Hacia el sentir común. Raimon Caor

Hacia el sentir común - Raimon Caor


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el control económico mediante diversidad de proyectos estatales: la bioingeniería, las empresas agroquímicas, las multinacionales farmacéuticas, suman a las estrategias coercitivas compatibles y complementarias con las legislaciones que implementan a su vez otras tácticas represivas: la guerra psicológica, la dependencia energética, el invento de nuevos y absurdos impuestos, las sanciones económicas, las catástrofes provocadas, y todo cuanto represente un incremento del miedo y una merma de la clara percepción y de los medios autóctonos de subsistencia.

      Todo está diseñado para generar la máxima vulnerabilidad y dependencia de los planes de los poderes dominantes.

      El diseño de innovadoras atrocidades que se aplican en las guerras, no solo afecta a los directamente implicados, sino que genera daños colaterales a la humanidad entera.

      Con la persistente vulneración de la Ética y los Derechos humanos, el mundo sigue amenazado por el monopolio de la violencia impune de las oligarquías, los cuerpos policiales, la energía nuclear y las armas de destrucción masiva. El nuevo orden global erradica la soberanía de los pueblos y crea un mundo homogéneo de esclavitud controlada.

      En nombre del progreso, el honor, la patria y “la gracia de Dios”, se han cometido las mayores atrocidades contra la veracidad, la dignidad y los derechos humanos. Recordemos los crímenes históricos perpetrados por los reinos/estados al realizar sus conquistas, no mediante la persuasión o el diálogo, sino a través de la usurpación, la violencia y el asesinato. Finalmente, la conquista siempre se completa instaurando un relato manipulado a conveniencia de sus credos y leyes dominantes, y así ensalzar un infame sentido del honor en los vencedores estigmatizando, condenando y sometiendo a los vencidos. En tales circunstancias, las respuestas de los oprimidos actuando en legítima defensa de la justicia y de los derechos fundamentales, -sea de forma pacífica o violenta-, son decretados automática y despóticamente como rebelión, sedición y “terrorismo”, cuando los brotes de rebelión y violencia, son la natural reacción a la insostenibilidad del abuso, el escarnio, la injusticia de los perversos intereses de los poderes fácticos y de sus representantes políticos. Sin hacer apología de la venganza, es histórica y demostrablemente cuantificable, que la gran magnitud de agresiones, violaciones y asesinatos cometidos por las fuerzas de ocupación y los cuerpos policiales del Estado contra el pueblo y la población civil, son siempre una ínfima proporción de las victimas causadas por extremas réplicas de resistencia o antisistema.

      ¿Como es posible que en el siglo XXI existan cuerpos policiales que actúen de forma tan envenenada, indecente y deshonrosa?

      Ya es tiempo que esta tipología de seres belicosos se den cuenta que No todo Vale por la Patria.

      PATRIA ES MATRIA

      Patria como padre proveedor y protector, y Matria en cuanto a la labor de madre amorosa y nutricia. Para nada nos identificamos con un padre tirano, violento y sanguinario, ni con una madre amenazante, depredadora y despiadada.

      Es tiempo de desmantelar todos los estamentos y estructuras de intimidación y sumisión que atemorizan, agreden y esclavizan. Fin del monopolio de la violencia y del terrorismo de Estado.

      Quien pierde la capacidad de pensar y razonar pierde su alma y se convierte en un autómata de corazón vacío, dispuesto a ejecutar cualquier acción abominable contra sus semejantes. Sin conciencia ni sentido crítico sobre los propios actos se banaliza la violencia y la maldad, hasta el punto de no discernir lo correcto de lo incorrecto, lo bueno de lo malo, lo bello de lo horrible. Esta es la actitud propia de tantos sicarios profesionales con uniforme o infiltrados. Esta es una psicopatía delictiva aunque esté sobreprotegida por leyes perversas y por mandados de perturbadas oligarquías carentes de amor y de sentido común.

      Fin del juego de vencedores y vencidos. Todas y todos, como humanidad, hemos de ser ecuánimes ganadores, y beneficiarios/as de bienes, de recursos, y con todo el derecho a la autodeterminación; de lo contrario solo seguiremos alimentando la inconsciencia y el sufrimiento.

