Sunna Gua: Constataciones del alma. Paola Andrea Pérez Gil

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de vida son posibles, pero en nuestros departamentos de ingeniería, de ciencia, de biología, de física se ríen si hablamos de la Pacha Mama, de la Madre Naturaleza o de derechos de la Madre Tierra… Las ontologías no occidentales son mucho más ricas. Aquí, en este continente, están en las calles, en los pueblos; ontologías que tienen un respeto muy grande por los ancestros, que todavía son considerados vivos dentro de la comunidad. Por eso el territorio es sagrado. Es el territorio donde enterraron a sus muertos. (Entrevista a Boaventura de Sousa Santos, entrevista de León, 2016, p. 1)

      Tal como se encuentra en el desarrollo del libro, un motor de ancestralidad Mhuysqa, lo cual, como ya se mencionó, sembrado en la montaña sagrada de Majuy en Cota en Cundinamarca, acrecienta consciencia con la fuerza originaria de Temsaca (montaña de Monserrate) y Chiguachia (montaña de Guadalupe) en Muequeta (Bacata o Bogotá), para abrir así los andares territoriales como caminos del consejo espiritual de Guatavita (laguna sagrada en Cundinamarca) y Facatativa (parque arqueológico en Cundinamarca) y develar el misterio de divinidad patente que desde Hunzá (Tunja) deviene la ruta de consciencia sobre los categoriales de la espiritualidad en ritualidades de constatación en el saber de Iguaque (laguna sagrada de origen en Boyacá), Tota (laguna sagrada), Suamox (Sogamoso), Iza y Gamesa en Boyacá.

      Un darse vuelta al orden ancestral de los abuelos y mayores recopilado en narrativas que se tejen como encuentro con la voz sagrada y que a lo largo del libro presentamos como comunicaciones personales. Se vale aclarar hasta el cansancio, una vez más, que en nuestras narrativas

      […] nunca nos reducimos a un conjunto de categorías abstractas o generales que anulan la singularidad, todo lo contrario, las que se proponen vienen de la vivencia de la realidad chamánica y psicológica de significativas experiencias de la existencia y el ser. Nuestra elección es un diálogo desde lo esencial, intuitivo, personal y singular. (Bolívar, citado en León, 2017, p. 104)

      Esto implica poder aseverar que los caminos transitados por los investigadores en los territorios y las prácticas de saber indígena son comprendidos como experiencias directas de registro que se plasman como lienzo de la vida en narrativas que “toman el mundo puramente y de forma totalmente exclusiva tal y como el mundo tiene sentido y validez de ser en nuestra vida de consciencia, como subjetividad productora de validez” (Bolívar, citado en León, 2012, p. 126).

      Las narrativas de Sunna Gua, las comunicaciones personales que fecundan este libro, los sentidos psíquicos del investigador que se investiga en la huella humana, que le despierta la ancestralidad son el foco central de este caminar almífico (la investigación) y

      […] vienen dados por la auto interpretación que los sujetos relatan en primera persona donde la dimensión temporal y biográfica ocupa una posición central […] es decir, una particular reconstrucción de la experiencia, por la que, mediante un proceso reflexivo, se da significado a lo sucedido o vivido… reivindicando que la narrativa es la forma primaria por la que le es dado sentido a la experiencia humana… un medio de inventar el propio yo, de darle una identidad, (un sentido espiritual)… elaborar el proyecto ético de lo que ha sido y será la vida. (Brunner, 1999; Ricoeur, 1999; Polkinghorne, 1998; Bolívar, 2002, citado en 2012, p. 134)

      Reafirmamos, nuevamente, todo este libro es solo el capítulo de discusión final de nuestra investigación, un gran post escrito que, aunque quisiéramos en ocasiones evidenciarnos más anárquicos de los métodos, es la recreación fenomenológica que luego de sentir en la profundidad del alma transrazona en un caminar de la tierra que, en términos metodológicos, implica el

