El puzle de la historia. José Escalante Jiménez

El puzle de la historia - José Escalante Jiménez


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antequerana, que además mantiene una cierta calidad en sus contenidos. De las muchas historias locales inventariadas hasta la fecha, probablemente la menos conocida sea la titulada Edificio en la Ciudad de Antequera con las medallas antiguas halladas en ella. Es una obra, en principio, anónima y sin fecha, pero que se ha atribuido al propietario de la cátedra de gramática de la Real Colegiata de Santa María la Mayor de Antequera, Juan de Mora, datándose en 1585.

      De esta obra se conservan muy pocos ejemplares conocidos. Nos consta que existe uno en la Biblioteca Colombina en Sevilla, del que hemos conseguido una copia sobre la que elaboramos el presente trabajo, y dos ejemplares más en la Biblioteca Pública de Hamburgo.

      La obra está escrita en latín y no se indica en ella la ciudad ni el impresor. Sin embargo, los tipos empleados nos recuerdan a otros trabajos impresos en el taller antequerano de Antonio de Lebrija, hijo de Sancho de Nebrija y nieto de Elio Antonio, que tenía su taller instalado en Antequera, al menos desde 1570, en la Carrera Vieja o calle Fresca, donde funcionó hasta 1599. Dicho taller fue explotado, tras el fallecimiento de Antonio de Lebrija, primero por su viuda, D.ª Beatriz Méndez, y posteriormente por su único hijo, Agustín Antonio. Nos consta además que existió un vínculo cronológico entre Antonio de Nebrija y Juan de Mora. En el mismo texto, de forma indirecta, se nos apunta constantemente hacia el año 1585.

      Desconocemos de momento la fecha y lugar exactos del nacimiento de Juan de Mora, aunque todo parece indicar que debió de ser en nuestra ciudad en la primera mitad del siglo XVI. Sí sabemos que, en 1566, contrajo matrimonio en la parroquia de San Isidro con María de Salvatierra, con quien tuvo tres hijos: Juan, Ana e Isabel.

      El 14 de febrero de 1570 es nombrado preceptor de gramática de la Real Colegiata de Santa María tras haber logrado ganar la cátedra, anteriormente ocupada por Francisco de Medina. Su nombramiento fue renovado diez años después, en 1580.

      En 1585, siendo corregidor D. Juan Porcel de Peralta, la ciudad acuerda la construcción de un espacio donde reunir inscripciones y esculturas procedentes de las antiguas ciudades romanas existentes en el entorno antequerano y que será conocido como Arco de los Gigantes.

      Según cuenta Cea Bermúdez, buscaron a los mejores literatos locales para que escribieran versos latinos en relación al acontecimiento y que sirvieran para el acto de inauguración del monumento. Así, colaboraron el doctor Álvaro Pisaño de Palacios y el racionero Pedro de Narváez, se rescataron versos de Juan de Vilchez y, además, siguiendo a Cea Bermúdez, el corregidor mandó a Juan de Mora la realización de un libro donde se contendrían la descripción y el texto íntegro de todas las inscripciones que se colocaran en esta puerta.

      Las primeras noticias que tenemos sobre este raro y curioso ejemplar nos las proporcionan dos historiadores locales. Por un lado, Agustín de Tejada, en sus Discursos históricos de Antequera, y por otro, el padre fray Francisco de Cabrera, en su Historia de Antequera.

