Retrato hablado. Javier Darío Restrepo

Retrato hablado - Javier Darío Restrepo


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de esos títulos?

      Pues sí, pero quién sabe si hubiera podido con las materias.

      ¿De qué carreras le piden más tesis?

      Principalmente de educación y derecho. Y de ahí pa”l real vienen todas las demás carreras.

      ¿De cuáles le llegan menos?

      De filosofía y medicina. Evito las de arquitectura y las de ingeniería química, civil y mecánica.

      ¿Cuánto tiempo le lleva hacer una tesis?

      El tiempo que tú me digas. Hasta media hora.

      ¿Un “fusil?

      Sería muy inocente pensar que no recurra a mis acervos de investigación, pero en la mayoría de las veces los clientes escogen el tema. Tardo dos o tres semanas.

      ¿Cuál ha sido el tema más extraño?

      Un día me llamó un doctor y me pidió que lo asesorara. Pensé que sería sobre asuntos médicos. Cuando llega, me dice que el tema es policiología. Al principio creí que era una infección que yo no conocía. Luego me explicó que es la técnica con la que se estructura un departamento de policía. Era médico, pero que estaba haciendo una maestría en seguridad pública.

      ¿Y usted hizo la tesis de policiología?

      Ya que entiendes de qué se trata te vas de pecho.

      ¿Cuántas tesis lleva al mismo tiempo?

      Como unas 20, sin ningún problema.

      ¿Alguna le ha roto la cabeza?

      Muchas. La primera que hice de filosofía fue para un cuate que estudiaba en un seminario y me costó mucho trabajo. Todos mis primeros trabajos fueron muy difíciles. Las de filosofía me cuestan mucho trabajo.

      ¿Tiene clientes de fuera de Guadalajara?

      Sí. Ha venido gente de Ciudad Juárez, Aguascalientes, Puebla, León. Me acaba de llamar uno de Córdoba, Veracruz. Otros son de aquí, pero sus tesis son de universidades de otros lados, he hecho algunas de gente que hizo el doctorado en España.

      ¿Tiene ayudantes?

      No, todo lo hago yo solo.

      ¿Sabía que es usted muy famoso?

      Será porque he gastado mucho dinero en publicidad (Risas).

      Takashi Shiguema

      Vendedor de tortas ahogadas

      © Humberto Muñiz

      En los años 30 sus padres salieron de Japón rumbo a Estados Unidos. Llegaron luego a Mexicali y se establecieron en Guadalajara donde nació hace 57 años. En su vida desempeñó diversos oficios. Trabajó en Sistecozome donde “hice de todo menos chofer y director”. Al mismo tiempo tenía una paletería. Abrió un restaurante de comida japonesa y después estableció un puesto de hamburguesas hasta que en 1986 comenzó a vender tortas ahogadas en la esquina de Pedro Moreno y Enrique Díaz de León.

      Yo no pruebo el picante

      ¿No debería usted estar haciendo sushis?

      Hace 30 años puse un restaurante japonés, pero fracasé porque en aquella época a mucha gente no le gustaba, estaba más acostumbrada a la comida china. Entonces se me quitaron las ganas de hacer comida japonesa.

      Un experto en mercadotecnia no recomendaría que un japonés pusiera un puesto de ahogadas.

      Al principio a la gente se le hacía raro ver a un japonés preparando un platillo auténtico de Guadalajara, claro que es algo curioso. Pero a la gente le gustaron mucho las tortas y volvieron.

      ¿Por qué se le ocurrió vender ahogadas?

      No era mi intención. Yo antes tenía un puesto de hamburguesas y pensé que sería más fácil hacer las tortas que las hamburguesas así que cambié a las ahogadas, pero no fue más fácil, fue al revés.

      ¿Es más difícil hacer una torta ahogada que una hamburguesa?

      Al momento de despachar es más rápido aquí en las tortas, pero tiene más trabajo dentro de casa.

      ¿Quién lo enseñó a preparar tortas ahogadas?

      Nadie. Pregunte por aquí y por allá y me dieron como cinco recetas diferentes del chile. Yo hice experimentos hasta que encontré lo mejor.

      ¿Le gustan las tortas?

      No, lo curioso es que no me gustan, el picante no lo pruebo.

      ¿Y entonces cómo sabe si la salsa que prepara está buena?

      No sé si será por la mano, como dicen por ahí. La cosa es que yo sé que está bueno.

      Quienes se comen una torta y se enchilan hasta llorar ¿son unos masoquistas?

      No. Es gente que lo disfruta.

      ¿Se divierte al ver moquear a los enchilados?

      No, nunca hay que burlarse del dolor ajeno.

      ¿Le sorprende la cantidad de chile que pueden soportar algunas personas?

      Sí, muchas mujeres me han sorprendido. A veces llegan parejas y piden dos tortas, una media ahogada y la otra completa. Yo las preparo y le entrego la media a la mujer y la completa al hombre, pero resulta que es al revés. Entonces sí me sorprende.

      ¿Comida mexicana o japonesa?

      Las dos, pero más la japonesa.

      Algunos dicen que una buena torta ahogada es una obra de arte. ¿Está de acuerdo?

      La verdad no sé si sea una obra de arte o no.

      ¿Qué es?

      Un antojo.

      ¿Cuál es el mayor enemigo de su negocio?

      La lluvia. Aunque no es para tomarla como enemigo. Sólo hay esperar que pase.

      ¿Aplica los sistemas de producción japoneses a la elaboración de tortas?

      Yo me levanto desde las 6 de la mañana y trabajo en promedio de doce a catorce horas.

      ¿Requiere tanto tiempo un puesto callejero?

      Sí, porque yo hago todo, yo cocino todo, yo preparo todo, yo lavo todo. Lo hago así para evitar problemas y hacer las cosas como a mí me gusta.

      ¿Entonces sufre mucho?

      No, al contrario, me divierto mucho. El trabajo hay que tomarlo como un juego. Si no lo tomo con esa filosofía, me la pasaría muy mal. Yo me divierto de verdad, platico con la gente y si todavía me pagan, pues ¡a todo dar!

      ¿Un mexicano tendría éxito vendiendo sushis en Japón?

      No creo.

      ¿Por qué?

      Porque el japonés es muy especial. Aquí han aceptado muy bien mis tortas, pero no creo que pueda ocurrir al revés, que un mexicano venda comida japonesa allá.

      ¿Abrirá una sucursal en Japón?

      No. Hace años vino un japonés, quería aprender a preparar comida de mexicana, especialmente tacos, para poner algo allá, pero ya no supe de él.

      ¿Cómo se dice torta ahogada en japonés?

      No hay traducción.

      ¿Cómo le diría usted?

      Lo mismo, torta ahogada.

      ¿Qué significa Takashi?

      Depende cómo se escriba. Uno de los significados es: lo que se propone se logra.

      ¿Y es cierto?

      No es fácil,


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