De Saint-Simon a Marx. Hernán M. Díaz
sólida entre los Borbones y los industriales” (O.C., III: 2415).
20. En las Cartas de un habitante de Ginebra, el comité de homenaje a Newton que asesoraría al poder también estaba conformado por cantidades fijas de las diversas ramas de la ciencia o del arte.
21. La obsesión por los canales es una parte central del pensamiento sansimoniano (Musso, 1999).
22. Afirmaba Saint-Simon en 1818: “No pretendemos decir que el partido de los doctrinarios actualmente existente no produzca buenas ideas, a veces. Vemos incluso a este partido como muy útil, en el sentido de que tiende a desembarazarnos completamente de la teología. Pero no podemos dejar de observar que su método consiste en hacer una nueva teología menos absurda que la antigua y menos despótica. Finalmente, Royer-Collard, Camille Jourdan, Guizot y otros pueden ser considerados como intermediarios entre los teólogos y la gente de buen sentido” (O.C., III: 1903). Guizot, por su parte concibió la historia de Francia como el producto de la lucha de dos clases antagónicas (galos y francos, o tercer estado y nobleza), idea a la que Saint-Simon acusó de ser una mera vulgarización de una idea propia (p. 2434). Pocos años después de la muerte de Saint-Simon, sus discípulos elogiaron muchas ideas de Guizot, considerándolas coincidentes con las de su maestro. Véase Doctrine de Saint-Simon (1831).
23. Quizá pueda establecerse un vínculo entre la aparición de los sectores populares en la obra de Saint-Simon y una ola de levantamientos de masas en Europa: los comienzos de la independencia griega, el trienio liberal en España y las conspiraciones de los carbonarios en la misma Francia.
24. Dos géneros “ficcionales” se repiten constantemente en las obras de Saint-Simon, como recursos para desarrollar sus ideas: la carta y el diálogo. En las cartas interpela directamente a diversos actores sociales: el rey, los industriales, los agricultores o “los habitantes de Ginebra”. Con los diálogos (como lo son el Catecismo de los industriales y el Nuevo cristianismo) busca generar un efecto didáctico que tampoco está ausente en las “cartas” (Díaz, 2004). El estilo de Saint-Simon es claro y comprensible, y en su época se señaló su falta de “belleza literaria”, pues se encontraba lejos de una retórica ambiciosa en uso que ya anunciaba el romanticismo. Con todo, un liberal como Benjamin Constant (en sus obras políticas) estaba estilísticamente más cerca de Saint-Simon que un ultra como Chateaubriand.
25. Marx afirma en El capital (III: 524): “No debe olvidarse que hasta su última obra, Nuevo cristianismo, Saint-Simon no se presenta directamente como portavoz de la clase obrera”. Es verdad que en ese volumen la preocupación por “la clase más numerosa y más pobre” es central, pero creemos haber demostrado que ya en los años previos el proletariado ocupaba un lugar importante en sus reflexiones.
26. Ese fue el título de la edición original, cuatro cuadernos publicados entre 1823 y 1824. Desde su primera reedición en 1832, realizada por Olinde Rodrigues, la obra fue llamada Catecismo político de los industriales (O.C., IV: 2871).
27. Se ha planteado a menudo el rol de los abogados en la transformación revolucionaria de Francia (Rosanvallon, 1998: 204). En la Argentina, el papel de los abogados en la Revolución de 1810 fue señalado por Milcíades Peña (1972).
28. Tras varios años de actuar como su secretario, Comte rompió con el maestro en 1823, posiblemente con resquemores que tenían larga data. Comte había escrito el tercer cuaderno del Catecismo de los industriales y Saint-Simon lo publicó con su propio nombre, aunque aclarando que lo había escrito Comte y que no coincidía con las apreciaciones filosóficas y científicas del autor, ya que existiría una valorización excesiva del aristotelismo, mientras Saint-Simon reivindicaba por igual aristotelismo y platonismo. No fue del agrado de Comte una desautorización pública de tal naturaleza y rompió relaciones con Saint-Simon. Pero no con el sansimonismo, ya que siguió publicando en las revistas del grupo algunos artículos y no fue hasta 1832 cuando expuso su rechazo a las ideas del maestro.
29. Es lo que señalará más adelante Marx (1982: 487) en La cuestión judía: mientras idealmente la política predomina sobre el dinero, en la práctica se convierte en su vasalla.
30. Aunque lejos de un enfoque marxista como el que aquí se expone, es muy interesante el análisis de las transformaciones de la noción de representación en el siglo XIX que realiza Pierre Rosanvallon (1998).
31. Para Hayek, toda categoría general (burguesía, monarquía, capitalismo, países subdesarrollados, etc.) es una abstracción falsa. Lo que existe son burgueses individuales, tal o cual rey, tendencias económicas, países individuales, etc. La “contrarrevolución de la ciencia” fue el producto de la “razón” francesa, la planificación de los ingenieros y la utopía autoritaria de Saint-Simon, que por ejemplo hablaba de “clases sociales”.
32. Véase otra interpretación del supuesto “pensamiento autoritario” de Saint-Simon en Iggers (1970).
33. En los últimos años de su vida, al parecer Saint-Simon tenía un retrato de Hegel en su cuarto de trabajo, pues un discípulo había ido a estudiar filosofía a Alemania y le comunicó las fuertes conexiones que había entre uno y otro.
34. Es importante destacar su conocida distinción entre períodos “críticos” y períodos “orgánicos” en la historia, que aparece en forma dispersa en Saint-Simon y luego es sistematizada por sus discípulos. Los períodos críticos son los momentos de decadencia, cuando se hace evidente la disparidad de objetivos de los grupos sociales, y los períodos orgánicos (es interesante la palabra que utiliza, que acaba de adquirir el matiz de “consustancial” y surge de la fisiología) son aquellos cuando la sociedad en su conjunto sabe hacia donde se dirige y las diferentes fuerzas sociales coadyuvan en la producción de lo que el conjunto necesita. De esta manera, el devenir histórico no es un continuo indiferenciado ni rectilíneo, sino que sufre una evolución compleja, contradictoria, con alternancia de momentos de ruptura y de alianza de clases.
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