Una universidad humanista. Milton Molano Camargo

Una universidad humanista - Milton Molano Camargo


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      La Declaración sobre el Hermano en el Mundo Actual señala un conjunto de criterios directamente relacionados con la investigación e interpretación del lasallismo. Esos criterios orientan la actividad intelectual del CILA, no solo por la autoridad de la que proceden, sino por la validez intrínseca de cada uno de estos. Veámoslos:

      1. El documento invita a proseguir “el esfuerzo por estudiar objetivamente la vida, las actividades y el pensamiento de nuestro santo fundador, como también la historia de la congregación”.{40} En esta invitación se pueden discernir claramente tres cosas: por una parte, el estímulo a la investigación del lasallismo; por otra, la exigencia de “objetividad”; y, en tercer lugar, las áreas que constituyen los estudios lasallistas.

      2. Esta invitación se hace dentro del marco de una exigencia de auténtica fidelidad a las fuentes, es decir, de fidelidad a las llamadas del Espíritu, al “manantial del Evangelio” y a los orígenes del Instituto. La autenticidad de esta identidad “debe cimentarse en el empleo de métodos científicos, hoy bien conocidos”.{41} Como se ve, la Declaración llama específicamente la atención sobre tres aspectos que es preciso destacar: la “urgencia” de fidelidad, la autenticidad en esa urgencia y el recurso a los métodos “bien conocidos” de la ciencia actual.

      3. Junto con estos criterios, el documento determina varios aspectos a los cuales “debería prestársele más atención”, porque son aspectos poco conocidos, sobre los cuales el lasallismo proyecta “nueva luz”, como son:

      a. La participación del Instituto en la renovación catequística de la Iglesia

      b. La participación del Instituto en la renovación litúrgica de Iglesia

      c. La preocupación del fundador y del Instituto por los pobres

      d. La participación del Instituto en la investigación sobre la teología de las realidades terrenas{42}

      4. La fidelidad a las fuentes se condiciona mutuamente con la fidelidad al presente. En este mutuo condicionamiento surge un criterio fundamental, relacionado con la interpretación de la vida y el pensamiento del fundador. “No se exija a san Juan Bautista de La Salle haber conocido de antemano toda la problemática actual, ni haber contestado ya a todas nuestras preguntas”.43 Ciertamente este es un anacronismo que fácilmente se convierte en una tentación para personas que se dejan arrastrar por el sentimentalismo o el activismo. No se puede desconocer el hecho de que a nosotros nos ha correspondido un “nivel histórico” o una “altura a los tiempos” muy distinta de la del fundador, con capacidades nuevas y condiciones impensadas en los siglos XVII y XVIII. La fidelidad al fundador se define entonces “como fidelidad a su espíritu y a sus intenciones”.{44} Discernir con exactitud ese espíritu y esas intenciones exige en los discípulos un “espíritu filial”, sinceridad, honestidad y, ante todo, mucha docilidad al Espíritu Santo.

      5. En el Instituto, sin embargo, hay una condición esencial que facilita la autenticidad en la interpretación de las fuentes, y es esta: “San Juan Bautista De la Salle fundó desde el principio una comunidad viviente de hermanos”45 y ese carácter comunitario se ha mantenido a lo largo de la historia del Instituto. “la comunidad viviente y en diálogo es el lugar donde, por excelencia, reside y actúa el Espíritu Santo“.46 De allí emana un principio esencial para la orientación de la actividad investigativa del Centro de Investigaciones Lasallistas: “[…] el carácter comunitario de la investigación”, carácter que implica varias cosas: por una parte, la vida, la responsabilidad y la búsqueda de cada una de las personas que componen la comunidad, pero dentro de una integración dinámica “de persona a persona” —como ya se indicó— con el conjunto, es decir, en diálogo, en interacción, en búsqueda y en reflexión común con los demás, de tal suerte que “La institución y su finalidad no dependen de los individuos”.{47} Este principio determina a la vez actitudes y hasta estrategias de investigación, como la búsqueda y la reflexión conjuntas que, no obstante, no implican procedimientos y tácticas investigativas uniformes; por otra parte, determina un criterio de validación (en cuanto a la autenticidad en la fidelidad al espíritu y a las intenciones del fundador) de los resultados de la investigación: el reconocimiento por parte de la congregación.

