Retrato hablado. Javier Darío Restrepo

Retrato hablado - Javier Darío Restrepo


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      © Humberto Muñiz

      Iba en un camión urbano cuando la calle explotó. Era el 22 de abril de 1992. Hacía ocho años que no se subía a un autobús y cada Semana de Pascua salía de Guadalajara. Pero ese día estaba justo ahí. Quedó bajo los escombros. Perdió una pierna y lleva 19 cirugías. Oriunda de Tlalpujahua, Michoacán, se integró a la Asociación Abril en Guadalajara y se convirtió en dirigente de los afectados.

      Mi vida se parece a la de Frida

      El 22 de abril usted pasaba casualmente por una calle que explotó. ¿El destino le jugó chueco?

      Las cosas pasan porque tiene que pasar. No sé por qué me tocó a mí, podría también preguntarme por qué no. Simplemente me tocó.

      ¿Es una mujer con mala suerte?

      Al contrario. Siempre he sido afortunada, la vida me ha dado mucho. Me dio unos padres de los que me siento muy orgullosa. Me permitió el privilegio de elegir como pareja a un hombre en toda la extensión de la palabra. Tengo unos hijos que son mi orgullo y mi motivo para seguir viviendo. Todo esto le debo agradecer a la vida y al creador.

      ¿Quién sería Lilia Ruiz sin la tragedia?

      La misma activa de siempre, la que no se queda quieta, aunque en otras circunstancias. Yo daba clases de primeros auxilios, de cocina, iba a correr todas las mañanas, participaba en los comités de padres de familia. En cualquier otra situación estaría dando guerra porque soy de las personas que si se quedan sentadas más de diez minutos le empiezan a hormiguear los pies. Dice Alicia mi hermana que a mí me quitaron una pierna porque me sobraba.

      Hay quien piensa que hay que darle vuelta a la página.

      Son aquellos a los que no les conviene que se siga recordando porque quedan muy mal parados. Otros porque no saben lo que es vivir en carne propia una tragedia. Esa gente sí puede hablar de olvido. Nosotros, aunque quisiéramos, no podemos olvidarlo, pero además no queremos porque el olvido permitiría que volviera a suceder.

      ¿Cómo se imagina en el 25 aniversario de las explosiones?

      Me veo rodeada de muchos nietos y con más problemas físicos. Lo que me da mucho miedo es que con una sola pierna y con más años, mi vida se va a dificultar y no quisiera ser una anciana inactiva.

      ¿Se habrán resuelto las demandas de los afectados?

      Espero que sí. Para entonces me veo con mis compañeros, la mayoría ancianos, hablando nada más de nuestras cosas y recordando lo que nos convirtió en una familia.

      ¿Hubo beneficiados de la tragedia?

      Sí. Muchos que ni resultaron lesionados recibieron casa cuando algunos sobrevivientes hasta la fecha no la tienen. Otros, mientras estábamos en los hospitales, pedían para nosotros y ni nos enterábamos. Hubo mucha rapiña. También el pan se benefició.

      ¿Qué es lo más divertido que le ha pasado en su lucha?

      Hemos tenido muchos momentos divertidos. Siempre que nos juntamos nos reímos y bromeamos hasta de lo que nos pasó. Eso nos ha llevado a continuar en la lucha, no nos tomamos muy en serio. Ayer le dije a una compañera: “Quítate de la ventana, no te vayas a suicidar”. Ella me dijo: “Cómo me voy a suicidar. Yo soy una rebelde sin casa, pero no sin causa”.

      ¿Cuál ha sido el momento más triste?

      Ha habido muchos también. Cuando alguno se ha dejado convencer y manipular. La desunión, la traición, la hipocresía de algunas personas que finalmente sólo vieron por sus intereses en una lucha tan limpia.

      Si fuera animal ¿cuál sería?

      Un águila. Me gustaría ver desde las alturas y volar para llegar hasta donde quisiera.

      ¿Cuál es el objeto que más quiere?

      Mi carro porque me permite andar de un lado para otro.

      Cuando no es dirigente de los lesionados, ¿qué hace?

      Lavo, plancho, cocino, leo mucho.

      ¿Qué lee?

      Biografías, sobre todo de mujeres que han pasado a la historia.

      ¿Cuál le ha gustado más?

      La de Frida Kahlo. Me atrevo a decir que su vida y la mía se asemejan en muchas cosas; sufrió la pérdida de una pierna, fue luchadora social. A su manera de pensar y de ser con los demás le encuentro semejanzas con la mía.

      ¿Qué epitafio escribiría para usted?

      Aquí yace una persona que dedicó su vida a ayudar a los demás y que en pago recibió ayuda para ella.

      Luz María Villarreal de Puga

      Botánica. Profesora emérita de la UdeG

      © Rafael del Río

      Acaba de cumplir 91 años. Despacha en el herbario de la UdeG que fundó en 1960 y que guarda la tercera colección de plantas más completa del país. Participó en expediciones que llevaron al descubrimiento del maíz perenne y al establecimiento de la primera reserva de la biosfera de Jalisco, en Manantlán. Doce plantas han sido bautizadas con su nombre. Fundó laboratorios especializados para el estudio de cactáceas, de hongos y de usos culturales de las plantas. Ha recibido cerca de 40 distinciones. Es profesora emérita de la UdeG y directora honorífica vitalicia del Instituto de Botánica esa institución.

      Somos iguales a las plantas

      ¿Qué es la vida?

      Es el milagro de la naturaleza.

      Una definición muy filosófica para una científica.

      Pero eso es: el milagro de la vida. La vida surgió de una reacción química, por accidente, y una vez que apareció su fin es la reproducción. En las plantas, la semilla germina para crecer, reproducirse y servir, porque todo tiene el fin de servir, todos tenemos que producir algo que justifique nuestra presencia.

      ¿Cuál es su fin?

      Enseñar y también, como la de todos los seres vivos, la reproducción.

      ¿En su afán de reproducción el ser humano se convirtió en una plaga?

      Sí cómo no, el hombre ha ido reproduciéndose desordenadamente en todo el planeta.

      Si todo ser vivo tiende a reproducirse ¿por qué las plantas no son plaga?

      Porque ellas son más sabias. Ellas saben cuándo hay que detenerse.

      ¿Qué tanto nos parecemos los humanos a las plantas?

      Somos exactamente iguales. Es decir, cae una semilla en la tierra y aunque sea en una hendidura, germina y se desarrolla. Lo mismo ocurre en la especie humana. Es el mismo impulso.

      ¿No se supone que los humanos somos superiores a las plantas?

      Claro, nosotros tenemos cerebro aunque no todos los cerebros son iguales, hay muchos que no sirven.

      ¿Lo que nos hace iguales es el impulso reproductor?

      Sí, pero además la conducta, porque la conducta de las plantas es igual que la nuestra. Para reproducirse, la planta tiene, como los humanos, recursos para llamar la atención. Sus flores son de color para atraer a las aves o a los insectos que las polinizan. Los colores, las fragancias, la miel y el néctar son un reclamo sexual. También ellas tienen su ciclo sexual y tienen las mismas estratagemas que nosotros para lograr los fines de la naturaleza: la reproducción.

      ¿Las plantas seducen a otras plantas?

      Sí y además ¿quién les dice a las plantas que es malo hacer el amor? ¡Nadie! Es válido. Desde que germina la semilla ya traen el mensaje de que su fin es reproducirse y van a ver cómo


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