      […] ejercicio de organizar y comprender la información para encontrar una mejor forma de recrear lo aprendido, un intento, ojalá se note complejo y circular, de nominar la realidad expresada en narrativas y conclusiones bajo la forma de un ordenamiento categorial que se espera ilustre de manera juiciosa sistemas constitutivos de las grandes categorías (vividas), integradas en intenciones meta categoriales, entendidas como síntesis (nominativas y titulares) más sensibles que solo racionales y que a la larga encabezan y dirigen como grandes pivotes de los resultados el diálogo (teorético contemplativo) conclusivo del presente ejercicio. (León, 2017, p. 111)

      Igualmente, cabe aclarar que lo que recrean las narrativas que no solo son lo Mhuysqa y lo Kogui, referentes más básicos de este libro, sino también todo lo indígena, ¡lo indígena no solo es un pueblo! Sin embargo, luego de caminar la Colombia ancestral profunda y algunos territorios de la vital América, comprendemos de manera caótica que uno también lo es todo, que un indígena y un pueblo son por naturaleza cuántica todo lo indígena, que la diferenciada similitud de sus planteamientos cosmogónicos observados permite expresar en sus rituales y míticas divergencias, las convergencias y las totalidades cosmogónicas de integración vitalista. Es decir, es claro que el lector va a encontrar una psicología ancestral indígena en clave Mhuysqa y Kogui, pero, también lo es que el sentido de lo cosmogónico, presente en estos pueblos, reafirma constantemente sintonías con los signos míticos y ritualísticos de los otros pueblos en Colombia y en América, e incluso, de la ancestralidad oriental y occidental, sin que aquí sea intensión profundizar, ya que no pocas veces evidenciamos similitudes con el mito griego, budista, africano o hinduista, entre tantos, y asimismo, con sus impresiones de ciencia, el mito psicoanalítico, los mitos de saber perenne transpersonal o los mitos del romanticismo alemán.

      Por todo lo anterior presentamos y recuperamos esta ciencia ancestral como corazón de signo espiritual, para la constatación de una psicología de la curación, porque lo vivimos en experiencia directa de unión con el alma y el espíritu del ser indígena; aquí, es nuestra experiencia directa la que proponemos bajo esta nominación de la constatación del alma, una fenomenología trascendental de la urgencia de los lenguajes categoriales almíficos de la divinidad, de la mística, de lo sagrado, de la necesidad de vivir el mito, vivir la vida y el sentido espiritual de lo Mhuysqa y, sobre todo, del presupuesto empírico espiritual de sus impresionantes postulaciones prácticas y tradicionales de la curación, y para tal, promovemos la intención telúrica fundante de recorrer y recoger la enseñanza cosmogónica de la psique en principios vitales que se constituyen en el logos de una psicología cosmogónica en la cual el propósito fundamental es llegar a la comprensión del psiquismo de acuerdo con lo que los mitos y ritos indígenas Mhuysqas, se insiste, como experiencia directa de certeza, plantean, es decir, el psiquismo y la manera psíquica como lo vivimos, pues esto es evidencia de investigación, esto es constatación, no invención.

      Bajo esta vivencia espectral evolucionaria encontramos una psicología del Majui (el sí mismo; montaña sagrada en Cota, Cundinamarca), del darse cuenta, un encuentro con el sí mismo, con el fuego, espíritu sabedor y testigo interno, la esencia de aprendizaje y creación de la vida, comprensión de lo que somos en psiquismo almífico a través de la mirada espiritual.

      Los místicos centrados en la naturaleza de los tiempos védicos, alrededor de 3000 a. de C., descubrieron el ser como fundamento del universo. Los místicos centrados en el sí mismo de tiempos de los Upanishad, alrededor de 1500 a. de C., descubrieron por primera vez el sí mismo (Atman) como fundamento de la existencia psíquica. Pero más adelante llegaron a una síntesis totalizadora que afirma la identidad o no dualidad de sí-mismo y ser. (Tart, 1979, p. 12)

      En nuestra ancestral cultura Mhuysqa, somos seres del padre Sue (sol) desde el comienzo de los tiempos, un origen


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