      6. Este sentido comunitario no significa que solo un consenso —de opinión general— valide los resultados de la investigación. Se trata de un consenso “cualificado” epistemológicamente, es decir, de un consenso basado en la indagación común dentro de una “fidelidad al dato objetivo”, o sea, de una fidelidad al Espíritu Santo, Espíritu de “verdad” que actúa tanto en las fuentes, así como en la historia y en los “signos de los tiempos”.

      7. La Declaración invita, igualmente, a que esta indagación comunitaria se oriente a “percatarse de los requerimientos que presenta la juventud de nuestros días y a empeñarse en resolverlos mediante compromisos apostólicos desinteresados”.{48} En ello se destacan claramente dos cosas: las necesidades de la juventud actual y el sentido “aplicado” preferencial de las investigaciones lasallistas.

      8. Igualmente, la declaración señala la opción preferencial por las necesidades apremiantes de los pobres: “Las necesidades más apremiantes de los hombres [dice] y las llamadas de la Iglesia en este punto (a favor de los más pobres) deben guiar nuestras investigaciones e iniciativas”.49 Para ello nos invita a enfrentarnos con la lectura e interpretación comunitaria lasallista de las situaciones y acontecimientos cotidianos suscitados por fenómenos tales como: “[…] el racismo, la explotación del hombre por el hombre, la violencia, la guerra y la fragilidad de la paz, la liberación de los pueblos oprimidos... la inadaptación, la delincuencia juvenil, la enfermedad, el desarraigo, los desequilibrios familiares”.{50}

      9. La razón fundacional del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas es la educación cristiana de la juventud, de ahí emanan dos criterios básicos para la “investigación lasallista”: el primero establece la necesidad apremiante de “reflexionar con renovado interés sobre las intuiciones fundamentales inscritas en nuestra tradición lasaliana, y a explotar mejor las ricas virtualidades que encierran, aplicables a la actividad apostólica en las circunstancias presentes”.{51} Esta reflexión sobre las intuiciones fundamentales se refiere, en primer lugar, como es obvio, a la catequesis.

      10. Pero “el lugar céntrico reservado a la catequesis en el apostolado del hermano, no ha supuesto en el Instituto la disociación práctica entre catequesis y educación humana”.52 Por eso, un segundo criterio establece: “La escuela debe prestar atención a la mudanza profunda que en el campo de la cultura se está verificando en nuestros días y, como consecuencia, ha de renovarse en sus objetivos, programas y métodos”.{53}

      De conformidad con el Marco Doctrinal y la Declaración de Principios de la Universidad, estos dos últimos criterios atañen en general a todo el claustro (el lasallista se educa para educar), y de manera particular a la Facultad de Educación y al Magíster en Docencia Universitaria, por eso el CILA estimulará y colaborará con estos en los estudios que tengan que ver con los dos aspectos mencionados, y coordinará con la Facultad y el Magíster la realización de otros trabajos investigativos, relacionados con estos temas de la pedagogía y la catequesis, que puedan ser adelantados por personas no vinculadas directamente con esas dependencias.

      Tipos de investigación que se pueden realizar

      El enfoque sobre lo que se entiende por investigaciones lasallistas es suficientemente amplio como para permitir una vasta diversidad de tipos y métodos de investigación. Bien, de acuerdo con el tipo de problema de que se trate, el cual puede ser, según la clasificación de Mario Bunge:{54} teórico, empírico o metodológico, según requiera o no de contrastación empírica, o que proponga más bien cómo realizar un proceso o un programa.

      Pero también, de acuerdo con el nivel explicativo del estudio: estudios exploratorios, descriptivos o explicativos; o de conformidad con el peso que se dé a la variable tiempo, dentro del problema de investigación: estudios históricos, sincrónicos (descriptivos) o prospectivos;{55} o, finalmente, según el método: positivistas, fenomenológicos,


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