te sientes cómodo tanto si lo aprueba como si lo desaprueba? Si experimentas rebeldía contra la luz de tu conciencia, si de buena gana arrancarías ese aguijón con el que te avisa y te alegrarías de no sentir su punzada en el interior de tu pecho, entonces, comienza a sospechar de ti mismo. Por desgracia, muchos que se entregan a los