      El libro consta de un prefacio de Juan de Mora al Concejo de Antequera, en el que expone el tema de su trabajo, es decir, la demolición del muro y puerta antigua de la ciudad, la construcción de una nueva y la colocación en el arco de las estatuas y epígrafes, incluyendo además un apartado donde explica el método que ha seguido en la interpretación de las inscripciones. A esta introducción o preámbulo le siguen los diez capítulos que enumeramos a continuación:

      1 Situs Antiquariae (Situación de Antequera).

      2 Antiquae Portae descriptio (Descripción de la Puerta Antigua).

      3 Antiquae Portae diruendae causa (Causa de la destrucción de la Puerta Antigua).

      4 Novae Portae constructio quipus demandata (A quiénes fue encargada la construcción de la nueva Puerta).

      5 Scriptos lapides quaerendi constitutio et causa (Disposición y causa de la búsqueda de las inscripciones).

      6 Novi parietis et Portae descriptio (Descripción de la nueva pared y de la Puerta).

      7 Nescania ubi fuerit (Dónde estuvo Nescania).

      8 De Singilia (Sobre Singilia).

      9 De Colle Leone et Portu Plano (Sobre el Cerro del León y Puerto Llano).

      10 Insignia Antiquariae (Enseñas de Antequera).

      En las páginas siguientes, Juan de Mora hace algunas reflexiones sobre la ciudad de Antequera en sus aspectos geográficos, climáticos, económicos y agrícolas, y trata igualmente la conquista de Antequera por el infante D. Fernando. El libro se concluye como estaba previsto con la serie de composiciones poéticas escritas para la inauguración del Arco de los Gigantes.

      En definitiva, la importancia de la obra de Juan de Mora radica en dos puntos fundamentales: en primer lugar, este opúsculo, como se le denomina en algunos trabajos, supone la primera obra sobre la historia local de Antequera de la que se tiene conocimiento; en segundo lugar, el libro viene a ser un catálogo sistematizado de las obras romanas expuestas en el museo que es, en definitiva, este Arco de los Gigantes.

      Juan de Mora va a establecer las bases historiográficas que servirán posteriormente a un copioso número de autores para desarrollar de una forma más amplia la historia de Antequera. De hecho, en todas esas obras es común una referencia al marco geográfico y económico y un análisis más o menos profundo del Arco de los Gigantes y sus restos epigráficos y de la conquista de la ciudad, siguiendo siempre las crónicas del rey Juan II.

      El hecho de poder considerar esta obra como un auténtico catálogo museístico le confiere además una gran originalidad que presta aún más valor a esta pieza. El autor proporciona información sobre el método científico seguido en la lectura e interpretación de las inscripciones latinas y también hace una suerte de declaración de principios al afirmar que ha obviado muchas e importantes cosas, ya que su única intención con esta obra es:

      [...] tan solo hacer una referencia a los hechos por los que quedara de manifiesto la antigüedad de nuestra ciudad [...].

      Juan de Mora fallecerá en el mes de mayo de 1593, habiendo dejado previamente testamento y ordenado sus últimas voluntades. Este documento nos ha facilitado una serie de importantes datos sobre este personaje de la Antequera de la Edad Moderna.

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      Vista de la Plaza Alta y casa de Cabildos. Historia de Antequera de Solana, 1814.

      Pepe Illo. La tradición

      La tradición taurina en Antequera se remonta a principios del siglo XVI. La primera referencia documental contrastada la localizamos en las actas capitulares del Ayuntamiento. En ellas se recoge como en 1509, con motivo de la toma de la plaza de Orán por el cardenal Cisneros, se celebra un espectáculo taurino para festejar el hecho. A partir de aquí, serán constantes las alusiones a corridas y espectáculos taurinos en la citada serie documental, donde fielmente se refleja la vida cotidiana de la ciudad.

      El gusto por el toro y todo lo relacionado con él tiene una especial acogida dentro de Antequera. De hecho, incluso la nobleza local llegó a constituir una maestranza o hermandad de caballeros donde, entre otras actividades propias de este cuerpo, estaba la práctica de determinadas suertes donde intervenía el toro como figura fundamental.

      Los lugares de celebración de los espectáculos taurinos variarán a lo largo del tiempo atendiendo a diversas circunstancias, principalmente relacionadas con la capacidad de estos espacios.

      Así, en el primer cuarto del siglo XVI, se celebrarán en el entorno urbano de la Alcazaba, concretamente en la denominada plaza de la Feria, o en sus arrabales,


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