El Tesoro de David: la revelación Escritural a la luz de los Salmos. Eliseo Vila
en que tu tabernáculo se sienta,
y rodearé el altar en que te adoran
con gozo, con amor y reverencia.
Para oír con consuelo y alegría
de tu alabanza las canciones tiernas,
y allí yo mismo cantaré en tu gloria
las admirables obras de tu diestra.
Enamorado estoy de la hermosura
de tu casa magnífica y excelsa,
de ese templo en que habitas majestuoso,
y en que toda tu gloria manifiestas.
Pero ¡ay Dios mío! tú que eres testigo
de que no he delinquido, no consientas,
que yo fallezca como los inicuos,
y que con ellos confundido sea.
Ni con los hombres duros, sanguinarios,
que religión no tienen ni conciencia,
y cuya mano al interés vendida
a toda iniquidad está dispuesta.
Tu sabes que yo siempre he caminado
por el camino real de la inocencia,
ten pues de mi piedad, y no permitas
que yo pase por suerte tan adversa.
También sabes que nunca me he alejado
de tu ley santa, y tu segura senda,
tenme pues compasión, y agradecido
cantare tu alabanza en tus Iglesias.
DEL “SALTERIO POÉTICO ESPAÑOL”, SIGLO XVIII
Salmo completo. Este salmo se asocia y acopla con el anterior tanto en sus pensamientos como términos. El Salmo 25 concluye con una oración pidiendo integridad: “Integridad y rectitud me guarden”;5 este comienza alardeando de ella: “porque yo en mi integridad he andado” (26:1).6 A menos que lo veamos como una continuación del anterior, esta manera de comenzar sería de una vanagloria inadmisible; pero combinado con la admisión y reconocimiento penitencial del pecado, con fervientes súplicas implorando perdón y gracia, y la sólida convicción por fe de que Dios ha escuchado su oración, que contiene el salmo anterior; resulta evidente que las aseveraciones de integridad que hace aquí el salmista, no apelan en absoluto al mérito humano, sino que son un claro reconocimiento de la misericordia divina. Como dice San Agustín: «Non merita mea, sed misericordia tua, qua me ad talem vitam perduxisti, ante oculos meos est», esto es: “no son mis propios méritos sino tu misericordia la que me ha conducido a esta vida; por tanto, es ella la que mantengo delante de mis ojos”.7
CRISTOPHER WORDSWORTH [1807-1885]
“Commentary on the Whole Bible”, 1856
Vers. 1. Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado; he confiado asimismo en Jehová sin titubear. [Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado; he confiado asimismo en Jehová sin titubear. RVR] [Hazme justicia, oh Señor, porque yo en mi integridad he andado, y en el Señor he confiado sin titubear. LBLA] [Hazme justicia, oh YHVH, porque en mi integridad he andado, y en YHVH confié sin titubear. BTX] [Justicia Señor, pues he llevado una vida intachable; ¡en el Señor confío sin titubear! NVI] [Hazme justicia, Señor, pues camino con rectitud. En el Señor confío, jamás dudaré. BLP] [Declárame inocente, oh Señor, porque he actuado con integridad; he confiado en el Señor sin vacilar. NTV]
Júzgame, oh Jehová.8 Una apelación solemne ante el justo tribunal del Dios que escudriña los corazones,9 justificada por las circunstancias peculiares del escritor en base a los delitos de los que considera se le acusa erróneamente. Hastiado de la injusticia de los hombres, el espíritu inocente rompe el cerco de sus calumniadores para volar hacia trono de la Justicia Eterna. Muy seguro había de estar de su razón y clara debía tener su causa como para atreverse a llevarla ante la Corte Suprema del cielo.10 Un recurso de tal magnitud nunca debe hacerse precipitadamente o a la ligera; y jamás en relación a la totalidad de nuestras acciones y palabras, a menos que sea amparándonos en la justificación que tenemos en Cristo Jesús; para una criatura mortal y pecadora, resulta mucho más apropiada la petición: “No entres en juicio con tu siervo”.11
Porque yo en mi integridad he andado.12 David tenía la integridad como principio y andaba en ella como práctica, era su lema y la había practicado de manera cabal. No había empleado métodos solapados, traicioneros o injustos para hacerse con la corona ni para mantenerla; en su relación con Saúl y familia era consciente de haberse dejado guiar en todo momento por los principios más nobles del honor. ¡Que enorme consuelo proporciona contar con la aprobación de la propia conciencia! Si tenemos paz dentro del alma, las tormentas estrepitosas de la calumnia, que aúllan a nuestro alrededor, poco nos afectarán. Cuando el pajarillo que anida en mi seno entona alegre su canción, poco me importa que fuera ululen a mi alrededor un millar de lechuzas.
He confiado asimismo en Jehová. La fe es la raíz y la savia de la integridad; quién se apoya en el Señor está seguro de caminar en justicia. David sabía que Dios le había otorgado mediante pacto la corona, y por tanto, no estimó preciso recurrir a medios indirectos o ilegales para obtenerla; renunció a matar a su enemigo en la cueva,13 y no consintió que sus hombres acabasen con él cuando dormía sin vigilancia en la llanura.14 La fe obra poderosamente para el Señor, y en los caminos del Señor, pero a la hora de lograr sus objetivos se niega rotundamente a mover un solo dedo mediante planes y dispositivos cuestionables, propios de la astucia humana. Rebeca recurrió a la astucia y falsedad humanas con el fin, aparentemente bueno, de facilitar los planes del Señor en favor de Jacob: y le fue contado como incredulidad;15 pero Abraham dejó paciente que el Señor ejecutara sus propios planes, y no dudo en empuñar el cuchillo para sacrificar incluso a su hijo: y le fue contado como fe.16 La fe confía siempre en Dios para llevar a cabo los propios designios divinos. ¿Por qué motivo he de robar cuando Dios ha prometido suplir mis necesidades? ¿Por qué razón debería buscar la manera de vengarme cuando sé que el Señor apoya y defiende mi causa? La confianza absoluta en Dios es el antídoto más eficaz contra el pecado.
Sin titubear. El camino es en extremo resbaladizo, tengo que andar por él como quien camina sobre el hielo, y sin embargo, la fe impide que mis pies se deslicen, y seguirá haciéndolo. Los atajos fáciles, pero turbios y dudosos de la política terrenal, acaban tarde o temprano haciendo rodar por el suelo a quienes los transitan; pero los caminos de la honestidad, aunque suelen ser mucho más empinados y agrestes, son siempre más seguros. No podemos confiar en Dios si andamos por caminos torcidos, o sea, usando medios turbios; pero los caminos rectos y la fe sencilla llevan al peregrino al término feliz de su jornada.
C. H. SPURGEON
Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he andado. Una buena causa, una buena conciencia, y una buena conducta, son buenos motivos para recurrir en apelación a Dios.
INGRAM COBBIN [1777-1851]
“Condensed Commentary and Family Exposition of the Holy Bible”, 1837
Júzgame, oh Señor. Nada hay más satisfactorio para la persona justa y recta que el saber que Dios tiene conocimiento de que es así. A los íntegros y sinceros poco les importa ser condenados por los hombres; saben que no va con ellos el condenar o aprobar nada, pues como dice el apóstol: “no