      Recordemos que la capacidad más ética y elevada de la creación y la voluntad humana es el Amor y la Compasión. Fraternidad, Igualdad y Libertad, sinónimos de Amor, son la clave del diálogo, de la conciliación y la armonía. Que no se confundan ni falsifiquen estos nobles ideales bajo ningún concepto avasallador.

      Despierta policía, cultívate, abre tu mente y tu corazón, prepárate para la Paz y no para la guerra contra el pueblo. No te dejes condicionar por directivas políticas que atenten contra los derechos humanos fundamentales. Deja de ejecutar órdenes injustas. Deja las armas hermano policía, suelta las corazas y ponte junto al pueblo y liberémonos de la corrupción y la tiranía.

      Cualquier actividad realizada forzosamente a cambio del derecho a vivir, es de por sí coercitiva. Todo el mundo merece ser dueño de su vida, sin embargo la competitividad y el servilismo al que nos decanta el estilo de vida consumista, genera un estado de alienación social directamente relacionado con la economía.

      En condiciones más naturales y coherentes, cada persona podría responsabilizarse dignamente del sustento básico con el ejercicio de las cualidades personales que le aportaran entusiasmo, creatividad y sentido. No todas las personas pueden escoger su “oficio” vocacional; comúnmente la clase obrera pertenece a la categoría de “empleados” para el funcionamiento de los engranajes del sistema. A un nivel subyacente también vemos cómo el trabajo miserable afecta a millones de inmigrantes y de gente sin papeles, víctimas de modernos esclavistas. Los trabajadores sin papeles constituyen una mano de obra abundante, dócil y barata, una reserva inagotable que contribuye al chantaje de trabajadores, que

      ante la amenaza del paro y ante la precaria situación económica, aceptan trabajar más, con salarios más reducidos y en peores condiciones.

      El modelo de sociedad globalizada pretende mostrar una fachada brillante y un estatus integrador, pero la realidad manifiesta una sociedad vulnerable y socialmente segregada, con grandes separaciones físicas y psicológicas que dificultan la comunicación y la cohesión. La implantación de las nuevas tecnologías y la explotación de mano de obra barata de países en vías de desarrollo, han reventado los precios y las condiciones del mercado laboral de los países desarrollados. Quedan excluidos quienes no han podido superar la fuerte presión y la adaptación a estos cambios, o convertidos en obreros de poca calificación, en parados de larga duración, o en personas de edad avanzada con limitadas perspectivas de integración profesional. De este modo la mundialización económica genera un número cada vez mayor de personas “inadaptadas” que aumentan el sector de los excluidos, un creciente colectivo que vive en la extrañeza, el recelo, y en los umbrales de la pobreza y la violencia.

      Mientras, los gobiernos títeres, siguen ondeando el estandarte de la ocupación y el empleo estable como cebo y panacea, para que sigan girando los mismos engranajes sin plantear una regeneración real de la economía ni considerar la posibilidad de que las personas puedan realizarse a través de labores honestas y creativas, sintiéndose realmente útiles y coherentes. Ante el malestar laboral, las jornadas maratonianas y los niveles de estrés de los trabajadores, algunas empresas ofrecen a sus empleados sesiones de mindfulness: una técnica de meditación que induce a la relajación y a la resignación “aceptando lo que viene, sin juzgarlo”, convenciendo de que esta actitud es una gran virtud.

      Como el relato de Un mundo feliz de Aldous Huxley, la empresa utiliza la meditación (una herramienta provechosa cuando se aplica en el buen sentido), para conseguir que los trabajadores sean felices siendo explotados... El mindfulness se comercializa y aplica como un método para reducir el estrés, relegando el programa ético original destinado a fomentar la acción correcta, la compasión y la armonía social. La privatización del mindfulness no considera las causas del estrés y del malestar sino que, como muchas religiones, promueve la adaptación a las circunstancias adversas en vez de acceder a su transformación radical.

      Actualmente la población mundial está cerca de los 8.000 millones, sin embargo, en algunos países como España,


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